martes, 31 de julio de 2012

¿APAGÓN AUTONÓMICO?



He sido y soy periodista desde hace más de treinta años y tengo por ello mi agenda y mi corazón lleno de nombres y afectos de otros periodistas, amigos, compañeros y ex compañeros que lo están pasando muy mal. Me duele esa situación como me duele el futuro de mi hija, aunque sé que ella saldrá adelante en este oficio que ha escogido o en cualquier otro que "le" escoja. Y me duele, porque tengo la sensación de que, como en el asunto de las cajas de ahorro, otra perversión no del sistema autonómico, sino de la mayoría de los gobiernos autonómicos, al final pagarán justos por pecadores.
Ahora que lo público parece tener la culpa de que todo vaya tan mal, resulta muy fácil desmontar los tinglados, limpiarse las manos, y mirar hacia otro lado, silbando, mientras tanto, una bella melodía.
Sin embargo, la culpa de que todo haya ido tan mal, las teles y las cajas que, en su mayor parte, han ido rematadamente mal, no la tienen los trabajadores que se van a ver en la calle en el peor de los momentos o comprados por diazferranes oportunistas que, a cambio de seguir cantando las glorias de quien les otorga la concesión y de seguir cuidando el juguetito, se harán con un negocio redondo y un bonito agujero por el que vomitar sus basuras.
Yo ya no sé si las televisiones autonómicas son necesarias o no. Sí sé que éstas no. Sé que, pese a contar con magníficos profesionales en todas sus áreas, se han visto condenadas a quedar como instrumentos de propaganda de los que los primeros críticos han sido siempre los trabajadores. Sé también que, en muchos casos y Telemetrad es un buen ejemplo, han visto multiplicadas sus plantillas porque, por el temor de perder el control ideológico de las emisiones, han "doblado" muchos puestos de trabajo, para poner en ellos "peones" de confianza, mientras los "indomables", los verdaderos profesionales, los críticos, eran arrojados al abismo de los pasillos.
Ahora, en tiempos difíciles, es muy fácil fingir que se piensa en el bolsillo de los ciudadanos al tomar la decisión de cerrar o privatizar los canales autonómicos. Pero tal cosa sería sólo una ilusión porque, como digo, lo único que, de las televisiones públicas, interesa a los ciudadanos, la propaganda, estará en manos de los amiguetes a quienes se les venda el "invento".
Probablemente no quede más remedio que cerrar o recortar drásticamente. Pero decidme si, en casos como el de la RTVV, y pienso con dolor en mi amiga Lidia, no habría que exigir responsabilidades, también en los tribunales a quien decide que sobra el 75% de la plantilla. ¿En qué estaba pensando cuando las nóminas crecían y crecían? Quizá en la pasta que desviaron hacia el consorcio Gürtel-PP cuando el papa visito en Valencia, y en lo útil que resulto Canal 9 para enterrar la tragedia criminal del metro valenciano.

Mientras escribía esto, me entero de la "alegría" con que el inefable González Pons dice y se desdice respecto al cierre de la televisión murciana. También reflexiono sobre el hecho de que Cataluña haya decidido no pagar julio en escuelas y residencias, antes de hacerlo en sus televisiones. Ambas cosas dan que pensar ¿o no?
No sé si me he explicado, pero me hubiese gustado haberlo hecho.

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lunes, 30 de julio de 2012

COMO ELEFANTE EN CACHARRERÍA


A veces, uno echa en falta, que su dios me lo perdone, una real escopeta que abata a todos esos elefantes que entran en la cacharrería de nuestras vidas y lo hacen, no inconscientemente como lo haría el que abatió el rey en Botswana, sino con la más clara intención de destrozar todo lo que ya no les cabe en sus armarios pero tampoco quieren ver en los de los demás. Todos ellos, por cuna o por Gürtel, tienen pasta para comprarse todos los derechos y libertades que nos niegan a los demás. Saben que aquello que decían y tendrán que seguir diciendo los indignados del 15-M, lo de que "no hay pan para tanto chorizo", es cierto y, como buenos chorizos que son, quieren todo el pan para ellos.
La mayoría de ellos han pisado mullidas alfombras desde niños y nos desprecian. Hasta a quienes parecen más sensatos y tolerantes -Basagoiti, por ejemplo- se les cae la careta en cuanto se descuidan y sacan a relucir las diferencias, de clase, de estudios, de fortuna o de lo que sea. Han crecido en el privilegio y no lo quieren perder.
Cuando Gallardón pretende restringir el derecho de la mujer a decidir si quiere o no que su vida y la del hijo que nacerá con malformaciones sea un suplicio, lo que pretende es poner grilletes de por vida a esa mujer y su familia que sólo tendrán en la cabeza su desgracia y sólo vivirán para ella. Mientras, ellos se ponen a cubierto con la seguridad de que, si es preciso, la eficiencia y la discreción de las clínicas suizas no está tan lejos y quién no se va unos días a esquiar o a relajarse en ese país de postal que ha hecho de los "pecados" y las culpas de los otros su medio de vida.
Han entrado como elefante en cacharrería en este asunto, el descarnado asunto del aborto, y lo han hecho de igual modo en el de los recortes con los que han dejado en nada el escudo del que los humildes se encontraban a cubierto de las inclemencias de la vida. Sin encomendarse a su dios ni a mi diablo han metido las tijeras a todo lo de quienes menos tienen, dicen que por mandato de Bruselas y los mercados, aunque yo tengo cada vez más claro que, con esa excusa, están cumpliendo la sacrosanta misión para la que han venido que no es otra que la de "poner las cosas en su sitio" y devolvernos a tiempos, si me apuráis, son casi prefranquistas, porque al menos en aquellos tiempos había un minisistema compensatorio para que unos pocos y brillantes hijos de obreros escalasen el muro que les separaba de la universidad.
Lo han echado todo abajo para convertirnos y, sobre toso, convertir a nuestros hijos en mano de obra barata, casi esclava, al servicio de las grandes multinacionales y los patrones sin escrúpulos. Han decidido que en España un pensionista puede vivir demasiado tiempo y por eso le han alejado de la farmacia y de los doctorees que les recetan los medicamentos que les permiten alargar esos años en que, aún con achaques, podrían disfrutar de todo lo que el trabajo y la dura vida que han levado les había negado.
Han puesto la cacharrería patas arriba y yo creo que lo han hecho sin orden ni concierto, improvisando medidas a cual más injusta, medidas que otros países, como Francia, se han cuidado mucho de tomar, obteniendo mejores resultados.
Parece que ahora llega el tiempo de salvarnos. Parece que el salvavidas que tan desesperadamente pedíamos se va a poner a nuestro alcance. Lo que no sé es si nos servirá ya entre tanto cacharro destrozado.

viernes, 27 de julio de 2012

SÓLO HACÍAN EL BIEN


Qué tranquilo me he quedado. Estaba preocupado por todos estos señores que han tenido que ver en la gestión de Bankia. Me ponía triste sólo de pensar que iban a llevar sobre su conciencia el resto de sus vidas haber causado la ruina y la infelicidad de tantas familias. Me preocupaba que no pudiesen dormir a pierna suelta con ese peso. Temblaba al pensar que no iban a poder mirar a sus mayores sin dejar de pensar en todos esos pensionistas que se han quedado sin los ahorros de toda una vida. Menos mal que no es así. Menos mal que mientras tenían su culo sobre los mullidos sillones de cuero de los consejos de administración sólo hicieron el bien o, a lo sumo, lo que hicieron no tuvo consecuencias ni para los ahorradores y clientes ni para el erario.
Ya está. Ya han pasado el mal rato -no va con segundas- y ha quedado claro que cobraban la pasta que cobraban por nada. A lo sumo, por hacerse fotos, presidir interminables reuniones, dejar que su cara aparezca en las memorias y los folletos de la entidad y, como mucho, echar alguna firmita al pie de documentos que no habían leído, Exactamente lo mismo que han hecho las víctimas de la estafa de las preferentes, aunque para ellos el resultado ha sido muy distinto.
No sé por qué soy tan cicatero. Si sólo son servidores públicos que ocuparon todos esos despachos como el bien merecido retiro a sus respectivas carreras políticas y, si aceptaron los cargos, fue para evitarnos el bochorno de mandarles el sueldo directamente a casa. No sé cómo he podido dudar de su honestidad, si han salido del Congreso tan impolutos como entraron o más.
El primer acto de la tragedia que están viviendo ya ha pasado. Y ha pasado con bien. Ahora tendrán que representar el segundo, con un personaje nuevo y distinto del coro de diputados que pisaron las tablas en el primero. Ese personaje es el juez y sólo espero que desentrañe el nudo de esta historia y que este segundo acto sea mucho más interesante, porque a lo mejor resulta que todos estos señores de mirada compungida y rostro cariacontecido no anduvieron haciendo el bien por los consejos de administración.
Lo que no acabo de entender es cómo mi Cajamadrid de toda la vida se ha quedado, sin que nadie hiciera nada, como se ha quedado

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jueves, 26 de julio de 2012

EL HOMBRE INVISIBLE



Mientras los españoles, la mayor parte al menos, estamos viviendo la peor crisis que hubiésemos podido imaginar. Hemos pasado de los días de vino y rosa, del brillo del euro que nos abrió las puertas del mundo, desde Nueva York al Caribe, al más negro de los presentes en el que ni siquiera tenemos la confianza suficiente para pasar unos días en la más barata de las playas españolas. Aunque esto, que es muy sintomático, no es lo substancial, porque lo verdaderamente dramático es que crecen las colas ante los comedores sociales, la cesta de la compra lleva cada vez menos carne o pescado, mientras crecen en ella los paquetes de arroz, pasta y salchichas.
Dentro de un mes subirá el IVA, los transportes, la luz, el gas, las tasas universitarias, el material escolar y tantas y tantas cosas lo han hecho ya. Nuestros mayores miran cada céntimo de su pensión mientras rezan para no tener que tomar muchas pastillas que tendrían que pagar en la farmacia. Los médicos y enfermeras tienen que echar mano, en un país que hasta hace dos días era solidario, su código ético para no dejar en la calle a los inmigrantes y así poner en riesgo la salud de todos. Se invierte en reparar viejos coches más de lo que le darían a su dueño por ellos. Las terrazas de los bares no se llenan y, si lo hacen, es con cervezas y cafés interminables que se estiran como los de la panda de poetas, bohemios y buscavidas de "La Colmena" de Cela... Y así toda una larga lista de agravios y desgracias de los que todos hemos sido testigos.
Mientras tanto, el ministro Montoro cobra al mes mil ochocientos euros de dieta, teniendo como tiene tres pisos de su propiedad en Madrid. Mil ochocientos euros con los que la mayoría de las familias españolas harían maravillas, pagando vivienda, ropa, calzado, colegio de los niños, comida y podrían, incuso pagarse una vacaciones y alguna que otra caña los domingos.
Mientras, la Comunidad de Valencia, la primara en pedir ser rescatada, con una deuda vergonzante, la que Aznar señalaba como su modelo, la que tenía dinero para llenar los bolsillos de Calatrava, el Tous de los arquitectos e ingenieros, siempre igual, casi siempre inútil, a cambio de proyectos plagados de defectos o abortados. Mientras, Valencia se hipoteca en la financiación de la Fórmula 1, a mayor gloria de Aznar y su yerno, el que vive y negocia en las inmediaciones de la Gürtel.
Mientras, los errores de nuestro pijoministro de Economía hunden más aún si cabe la ya de por sí agujereada Bankia. Mientras, cada vez que habla Montoro sube la prima de riesgo. Mientras, las bocas rotas de los ministros del PP, hechas, tal lo parece, para hablar sin sentido, dejándonos, a nosotros y al país, con el culo al aire, un día sí y otro también. Mientras, España da pena o risa, salvo que hablemos de fútbol y otros deportes.
Y mientras, lo que es peor, este país parece no tener líder, porque el que consiguió serlo a la tercera se esconde o huye. Mientras, Mariano Rajoy se empeña en no disgustarnos con sus explicaciones o, cuando las da, son absurdas perogrulladas, estúpidas metáforas, a veces sobre el deporte, a veces sobre otras cosas, que me hacen dudar de su capacidad para ocupar el puesto que diez millones, ochocientos treinta mil, seiscientos noventa y tres españoles decidieron que ocupase.
A veces pienso que quien vive en La Moncloa es el Hombre Invisible.


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miércoles, 25 de julio de 2012

CASINO


Es lamentable, pero es así. Los españoles, sin saberlo, la mayoría sin haber pisado nunca una sala de juego, llevamos meses jugándonoslos ahorros y el futuro de nuestros hijos en un casino sin reglas, en el peor de los casinos, donde la banca, que juega con una mano atada a la espalda, siempre pierde, en favor de los peores delincuentes, esos que no tienen nombre ni rostro y se dedican a acosar y devorar una a una a las ovejas encerradas en el corral del euro, ante la pasividad del pastor, al que la soberbia impide acudir en auxilio de las víctimas.
El terreno de juego de este casino es una especie de redil del que no puede salir el ganado, mientras el lobo entra codicioso y sale con las barbas ensangrentadas siempre que quiere. El ultra liberalismo en lo económico, lo moral y lo social es harina de otro costal, ha llevado a desregular las bolsas y los mercados con el mismo entusiasmo que se ha puesto en maniatar a los responsables de cada uno de esos países-oveja, a los que sólo les queda esperar su turno arrinconados, confiando en que el lobo se entretenga con sus compañeras lo bastante como para que el pastor se decida por fin a intervenir.
El mercado de la deuda se ha convertido en eso: un casino sin reglas en el que el que más tiene gana y en el que la ansiedad es el peor consejero a la hora de apostar. Además, como en todos los casinos, las trampas están a la orden del día, porque siempre hay un crupier o un jefe de sala dispuestos, a cambio de una buena propina, a hacer la vista gorda ante determinadas situaciones.
Cómo se explica entonces que unos y otros, responsables españoles y comunitarios, tomen siempre la decisión equivocada, la que más perjudica a los países en apuros y más beneficia los especuladores. No sé si son la ansiedad y los nervios, si es sólo ineptitud o acaso malicia, pero lo cierto es que, cada vez que España saca su deuda a pasear unos y otros hacen y dicen lo que más en riesgo la pone. Ayer mismo lo escuché de un oyente de Radio Nacional "parece como si hubiesen puesto -decía- a los más tontos al frente del cotarro" aunque maliciosamente se preguntaba si no sería al contrario, porque, si se observan con la distancia y frialdad suficientes algunos resultados, a uno le entran dudas, y con todo el derecho, sobre las verdaderas intenciones de quienes las toman.
Son miles de millones de euros los que han cambiado de manos desde que comenzó esta crisis y tengo derecho a pensar esto que escribo.

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lunes, 23 de julio de 2012

¿10.830.693?


Ayer, al conocer las intenciones del ultraconservador ministro de Justicia sobre la reforma de la ley que regula el aborto, no pude por menos que preguntarme si en este país hay 10.830.693 ultraconservadores como él. Lo mismo me ocurrió al deducir de las declaraciones del neofascista y xenófobo alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, que, si por el fuese, prohibiría el rezo público con que los musulmanes celebran el ramadán. No puede haber en España, me dije, 10.830.693 neonazis. Como tampoco hay 10.830.693 titulares de grandes fortunas, ni 10.830.693 satisfechos con que quienes no pueden valerse por sí mismos reciban una ayuda del estado para su atención, ni 10.830.693 trabajadores dispuestos a que, si quedan en el paro, la prestación se les vaya encogiendo al mismo tiempo que crece su angustia por no encontrar trabajo. Tampoco puedo creer que haya en España 10.830.693 pensionistas o hijos de pensionistas contentos con que sean estas clases pasivas las que financien el gasto farmacéutico, adelantando de sus cortas pensiones el 8 o el 10% del precio de los medicamentos que hasta ahora no tenían que pagar.
Decidme si hay en España 10.830.693 de ciudadanos que renuncian al sueño de que sus hijos estudien una carrera universitaria o se resignen a verse obligados a pagar la enseñanza secundaria de sus hijos. Decidme cuántos españoles, desde luego no 10.830.693, esperaban que Rajoy subiese el IVA de "las chuches" y no sé cuántos artículos imprescindibles para la subsistencia digna de cualquier persona, sea niño o adulto.
Creéis, por último, que hay 10.830.693 de españoles cosidos a impuestos y tasas, especialmente comerciantes y pequeños empresarios, a los que no les importa que el negocio más antiguo de este país, que no es la prostitución, sino la religión, siga sin control de ingresos y sin pagar impuestos como todos los "cristianos",
Estoy seguro que la respuesta a todas esas preguntas es el NO que ya se le está dando en la calle a quien no tuvo el menor escrúpulo parea mentir con todo descaro a los ciudadanos con tal de hacerse con un poder que o no sabe o no quiere utilizar en defensa de los ciudadanos, todos, de este país. Y, si la respuesta es "no", a qué esperamos para exigir un referéndum o unas nuevas elecciones para poner las cosas en su sitio, porque si no hay 10.830.693 de españoles, los que le dieron su voto el padsado 20 de noviembre, dispuestos hoy a dar la razón y su apoyo a Rajoy y su gobierno en todas esas decisiones es porque hace ocho meses fueron a las urnas absolutamente engañados y ya no están las cosas para engaños.


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viernes, 20 de julio de 2012

SIN VER NI ESCUCHAR



Nunca como ayer he visto en una manifestación, y he visto muchas, tanta gente y tan diversa unida por un mismo objetivo que no es otro que dar respuesta a una política, la del gobierno de Rajoy, tan cruel y tan oscurantista como lo es la de desmantelar el estado de bienestar que tanto esfuerzo costó traer a este país y hacerlo a escondidas y, sobre todo, empeñándose en no querer ver ni oír a los ciudadanos a los que debería servir.
Esta vez me tocó vivir la marcha convocada en Cádiz, una de las zonas de España más castigadas por la crisis, y he de decir que impresionaba ver a tanta gente, más de 36.000 personas, marchar durante horas por la avenida principal de una ciudad de más de 160.000 habitantes. Fue emocionante verlos llegar´, además de en los fletados para la ocasión, en autobuses de línea abarrotados, después de toda una jornada de trabajo, desde las localidades cercanas a la capital de la provincia. Pero aún fue más emocionante verlos, acabada la manifestación, esperar pacientemente a un autobús, quizá el último, para dormir apenas unas horas y volver a tomar esos mismos autobuses o quizá otros aquellos que tienen la fortuna de conservar un trabajo. Estaban tan cansados como satisfechos y daba gloria ver la serenidad con que aguardaban ese punto final a una jornada que, aquí, como en otras ciudades españolas, ya es histórica.
Sólo la mezquindad, la ineptitud y la irresponsabilidad de un gobierno que ansío olvidar pronto ha sido capaz de justar en la calle a todos los sindicatos, tradicionalmente enfrentados, de este país. Sólo la perplejidad que produce caer en la cuenta de que Cristóbal Montoro está al frente de la caja de este país puede llenar las nuestras calles de abuelos, padres, hijos y nietos, hombres y mujeres, obreros y profesionales, médicos, policías, bomberos, trabajadores sociales, maestros, universitarios junto a sus profesores, funcionarios, amasa de casa, enfermos, pensionistas, niños, etc., todos ellos asustados y, sobre todo, muy cabreados.
Y, mientras la calle brama, el Gobierno no aporta ni un sólo dato que justifique o, al menos, explique en qué consisten los recortes que nos están convirtiendo en uno de los países más pobres de Europa. Esa misma Europa cuyos parlamentos, el alemán y el finlandés, al menos, saben más de esas medidas de lo que saben nuestros diputados, inútiles o inutilizados ante el coro de maleducados palmeros que, hace sólo ocho meses, este país regaló a Rajoy.
Rajoy se quedó ayer solo en el Congreso y en la calle. Pero no parece importarle. Para él y su gobierno, lo único importante es encontrar a quién acusar de los males que ellos mismos están agravando, y les da igual disparar contra los funcionarios, los sindicatos, los parados, los pensionistas, los anteriores gobiernos o el sunsun corda. Ellos, como el hijo de dios o su madre, María, fueron concebidos sin pecado original. Llegaron a esto limpios de polvo y paja y se creen con derecho a hacer y deshacer sin dar cuentas a nadie. Sé que acabarán pagando. Lo que no sé es si este país conseguirá recuperarse después de su paso. Especialmente con un inútil como Montoro al frente del Ministerio de Hacienda, empeñado en enseñar las cartas a los especuladores cada vez que España se la juega en el difícil póker de los mercados de deuda.


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jueves, 19 de julio de 2012

CUANDO LOS EMPRESARIOS LLORAN


Tengo una amiga que se ocupa de la difícil tarea de ayudar a buscar trabajo a aquellos que más difícil lo tienen, aquellos que o están a punto de perder pie en esta sociedad o quienes, después de años perdidos fuera de ella, han llegado por fin a la orilla y quieren ponerse en pie.
Uno de los cometidos de mi amiga, y una de sus habilidades, consiste en tratar con pequeños empresarios y jefes de personal de grandes empresas dispuestos a echar una mano en el difícil rescate que le ocupa y "llevarse bien" con ellos.
Os puedo asegurar que mi amiga es optimista y valiente. De no serlo, difícilmente podría ocuparse en lo que se ocupa. Además, procura que su trabajo no empape demasiado su propia vida. Sin embargo, hay días en que la realidad se instala en su rostro y se hace imposible no entender, no percatarse de que esa dura realidad en que se mueve le ha salpicado de lleno el alma.
Ayer fue uno de esos días. Cuando la vi, la note absorta y triste, sospechosamente silenciosa, ella que no lo es, y cansada. Al cabo de unos minutos me contó muy triste, casi al borde de las lágrimas, que esa mañana había visto con algunos de esos empresarios de los que os hablo y que los había visto llorar, no lágrimas metafóricas, ni las lágrimas de cocodrilo de quienes se quejan "de vicio", porque también los hay. No. Lloraban con lágrimas de tristeza, desesperación y miedo. Miedo a un futuro que, después de echar abajo sus sueños, puede ponerles de nuevo en la línea de salida a la búsqueda de un empleo, pero arrastrando un saco lleno de desventajas como la de una edad difícil o un exceso de conocimientos para quedarse en simple mano de obra.
Mi amiga visitó, por ejemplo, a dos hermanas que lo habían puesto todo: ahorros, conocimientos y entusiasmo en la creación de residencias para ancianos y que, ahora, se están comiendo los ahorros y trabajando con la luz justa y el aire acondicionado apagado, porque la administración no les paga desde hace meses y lo primero es hacer frente a las nóminas y salvaguardar el bienestar de los ancianos, a los que ninguna de las dos cosas, luz y aire acondicionado, puede faltarles.
Es el sueño de su vida que se desmorona ante sus ojos, como se desmoronan a su alrededor el del pariente arquitecto trabajando de peón o el del ingeniero que vive de repartir pollos con una furgoneta.
No le fue mejor a mi amiga en su visita a una multinacional instalada en la zona cuyo propietario, aprovechando la situación en una maniobra demasiado habitual, desgraciadamente, exige ahora más ayudas, con la amenaza de irse a otra parte. Allí, uno de los responsables del departamento de personal lloró también, viendo que el cierre de la empresa no queda tan lejos y que, después de treinta años de trabajo, el paracaídas que era hace sólo unos meses la indemnización, podría verse reducido a unos pocos miles de euros que apenas le darían para "ir tirando" unos meses.
Eso por no hablar de las historias que nos asaltan con sólo "poner la oreja" en el bar o el autobús. Pequeñas empresas que se han visto a rebajar a la mitad su plantilla, en la que el propietario recibe apenas un sueldo, a cambio de su trabajo, su inversión y su cartera de clientes, Algo que también está pasando en el comercio tradicional refugio de quienes han podido invertir sus pequeños ahorros y que, de un tiempo a esta parte, después de descontar alquiler, luz, contribución y demás impuestos, apenas "sacan" un sueldo de supervivencia.
Está pasando. En este país los empresarios lloran, porque también ellos son víctimas de la crisis, porque, en chonta de lo que nos quieren hacer creer desde el Gobierno, los empresarios no sólo son esos "emprendedores" de diseño que se inventó Jacques Delors, ni esos roselles o diazferranes que tienen asida la sartén por el mango y, cuando pintan bastos, se la llevan a Suiza.


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miércoles, 18 de julio de 2012

CRISIS DE CONFIANZA



Lo escuchaba esta mañana: "el mayor problema de España es que ha perdido la confianza de los inversores. Yo iría aún más lejos: el problema de este país es que ya nadie confía en nadie.
Con un gobierno para el que la mayoría absoluta que consiguió sólo hace unos meses es ya un traje que le viene no ya grande, sino enorme; con una oposición que se busca y no se encuentra, hipotecada por las alegrías del pasado y atada de pies y manos para sostener las pancartas que debería levantar; con unos sindicatos artríticos por el inmovilismo del pasado, carentes de la inercia precisa para canalizar como debieran el descontento de la gente; con una, prensa, en fin, incapaz ya, incluso, de hacer bien su trabajo; con todo ello, es evidente que el mayor problema de los españoles es que hace ya tiempo que no tienen en quien confiar. Nadie se fía de nadie. Y, si no lo hacen, es porque no hay razones para ello.
Cómo es posible que el Gobierno oculte temporalmente la información que debe al parlamento y a la ciudadanía, con el ánimo, quizá, de dosificar la indignación de quienes llevan demasiado tiempo sufriendo demasiado. Cómo es posible que la oposición no se preocupe de reclamar esa información que el ejecutivo le esconde. Cómo es posible que la prensa la tenga delante de sus narices y no sea capaz de cribarla y valorarla. Y digo esto último porque esta nueva `prensa de mis entretelas ha sido capaz -y así lo han reconocido algunos, pretendiendo como mérito lo que sólo fue torpeza o desidia- de "colgar” en la socorrida página web que todos tienen el decreto que niega la extraordinaria de Navidad a los funcionarios sin ser capaces de ver y destacar que quedaban excluidos los funcionarios con la retribución más baja. Cómo es posible subsistir en una sociedad que, por no confiar, no confía ya en sus propias fuerzas ni en su futuro.
Nos están haciendo mucho daño y, sobre todo, se lo están haciendo a nuestros hijos, a los que negándoles esa cadena de mutua confianza que toda sociedad requiere, les están privando de lo último que debe perder el hombre: la esperanza.
A este paso, acabaremos por no fiarnos ni del BOE.

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martes, 17 de julio de 2012

DERROCHE

A lo peor me meto en lo que no me llaman, pero hay cosas que por más que me esfuerzo no llego a entender. Una de ellas es el afán por el derroche que con tanta alegría gastan a menudo algunos, con el propósito de dejar su nombre grabado en una placa. Lo malo es que, casi siempre, lo que se derrocha no es la propia fortuna, sino el dinero de todos.
Llevo unos días en Cádiz, una de las zonas más castigadas por el paro de España, y estoy teniendo la terrible oportunidad de comprobarlo, porque, mientras hay gente aquí que carece de todo, quien debería velar por ellos y preocuparse de encontrarle una salida a su situación parece empeñado en mirar para otro lado y como si hiciese ya tiempo que hubiese tirado la toalla en esa esta tan difícil como imprescindible batalla.
En esta hermosa tierra que es Cádiz, llena de gente amable, hay mucho más que playas y chiringuitos. Hay, por ejemplo, barriadas carentes de lo más imprescindible, hay edificios venerables que se caen a pedazos porque sus propietarios no puedo o, demasiadas veces, no quieren repararlos. En este paraíso de las "terracitas" mirando al mar hay, también, demasiados ciudadanos que hace meses, si no años, que no han pisado un bar para tomarse un café ni, mucho menos, se han sentado con una cerveza a ver caer la tarde. Y no es que quiera amargar el día a nadie, es que la realidad es así de terrible.
Pues bien, en esta tierra con tantas carencias, fundamentalmente la de la oportunidad de trabajar, mañana miércoles se inaugura, después de nueve años de obras, el remodelado estadio Ramón de Carranza que se ha transformado en un estadio digno de la Liga de Campeones, en el que jugará un equipo que, tampoco este año, ha conseguido salir del pozo de la segunda división B.
Las obras de remodelación del estadio, con capacidad para acoger a algo más de 25.000 espectadores, han costado alrededor de 68 millones de euros y, para estrenarlas, la selección olímpica jugará en él mañana un partido que le cuesta a Cádiz nada menos que 640.000 euros, un dato revelado por IU, saltándose en beneficio del bien común la confidencialidad del acuerdo, y que no me atreví a incluir en la primera redacción de esta nota, de tan disparatado que me parecía
Por si fuera poco, en esta tierra en que resulta difícil tomarse un café por más de un euro, quizá porque, más caro, sólo algún madrileño despistado como yo lo pagaría, está previsto celebrar un desfile de carnaval, con Carlinhos Brown a la cabeza, que le costará a la ciudad de Cádiz cerca de un cuarto de millón de euros.
Por eso, no sé, insisto, si estaré metiéndome en camisa de once varas, pero me cuesta entender lo que está pasando aquí. Quizá el pasado jueves tuve una pista al alcance de mi mano y no la supe ver: ese día, el siguiente al anuncio que, del recortazo y la subida del IVA, hizo Rajoy en el Congreso, la primera página del Diario de Cádiz se ocupaba del futuro del Cádiz y no del negro futuro de los gaditanos.
Eso sí, los jugadores de este equipo de Segunda B, y supongo que algún directivo con la llave apropiada, podrán disfrutar del jacuzzi del que tampoco carece el estadio.

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lunes, 16 de julio de 2012

PATADAS EN LA ESPINILLA



Siempre creí, porque así me lo enseñaron, que las cosas se pueden hacer bien, mal y peor. Sin embargo, a la vista del comportamiento de este gobierno, me he dado cuenta de que, además, las cosas pueden hacerse con mala idea.
No puede ser otra la causa de que el peor gobierno, el más impopular ya, que ha tenido España en sus años de democracia ponga el empeño que pone en perjudicar con la subida del IVA a determinados sectores -el de la cultura y los espectáculos, sin ir más lejos- que, si bien no aportarán una gran recaudación, sí suponen un castigo a quienes viven de ellos que, como músicos, actores y autores, tradicionalmente se han mostrado como progresistas y desde la primera Guerra del Golfo, en abierta exposición al Partido Popular.
Nadie en su sano juicio podía ni puede negar la gravedad de la crisis económica ni la de las medidas a tomar para salir de ella. Del mismo modo, nadie que actúe con honradez puede negar que todas las que está tomando el Gobierno persiguen el beneficio de unos pocos, sus amigos, aunque con ello se esté perjudicando a la mayoría de los ciudadanos. Y no sólo eso. Es evidente que la gente de Rajoy, la más ideologizada del PP, está aprovechando las circunstancias para tomar venganza de quienes considera sus enemigos. Y basta, para quien abrigue la más mínima duda al respecto, con recordar el "que se jodan" de la diputada Andrea Fabra para convertir esa duda en certeza.
Desde que han llegado al poder, allá donde han entrado lo han hecho "a sangre y fuego", poniendo por delante el estandarte de su fe y su ideología -si es que fuesen cosa distinta- y blandiendo la espada vengadora con que saldar viejas cuentas.
Es el caso de RTVE, donde los relevos son escandalosamente ideológicos y nada profesionales, a la búsqueda, sin duda, de "siseñores", tengan o no las patas verdes, más bien de alas azules, antes que la solvencia y neutralidad que debe exigirse a quienes trabajan parea el público desde lo público.
Lo digo tomando como ejemplo uno de ellos, el de Juan Ramón Lucas por Antonio Jiménez al frente de las mañanas de Radio 1. He sido compañero y "colega" de ambos y os aseguro que tanto la información como la audiencia saldrán perdiendo.
Es sólo un caso, pero, para mí, es un caso paradigmático que se puede extrapolar a cualquier otro campo de la administración. Es la letra pequeña de ese "trágala" que nos impone el PP desde la mayoría absoluta en mala hora le dimos. Son las patadas en la espinilla que en todo tumulto dan los cobardes a quienes consideran sus enemigos y que no se atreverían a dar en campo abierto. Unas patadas en la espinilla que los partidarios de la guerra preventiva aprovechan para imponer la semilla del miedo a quienes quedan para que, como dicen las madres asustadizas, no se signifiquen y dejen hacer a quienes acaban de llegar con una "misión" que cumplir,
Patadas en las espinillas que ya se han dado en RTVE, pero también en la Policía, en Hacienda y en la práctica totalidad de la Administración. Mientras tanto, el ministro de Economía que más caro le ha salido a España ahí sigue, sin la decencia necesaria para presentar su dimisión por el desaguisado causado en sólo seis meses. Aunque, ahora que lo pienso, quizá ande yo confundido y "la misión" de Luis de Guindos no sea la de servir al Estado al que representa, sino la de allanar el camino a sus viejos amigos de Goldman Sachs.


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viernes, 13 de julio de 2012

QUE NO NOS JODAN MÁS



Siempre he pensado que el mayor error que han cometido quienes votaron al PP el 20-N y ya están arrepentidos es el de haber pensado que los candidatos del PP eran como ellos, con sus mismas aspiraciones, sus mismos problemas y una forma de parecida  de entender la vida. Pero no. No puede ser que haya tantas andreasfabra ni tantos  josés loalza sueltos por el mundo. Sería insoportable compartir las calles, el mismo aire, con personajes que, como la hija de quien fuera presidente de la Diputación de Castellón, se excita con el castigo a los padres de familia, jóvenes y no tan jóvenes que llevan más de medio año sin encontrar empleo o, como el alcalde de la localidad gaditana de San Fernando, una de las más castigadas por el paro, que prefiere mirar a través de las orejeras de su soberbia y falta de humanidad, antes que hacerlo a los ojos de los vecinos de su municipio que no tienen, no ya para tabaco o un café, sino para pagarse los dos euros del autobús que les lleva a Cádiz a buscar trabajo y tienen que “echar” dos horas de caminata para hacerlo.
Quizá Loalza debiera sentirse responsable de que tal cosa ocurra y, por ello, recurre a “un informe que hay por ahí” que refuerza su malsano convencimiento de que los parados con subsidio se sientan rodeados de cervezas en el salón de su casa a ver la tele mientras vienen a buscarle con el empleo de sus sueños.
Quizá Andrea Fabra, a la que nunca le ha faltado el trabajo, como tampoco le faltó a su marido el ex consejero de Sanidad madrileño  Juan José Güemes, porque para eso estaba papá en la diputación, sea incapaz de imaginar la angustia y el sufrimiento del que cada día se levanta para echarse a la calle a sembrar de currículos tiendas, fábricas y oficinas o a buscar una obra de la que sacar los jornales necesarios para poder pagar el agua, la luz y lo imprescindible para no pasar hambre. Sólo quien se ha criado entre los algodones corruptos y emponzoñados de los tejemanejes en que se ha movido y se mueve su padre puede desear “que se jodan” a quienes van a ver mermada la ayuda que llevan años pagando, mes a mes, en sus nóminas, con las crueles e injustas medidas que hoy aprobará el Gobierno.
Poniéndome a su nivel podría decirle al Señor Loalza que he oído por ahí que hay alcalde muy chorizos a los que sólo les ocupa y preocupa  aquello de la política municipal de lo que pueden sacar tajada para sí o su partido. Podría decirle también que hay por ahí demasiados alcaldes manchados de cemento y oliendo a la basura de tantas contratas concedidas, a imagen y semejanza de lo que hace la camorra napolitana, de manera harto mafiosa. Podría decirle, en fin, que hay alcaldes por ahí que no pagan  a sus trabajadores ni a sus proveedores, mientras su sueldo llega integro a casa y en su mesa no falta, no ya el pan, sino el marisco.
Poniéndome, por último, a la altura de esa diputada que ya está sobrando en el Congreso, que, por favor, se vaya a su casa a disfrutar de la hortera y corrupta opulencia de los bienes de su padre, blanqueados a golpe de tantos premios en la lotería que habría que revisar todo lo escrito sobre el cálculo de probabilidades, y que no nos jodan más.

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jueves, 12 de julio de 2012

SE ACABARON LAS MENTIRAS



Ya está. Los peores presagios se han cumplido y ahora, tarde ya, comprobamos que Rubalcaba tenía razón cuando hace ocho meses, en plena campaña electoral, acusaba a Rajoy de no decir la verdad cuando prometía no subir los impuestos, oponiéndose fieramente a la del IVA, no tocar la sanidad, la educación, las pensiones o el subsidio de desempleo. Ya le ha metido mano a todo y a algún colectivo, como el de los funcionarios, por partida doble.
Pero a este ¿presidente? que nos ha tocado en suerte por la buena fe, la corteza de miras o el egoísmo de una gran parte de los ciudadanos con derecho a voto, no le basta con hacer daño sin necesidad o de manera injusta, este "presiausente", además, tiene que ofender, calumniar y, a ser posible, sembrar las dudas del resto de los ciudadanos sobre sus víctimas. Porque, señor Rajoy, contra el fraude –en el IVA, a la Hacienda, en el subsidio de desempleo- sólo hay un camino: inspección y sanción, aunque ya sé que usted prefiere amnistiar a unos y perseguir, injustamente, a otros.
Cómo entender, si no, sus alusiones y las de sus ministros a los privilegios de los funcionarios y su acomodaticia actitud. Cómo, si no, permitirse dudar del interés de los parados por encontrar trabajo, salvo que, con ello, pretenda "rebañar" del subsidio de quien no encuentra trabajo desde hace meses los millones de euros que no es capaz de "sacar" de los innumerables asesores de sus ministros, de las carísimas e inútiles campañas publicitarias de su gobierno y muchos gobiernos autonómicos, de los costosos y caprichosos viajes -Dívar no lo hubiese hecho mejor- a citas con el destino tales como presenciar la final de la Eurocopa o devolver a la oscuridad de la catedral de Santiago el códice robado.
Ayer a estas horas decía que Rajoy estaba siendo tan aburrido que ni siquiera conseguía cabrearme y, sin embargo, lo consiguió, porque hay modos y modos de hacer las cosas y él siempre acierta con el peor. No se puede ser más hiriente y ofensivo y, sobre todo, no se puede tener una cla más miserable que la que ayer le hizo la ola desde los escaños del grupo popular, aplaudiendo que muchos parados tengan que recortar aún más la alimentación de sus hijos, la ropa con que les visten o las medicinas que les dan, algo de lo que ayer mismo fui testigo en una farmacia gaditana, comprobando cómo unos céntimos de más marcan la diferencia entre dar o no dar el jarabe apropiado a un niño enfermo.
Pero no. Ellos no. Ellos viven en su burbuja, rodeados de sus palmeros, sin el menor contacto con la realidad, alejados del sufrimiento, mintiendo con soltura y con técnica, ocupando, por ejemplo, casi toda la programación de tarde del canal 24 Horas de la televisión de todos -no del PP, de todos- en la retrasmisión completa de una tediosa comparecencia del ministro de Agricultura que no tenía más interés informativo que el de desterrar de la antena todo lo relativo al golpe de estado incruento pero cruel que acababa de dar su "jefe" y, sobre todo, las duras reacciones que cosechó en apenas unos minutos.
Y sobre esto quiero incidir: Rajoy nos mintió en todo y, no sólo eso, Rajoy con sus incompetentes ministros ha dejado todo mucho peor de lo que estaba, salvo que uno tenga, como el ministro de Economía, amigos en la piscina de los tiburones de los mercados y vea bien que eso de ir lanzándoles carnada para mantenerlos bien cebados.
Rajoy no sólo mintió, sino que está haciendo todo lo contrario de aquello que prometió para llegar a la Moncloa. Por menos, se pasaron meses pidiendo elecciones anticipadas y yo creo que, si como dice, carece de libertad para gobernar, debería ser decente, al menos por una vez, y convocar unas elecciones que le confirmen en su alocada deriva o llevan a la Moncloa a alguien con las ideas más claras.
Nos ha mentido y se le ha visto el plumero. Que se vaya.


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miércoles, 11 de julio de 2012

TODOS SOMOS MINEROS...



Sí. Aunque no lo sepamos, aunque no seamos conscientes de ello, todos somos mineros. Todos somos un poco como ellos y, anoche, quienes salieron a las calles de Madrid a recibir a las columnas de la Marcha Negra, lo hicieron porque habían comenzado a caer en la cuenta de ello.
Hemos pasado demasiado tiempo adormecidos, mirándonos el ombligo pensando que nada había más importante que nosotros y lo nuestro. Todo lo demás carecía de importancia o casi. Aún recuerdo con sonrojo lo incomprensibles y hasta molestas que nos, me, resultaban a quienes trabajábamos en Gran Vía, 32, las protestas de aquellos despedidos de Altamira, las primeras víctimas de la debacle del grupo PRISA. Sus cortes de tráfico, sus pitidos ensordecedores se nos hacían desagradables a nosotros que divisábamos el futuro -creíamos hacerlo- desde nuestra atalaya. Hoy sabemos que no y, cuando las garras de quienes despilfarraron ese futuro hicieron presa en nosotros, los compañeros de Altamira ya no estaban allí para ayudarnos.
Con los mineros ha ocurrido otro tanto. Desde la y izquierda y la derecha llevan años diciéndonos que la mina no es viable, que hay que cerrar todos esos pozos en los que se entierran millones y millones que son de todos, para mantenerlos abiertos. Nos dicen eso, llevan años diciéndonoslo, pero no nos dicen que en cualquier golpe de mano en la bolsa, perdón, en "los mercados", se gana y se pierde en horas lo que costaría dar vida a los valles mineros, darles escuelas y hospitales, refinar ese carbón para que no contamine nuestros cielos y, sobre todo, buscar salida a los hijos de quienes desde hace décadas no han tenido otra cosa que la mina para ir tirando.
Podría pensarse que la actitud del Gobierno con el sector de la minería es la de quien quiere tapar una herida por la que se desangra su presupuesto. Podría, pero se nos ocultan algunas variantes del asunto. Se nos oculta, por ejemplo, que, como muy acertadamente me recordaba en Facebook mi buena amiga Angie, los buitres de Goldman Sachs están acumulando carbón americano en puertos asturianos. Y quién nos dice que una cosa y otra, la cerrazón gubernamental y el acaparamiento de carbón barato listo para distribuirse cuando falte el de nuestras minas, no están relacionadas. Yo no sé si es cierto, pero constato con horror que, desgraciadamente, es verosímil.
Llevamos demasiado tiempo viviendo bajo las injustas reglas de la economía especulativa. Para quienes ofician los ritos de esa religión, los seres humanos no pasan de ser cifras, su trabajo una mercancía y la cuenta de resultados el único credo.
Si por un momento, como ocurrió ayer en las calles de Madrid, nos parasemos a pensar en que el trabajo de nuestros mineros, nuestro trabajo, son bienes en sí mismos, son riqueza, no para unos pocos, sino para todos. Si nos detenemos a considerar que del sueldo del minero sale el dinero para pagar en la tienda, para poner gasolina al coche, hacer frente a la hipoteca o comprarles ropa a los guajes y en que, de esos euros sale el sueldo o el beneficio del tendero, el gasolinera, el empleado del banco o la dependienta de la tienda de ropa... si nos detenemos un momento a considerarlo, nos daremos cuenta de que, cerrando las minas, no sólo están cegando el futuro de quienes han vivido hasta ahora de ellas, sino que están cegando también el nuestro. Porque, querámoslo ver o no, mineros somos todos.
PD Mientras escribo esto escucho a un Mariano Rajoy tan aburrido que a sí mismo se aburre y que ya no consigue ni siquiera cabrearme.

martes, 10 de julio de 2012

AMORALES


Debe ser duro lo del ministro Montoro. Debe ser muy duro levantarse cada mañana para encontrarse con esa cara en el espejo, mientras se escuchan en la radio los balbuceantes "chascarrillos" con que ha tratado de explicar su última fechoría. Debe ser muy duro, salvo que se carezca de moral.
Cómo, si no, puede explicarse que quien perdona a los delincuentes que roban lo que es de todos, porque esquivar a Hacienda no es otra cosa, se permita decir con la mayor de las solturas que hay que subir el IVA que, por ejemplo, también grava la leche del desayuno, la harina o el pan con que subsisten muchos y los pañales de los bebés y sus abuelos, porque hay quien no lo paga y, para compensar esa carencia, nada mejor que apretar más las tuercas a quienes están "cazados" por el sistema.
Sólo se puede ser más inmoral si, simplemente, se carece de moral, lo que, bien pensado, no deja de ser una magnífica vacuna para pasar por la vida sin que nos afecten los crímenes de unos ni el dolor de otros. Una vacuna que tiene virtudes anestesiantes, que controla las náuseas que a cualquiera le producirían algunas cosas y que, además, borra de la memoria culpas y responsabilidades.
Qué suerte la de Montoro y otros como Montoro. Qué suerte, decir una cosa y la contraria sin que pase nada. Entre otras cosas, porque tan amorales como Montoro son los responsables de los medios de comunicación que tragan y tragan como un enorme sumidero todas las imposiciones de los partidos, especialmente del que está en el gobierno, y admiten sin pestañear todas estas tropelías.
Sólo hay una cosa peor que estar gobernados por personajes sin moral y sin conciencia. Esa cosa es que lo hagan en medio del silencio de quienes todos pensábamos que cumplirían el papel de ser la conciencia crítica de la sociedad.
A este paso, unos pocos pagarán la cuenta de todos, especialmente la de los ricos, los estafadores, los saqueadores de bancos con llave de la caja, los defraudadores y todos los mafiosos que revolotean sobre los que van cayendo en el largo camino de la crisis. Esos pocos serán quienes tengan la suerte de cobrar una nómina y quienes todavía puedan comprar pan, huevos y aceite.

lunes, 9 de julio de 2012

A VECES...




A veces -qué digo a veces, casi siempre- la felicidad consiste en algo tan sencillocomo una conversación pausada y tranquila o en un dejarse llevar por el tiempo sin tratar de doblarle el brazo a lo único que, por definición, es implacable.
Las más de las veces no hace falta mirar para ver. Basta con sntir, basta con presentir, basta con percibir una presencia amiga o con escuchar la respiración de quien dormita cerca y sonreír o, por qué no, en llorar calladamente.
Demasiadas veces olvidamos que es, precisamente en esas pequeñas cosas, donde está la felicidad que tanto buscamos. Demasiadas veces nos lanzamos por el tobogán de la vida con la mirada puesta en el final, sin ser capaces de disfrutar de cada uno de esos instantes que, vertiginosamente, hacemos pasar a nuestro lado.
A veces hay que parar el reloj, suicidarnos de esa vida inútil que nos arrastra y arrastramos y renacer más sabios, con un alma nueva, más pausada, más predispuesta a la felicidad, en el banco de un parque, paseando al atardecer por una playa o mirándonos en esos ojos que nos acogen sobre una sonsrisa.
A veces nos ciega una niebla sucia que, con sólo pararse y respirar hondo, acaba levantando.
A veces, muchas veces, nos creemos demasiado importantes y acabamos complicándolo todo.

jueves, 5 de julio de 2012

EL MAL AJENO



Ayer mismo, mi amiga Karmen me decía, después de contarle a que la Audiencia Nacional había decidido llamar como imputados a 33 consejeros y directivos de Bankia, con Rato y Blesa a la cabeza, me decía que a ella, que nunca desea el mal ajeno, no le parecería mal que alguno de ellos, si se prueban sus responsabilidades en el desastre que ha dejado sin ahorros a miles de españoles, pague con cárcel sus acciones u omisiones.
Más de uno pensará que es cruel pretender que Rodrigo Rato dé con sus huesos en la cárcel, después de haber pisado las mullidas moquetas de cuantos ámbitos de poder podamos imaginar. Pues yo me atrevo a decirles que, si se prueba su responsabilidad, insisto en ello, sería justo y ejemplar que pague así todo el daño, todo el mal, causado a tantas y tantas familias que fueron arrastradas a la ruina y la miseria en el peor momento posible.
Estamos demasiado acostumbrados a padecer las arbitrariedades y los errores del poder sin rechistar apenas. No sé de dónde nos viene esa sumisión que nos paraliza ante un uniforme o ante cualquiera que ostente la más mínima brizna de poder, pero ya va siendo hora de que sepamos, de que sepan, que aquí no hay intocables y, sobre todo, que el que la hace la paga, porque, en este caso, la han hecho y muy gorda.
La paradójica moraleja de un asunto tan turbio y deprimente como lo ha sido éste hasta ahora es la de comprobar cómo quienes se taparon las vergüenzas unos a otros para no tener que dar la cara en el Parlamento van a tener que mostrarnos el contoneo de sus posaderas mientras suben las escaleras de entrada a la Audiencia Nacional.
Ya sé que estoy vendiendo la piel del oso antes de cazarlo y que a lo peor todo queda en agua de borrajas, pero sólo de pensar el susto que deben llevar en el cuerpo estos treinta y tres señores y señoras, algunos cargados de soberbia, que serán llamados a declarar al despacho del juez, me da un subidón la autoestima.
¿De qué van, de qué han ido, estos señores, tan acostumbrados a pasar por la mierda -perdón, por la expresión, pero es tan gráfica- sin mancharse? ¿Pensaban que la bula iba a ser eterna? ¿Creían que después de romper el tarro de la mermelada nada iba a cambiar? ¿Acaso suponían que todo iba a ser cabezas gachas y resignación por nuestra mala suerte?
Pues no. Alguien, por los motivos que sea, decidió llevarles a los tribunales y los tribunales han abierto sus puertas a lo que promete ser un proceso apasionante. De momento, en algunos periódicos, también en los que consideran que a sus lectores debe importarles más la "maldita" partícula de dios que el agujero negro provocado por algunos hombres, el epígrafe en el que se recoge todo lo relativo a las últimas horas se titula "Caso Bankia".
Espero que, acabe como acabe el asunto. No creo que, salvo que la clase política de este país quiera suicidarse, el carpetazo sea posible. El estado actual de las cosas tenemos que agradecérselo a ese partido, UP y D, que, no sé si porque no soy capaz de sobreponerme a la figura de Rosa Díez, me gusta tan poco. Son las ventajas que tiene romper el bipartidismo que acaba ahogando y desactivando todo. O al menso son las ventajas que encierra que un partido en expansión como UPyD no tenga nada que perder en la investigación y sí mucho que ganar en el futuro.
Así que, Karmen, no sufras el mal ajeno que admites impedirá o al menos dificultará que estos señores, u otros como ellos, sigan causando su mal ajeno a inocentes y quizá demasiado confiados ciudadanos.


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miércoles, 4 de julio de 2012

MAMÁ, QUIERO SER FRANCÉS


Ya sé que nuestros vecinos del norte nunca han sido muy cariñosos, especialmente con nosotros. Ya sé que son altivos -ah, la grandeur- y que tienen fama de no ser especialmente limpios. Ya sé que fueron, y qué metrópoli no lo fue, cruel con sus colonias. También sé que muy probablemente lo que os voy a decir nace de lo bien que se lo han montado siempre en lo que tiene que ver con cuidar su imagen. Y, cómo no, soy consciente de que en mi bachillerato el idioma extranjero fue el francés y que madame Yvette, con sus historias, me hizo amar Francia y la vida. Y, por si todo esto fuera poco, la primera vez que salí de España, en un trenecillo, desde Irún hasta Hendaya, allá por el verano del 73, Irún estaba nublado y sucio y nos recibió una Handaya soleada y luminosa... Pues, aún así, a pesar de que sé de lo subjetivo de mis deseos, a veces tengo unas ganas locas de ser francés.
Ayer, sin ir más lejos, me emocionó escuchar al primer ministro Ayault defender con coraje a los más débiles, todo lo contrario de lo que sucede aquí, donde a los pensionistas ya no les salen las cuentas, y mostrándose contrario a esa injusta austeridad que nos impone quien vuela a Kiev a hacerse una foto, cuando el Estado estaba suficientemente representado por el heredero. Un día antes supimos que los sin papeles franceses quedan libres de ese "impuesto" de 30 euros -demasiados para quienes no tiene nada- que se les exigía para acceder a los medicamentos. Por si fuera poco, los socialistas franceses han suprimido la subida del IV aprobada para octubre por el mismo Sarkozy que, al parecer, "chuleaba" a la octogenaria heredera de L'Oreal, para pagarse sus campañas. También nos han contado que lo que no recauden sacándolo con el IVA de los bolsillos de todos, saldrá de las grandes fortunas y de las grandes compañías, especialmente las petrolíferas.
Me gusta. Me gusta que los franceses en un momento tan crucial para Europa, como lo es éste, hayan levantado una barricada con la que frenar a frau Merkel y sus palmeros. Me gusta su sistema electoral, con sus segundas vueltas, que, con la posibilidad de rectificar en quince días, impiden locuras como la de entregar todo un país atado de pies y manos a un tipo como Rajoy.
Me gusta saber que la mayoría de quienes llegan a lo más alto en la política francesa, muy a menudo lo hacen saltando directamente desde ayuntamientos en los que han servido -sí, he escrito servido- como alcaldes. Me gusta que en Francia se le dé tanta importancia a lo municipal. Y me gusta saber que la mayoría de los franceses, cuando hablan de política, saben de qué están hablando.
Me gusta sobre todo de qué manera Francia entera defiende su cultura como aquí sólo somos capaces de defender a "la roja". Me gusta pasear por las calles de sus ciudades junto a los venerables muros de liceos en os que los franceses llevan estudiado gratuitamente desde hace dos siglos.
Me gusta Francia y me gusta ese amor que tienen los franceses más que a los símbolos, a todo aquello que la ha hecho grande, incluidos todos los emigrantes que por hambre o persecución recalaron allí.
Por todo ello y por muchas cosas más, mamá yo quiero ser francés.


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