lunes, 7 de noviembre de 2011

EL CLUB DE LA POLÍTICA


Dicen los sesudos analistas que lo de esta noche en el Palacio de Congresos de Madrid no será sino ristra de monólogos -dichos con más o menos gracia y más o menos convicción, añado yo- que para más inri ni siquiera contará con las carcajadas y los aplausos del público aunque fuesen enlatadas.
Os habréis fijado que no lo he llamado debate y lo he hecho porque eso no es un debate. De hecho los dos únicos candidatos que gozan del privilegio de participar en el invento muy probablemente irán "a su bola", para no enredarse en lo que la gente realmente querría ver que es la confrontación de ideas y talantes. Lo organiza la Academia de la Televisión y les ha salido, lógico, demasiado académico. Será, como decía peyorativamente un maestro en esto de la comunicación, "de traje y corbata". Es decir, demasiado estricto, demasiado formal y, lo que es peor, pensando más en los candidatos que en los ciudadanos que, a la postre, son la coartada para el "invento".
Del debate de hace cuatro años, fue "la niña de Rajoy" lo único que quedó para la pequeña o gran Historia del engendro. No sé que quedará de éste porque, si como dice un amigo "nunca debes repetir un experimento que te haya salido bien" imaginaos lo que hay que hacer si el experimento ha salido mal.
Habrá que esperar hasta mañana para sufrir de nuevo la frustración de observar como los diferentes medios de comunicación, especialmente los impresos y más especialmente aún los cavernícolas, se apresuran a puntuar, tan sesgadamente como sólo ellos saben hacerlo, a cada uno de los adversarios.
Lo harán en cada una de las redacciones, mientras diez millones de españoles, la mayoría sin voz, pero con voto se van a la cama con la sensación de que se ha vuelto a perder una oportunidad para que les hablen de manera que lo entiendan de aquello que les afecta y les interesa.
Habrá que resignarse, señores, porque no es más que otra edición del "Club de la política", del restringido y autista "club de la política". Otro gallo nos cantara si estos señores tan serios y correctos se jugasen el sillón haciéndonos reír en un verdadero monólogo del "Club de la Comedia". Al menos nos reiríamos un poco, que falta nos hace.

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