jueves, 11 de agosto de 2011

SOY UN PALETO


Lo siento mucho, don Braulio. Lo siento, pero soy muy paleto. Y mira que lo intentaron evitar, a su manera, mi madre ay, por tierra mar y aire, el sistema que, en el medio siglo que llevo en el uso de razón, en dictadura y en democracia, llevando al jefe de Estado "a pelo" o bajo palio, no han logrado que vea en la iglesia conseguido
católica otra cosa que un instrumento de perpetuación de las desigualdades y la injusticia, al servicio de la propagación de la resignación ignorante para los de abajo y de la pompa y los privilegios para los de arriba.
Se queja don Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo, primado con riesgo para España de que queramos saber cuánto nos va a costar a los españoles y en mayor medida a los madrileños la "demostración sindical" que, al más puro estilo fascista -le falta el desfile de antorchas- tienen prevista para los próximos días en Madrid.
Dice don Braulio que en ninguna de las innumerables jornadas a las que él ha asistido -inmediatamente rectificó lo de innumerables, porque, a un hombre austero como él, representante de una institución austera como la iglesia, debió parecerle demasiado ostentoso el adjetivo- nunca había visto tantas críticas y nos advierte de que estamos haciendo un ridículo mundial. Es más, el delegado de la iglesia en Toledo nos pide que no seamos paletos.
Pues que sepa este señor que me diento orgulloso de ser tan paleto como para querer saber en qué se va a gastar mi dinero, de que me siento orgulloso de ser tan paleto como para pasear por el centro de Madrid y junto a unos cuantos paletos más mis ridículas pretensiones de que nuestro país deje de subvencionar esos viajes místico turísticos a mayor gloria del inmovilismo y la ideología retrógrada que la iglesia se ha encargado de extender por el mundo desde hace casi veinte siglos.
Soy un paleto al que no le gustan los entontecedores rosarios ni las novenas a las vírgenes organizadas por y para hombres que consienten, si no practican, la explotación y la discriminación de las mujeres. Soy un paleto que no quiere que se atemorice a los niños con el fuego eterno del infierno, mientras, quienes lo hacen, buscan el roce atormentado y sucio con ellos...
Sí, don Braulio, soy un paleto y voy a hacer todo lo posible para demostrárselo.

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