sábado, 28 de enero de 2012

ATERRIZAJE FORZOSO


Resulta difícil explicarles a los trabajadores de Spanair que no quedaba otro remedio que el cese de operaciones de la compañía pero creo que sería aún más difícil mantenerlas con dinero público, de la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, mientras e cierran quirófanos, se recorta el combustible a los bomberos o la comida a los detenidos y se recortan los salarios de los empleados públicos o se aumenta su jornada laboral.
No es bueno que 2.500 trabajadores se vayan a la calle, pero no es mucho mejor enterrar dinero público en el sueño de que una compañía aérea tenga Barcelona como base de operaciones. No está el horno para bollos ni el cuerpo para prestigios, cuando, en muchos casos, lo que necesita es lo mínimo para subsistir.
¿Cuántas aventuras de este tipo no se habrán emprendido en la España alegre y confiada de los últimos años? ¿Cuántos aeropuertos para cazadores, para mafiosos listillos o para que un caique autoritario y megalómano plante una escultura de veinte toneladas en que poner su cara dura que, de momento, sólo ven los conejos que corren por las pistas?
En contra de lo que se nos ha dicho en estos años, el prestigio no da de comer ni crea puestos de trabajo. Sí da votos a quien lo esgrime para conseguir unos cuantos votos de descerebrados que prefieren presumir de cocha grande antes que dar de comer decentemente a sus hijos.
Es terrible que unos cuantos miles de viajeros y trabajadores paguen con molestias o con la tragedia del paro, pero debería saber de escarmiento para quienes aprueban con su voto a quienes dilapidan el dinero público en machadas que a nada conducen.
Se puede pensar que el destino de los 2.500 empleados de Spanair es apenas una anécdota frente a los cinco millones trescientos mil parados que tiene ya nuestro país. Pero no es así. Es sólo una foto más de la tragedia que estamos viviendo y que ya alcanza a uno de los mayores, si no el mayor, imperios económicos de este país como es El Corte Inglés.
Los españoles nos hemos quedado sin dinero o tenemos miedo de gastar el que nos queda y si no se consume no se vende y si no se vende no se repone y si no se repone no merece la pena producir. La derecha que ahora nos gobierna anda ya preparando el terreno para resucitar la construcción que, lo siento, sólo puedo ver como especulación y corrupción.
¿Qué pretenden? ¿Vender las riquezas naturales del país -playas, montes y zonas protegidas- por metros cuadrados a los jubilados alemanes para que una legión de trabajadores en condiciones cercanas a la esclavitud les retiren las basuras y las caquitas? Si es así que lo hubiesen dicho. Yo tampoco les hubiera votado, pero quienes lo hicieron sabrían a dónde iban.
Lo malo de la suspensión de operaciones de Spanair no es que sus aviones se queden en tierra. Lo malo es que esa tragedia personal es sólo un síntoma más de que, pese a las magulladuras, aún no hemos concluido nuestro aterrizaje forzoso.

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