domingo, 31 de marzo de 2013

LAS MALAS COMPAÑÍAS

 
 
Supongo que no es plato de gusto presidir un gobierno y tener que desayunarse un domingo, el que dicen de Resurrección, tragando un sapo del que el diario EL PAÍS sirve hoy en la mesa de Alberto Núñez Feijóo, presidente gallego y, dicen, uno de los hipotéticos recambios de Mariano Rajoy, para quien en más de una ocasión ha sido un incómodo Pepito Grillo.
Las fotos del presidente de la Xunta junto al narcotraficante gallego Marcial Dorado, hablan por sí mismas, especialmente aquella en que aparece al timón del yate de Dorado. Son fotos de hace veinte años y están tomadas por alguien que comparte con el entonces alto cargo de la Administración y el entonces sólo contrabandista, aunque a gran escala y suficientemente conocido como para que un alto cargo con aspiraciones de prolongar su carrera política, evitase dejarse ver junto a él.
O todo lo contrario, porque no hay que olvidar que, hasta que el contrabando gallego decidió poner su infraestructura y su experiencia al servicio del tráfico de cocaína, los capos gallegos, con negocios a uno y otro lado del Minho, eran respetados y halagados como lo que en el fondo eran, magnates de una "industria" tolerada y asumida por la sociedad gallega.
Por lo que parece, las fotos puestas en circulación por vete a saber quién antes o después acabarán minando el prestigio del presiente de la Xunta, porque, al contrario de otros casos, Feijóo no parece que su "amistad" con Dorado fuese previa a sus actividades ilegales -no era un pariente ni un amigo de la infancia- y es de suponer que estaba al cabo de la calle como cualquier ciudadano de a pie en cuanto al origen de los florecientes negocios del contrabandista.
Tiempo después, como relatan Xosé Hermida y Elisa Lois en la información que publica EL PAÍS, Feijóo se traslado a Madrid para ponerse al frente del Insalud, reclamado por el entonces ministro de Sanidad de Aznar, Romay Becaría, en cuyo entorno se movía el testaferro de Dorado, mientras el contrabando, en Galicia y, por tanto, el que ejercía la red controlada por Marcial Dorado, se tornó narcotráfico, comenzó a perder prestigio, aunque durante un tiempo lo mantuvo, y el capo acabó procesado por narcotráfico y condenado a catorce años de prisión.
El tiempo ha seguido pasando y hoy los amigos que posan en el puente, frente a Baiona, han segundo caminos muy diversos que les han llevado a destinos, digamos, paradójicos. Pero el pasado vuelve a veces para jugar malas pasadas, bromas pesadas como esta con al que tendrá que lidiar el a menudo locuaz Núñez Feijóo, quien en los próximos días, si no hoy mismo, tendrá tendrá que dar muchas explicaciones sobre aquellos días en que la sociedad gallega y él mismo se dejaban conducir por una moral más que "distraída". 
Otra cosa será saber quién y por qué ha sacado a la luz estás fotos hechas  hace veinte años bajo el sol del verano pontevedrés que tendrán  el mismo efecto que un torpedo lanzado contra la línea de flotación de la carrera política del emergente político gallego.  
 
 
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sábado, 30 de marzo de 2013

MARKETING PAPAL

 
 

Hoy, la verdad, no tenía intención de escribir, cansado como estoy de dar vueltas y más vueltas sobre lo mismo que no es otra cosa que la insalvable desconexión entre gobernantes y representantes, que toman las decisiones de espaldas a la calle, y el pueblo, que, decidan lo que decidan,  siempre paga las consecuencias. No tenía ganas de hacerlo, pero, al ver la foto del papa estrella, que nos quieren hacer pasar por una especie de Fray Escoba blanco y porteño, convenientemente comentada por Maruja Torres, no he tenido más remedio que robarle unos minutos a la colada que había comenzado aprovechando la tregua abierta en Madrid entre frente nuboso y frente nuboso para sentarme ante el teclado.

¿Qué les pasa? ¿Por qué este entregarse de esa manera a lo que sólo son gestos y nada más? Parece que quienes controlan los medios de comunicación se hayan empeñado en convencernos de que este papa, al que precede la leyenda de su reputada sencillez, de su "moverse" en metro y autobús, de su desapego a las riquezas, pero al que aún no he escuchado pronunciar la palabra JUSTICIA. Incluso algunos medios, a los que, en algunos casos, ha precedido -cada vez menos- la etiqueta de "progres" parece que se hayan dado un atracón de agua bendita, porque, al menos sus corresponsales, se han dejado cautivar por los encantos del primer pontífice que habla español, viene del "fin del mundo" y es jesuita.

Al margen de ese pasado tan oscuro que, por más que se empeñen en "contraprogramar" está ahí y denota, cuando menos, una cierta, por no decir evidente, pasividad frente a la sangrienta dictadura militar, no hay en su discurso nada que persiga la redención de los hombres y las mujeres en la tierra, y que conste que este desdoblamiento de géneros no es gratuito. Y me atrevo a decirlo, entre otras cosas, porque la redención sólo puede venir de la mano de la justicia, un concepto que sigue sin aparecer en su vocabulario.

¿Para cuándo un papa que nos hable, no de aliviar el dolor, no de amor y caridad, sino de evitar ese dolor y dar a cada cual lo que, como ser humano, merece? Me temo que eso no llagará nunca de una institución que se ha colocado siempre al lado del opresor, siempre que éste no oliese a azufre comunista, claro y que no hace aún setenta años estaba con Mussolini y Hitler y, por si fuera poco, fue pieza fundamental de la huida de centenares de criminales de guerra hacia el limbo sudamericano, donde incubaron el huevo, y cómo, de la serpiente del nazismo que llevaban consigo.

Ver a este papa lavando los pies de jóvenes delincuentes o verle "prostrado" ante dios en San Pedro no me conmueve, más bien al contrario.  Todas esas fotos, todos esos gestos medidos al milímetro, están, para mí, más cerca de las ambiguas y equívocas campañas de Coca Cola o de la gran mentira diseñada para adolescentes, entregadas de antemano, a las que les hacen creer que Justin Bieber arde en deseos de besarlas, pero n lo hace porque los guardaespaldas se lo impiden.

Basta ya de fábulas. A los papas los eligen los cardenales elegidos por sus antecesores y los dos últimos papas eran cualquier cosa, menos  progresistas. No hay más que recordar al papa Francisco ignorando a la princesa Letizia, con la que apenas cruzo una sonrisa y el apretón de manos, la sonrisa y las palabras que intercambió en el mismo acto con un sospechoso obispo africano, salpicado por graves acusaciones de connivencia con los genocidas.

En fin. No sólo no me creo esta campaña de lavado de cara de la cúpula de la iglesia católica, sino que, irresponsablemente y basándose sólo en estudiados y pregonados gestos, estén configurando su perfil, sin esperar nada consistente de sus actos que es, precisamente, por lo que le deberíamos juzgar.

Ojalá me equivocase, porque sería bueno que todo el potencial de la iglesia católica se dirigiese a hacer este mundo más justo y habitable. Si así fuese, no se me caerían los anillos, de oro o de plata, que esa es otra, para rectificar todo lo anterior. Pero me temo que no hará falta.

 
 

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viernes, 29 de marzo de 2013

ALGUNOS DIPUTADOS, EL ESCRACHE Y LA VERGÜENZA

 
 

La policía tiene ya instrucciones para impedir que los ciudadanos expresen su rechazo a quienes, pese a sentencias de tribunales internacionales que el Reino de España dice respetar, pese al dolor y la alarma social creado por las decenas de miles de desahucios, pese a las muertes,  pese a ese barra libre para la banca que ya pagarán sus clientes, no manifiestan el más mínimo interés, más bien al contrario, en rectificar lo que origina tan terribles consecuencias.

A la mayoría de los representantes y cargos públicos de este país -me niego a englobar a todos en el equívoco término de "políticos"- les gusta lucirse en las tribunas, recibir el aplauso de sus compañeros de partido, aparecer en televisión, hablar para la radio, "soltar" sus ocurrencias en foros y tertulias, tuitear barbaridades desde su móvil o matar con él el aburrimiento en los larguísimos plenos jugando al apalabrado o a lo que sea. Les gustan las palmaditas en la espalda y los besos de anónimos simpatizantes e, incluso, que les paguen el café o el vino en la barra de cualquier bar. También les gusta recibir a fin de mes un sueldo razonablemente digno, especialmente ahora que hay seis millones de parados y que quienes encuentran trabajo cobran unos salarios que, aparte de insultantes, la mayoría de las veces son incompatibles con la vida, que sigue siendo cara, especialmente en determinadas ciudades de España.

Les gustan todas esas ventajas y homenajes, pero les molesta la crítica. Les molesta que les recuerden que están donde están para defender los intereses de los ciudadanos -los bancos no votan, aunque sí les faciliten créditos, individuales o a su partido- y atender sus peticione o, cuando menos, saber por dónde va el latido de la sociedad. Les basta las más de las veces con adular al poderoso, doblar el espinazo, sobre todo cuando se aproximan elecciones, para figurar en las listas y prorrogar por cuatro años más su ventajoso contrato con la sociedad, ventajoso porque nadie les exige cumplirlo, y volver a los lucimientos, los halagos y las prebendas.

No les gusta -no- que les señalen. No les gusta que marquen su territorio, que se haga púbico donde viven o que se diga a sus vecinos quiénes son y que hacen o, más bien, dejan de hacer, porque, como dicen que sabiamente hacen los delincuentes de a pie, no "trabajan" en su vecindario. Por eso el pío ministro del Interior, después del fracaso de Cristina Cifuenets y la costosa máquina de opinar del PP hayan fracasado en su intento de criminalizar a la Plataforma Anti Desahucio, equiparándolos con terroristas,  ha cursado instrucciones a su equipo de antidisturbios “multadores”, para identificar, en algunos casos detener y, siempre que haya el más mínimo resquicio para ello, sancionar a quienes se paran ante el portal de un diputado, haciendo escrache, para señalar a quienes no quieren cambiar las leyes injustas.

Dan lástima estos diputados llorones que no asumen las consecuencias de legislar contra los intereses de la mayoría. Y ene este punto hay que recordar que la IPL para modificar la ley hipotecaria de este país contó con un millón de firmas, todo un récord en este país tan "pasota", al menos hasta entonces. Por ello, las autoridades han dado ya instrucciones s a la policía para intervenir ante esta nueva modalidad de denuncia pública que tan incómoda se está volviendo para los señalados.

Creo que quienes organizan estos escraches deben esmerarse en cuidar las formas, para que nadie pueda acusarles de ejercer la violencia contra sus objetivos. En un país de curiosos como éste, basta con hacer un corro ante un portal para que el corro crezca y quienes estén cerca se acerquen para saber qué está pasando. Y si, finalmente, como parece pretender Interior, se ordena montar guardia en el portal de esos diputados a los policías que deberían estar persiguiendo a la verdadera delincuencia, será el propio gobierno el que estará practicando el escrache contra aquellos, porque nada hay más vergonzante para un representante de los ciudadanos que tener que ser defendido de los ciudadanos por la policía que los ciudadanos pagan con sus impuestos.
 
 

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jueves, 28 de marzo de 2013

MENTIROSOS REPULSIVOS

 
 
El de ayer volvió a ser un mal día para el Gobierno. Y todo porque la agencia Eurostat, la que se encarga de revisar y dar por buenas, o no, las estadísticas y las cuentas de los distintos países de la Unión, optó por esto último y obligó al señor Montoro a rectificar sus cuentas, incluyendo en el déficit de 2012 el dinero que debería haber devuelto a los contribuyentes con derecho a ello en los últimos meses del año y que no giró hasta el mes de enero, una vez cerrado el ejercicio.
Mal asunto este de maquillar las cifras y peor, si, además, te "pillan" la trampa, como así ha ocurrido.
De polvos como estos, vinieron los barros del rescate a Grecia, que allí si se llamó rescate, no como aquí, a pesar de que sus consecuencias no fueron muy distintas a las que padecemos en España. Allí, como aquí también hubo despidos masivos, recortes, pensiones a la baja, fuga de capitales, cierre de comercios y empresas, emigración de los mejor preparados, contenedores de basura como despensa de quienes ya no ocultan la vergüenza de su pobreza, desahucios y suicidios. Lo que no sé si ocurre en Grecia, aunque aquí, al menos, no se habla de ello es que también se haya desplomado el precio de la verdad, de lo que es evidente y sistemáticamente se nos niega.
Nada se nombra ya como antes. Lo que hacen o dejan de hacer, duele igual, se sufre lo mismo, abate como siempre, pero nunca lo llaman como antes. Es el signo de los tiempos y, en eso, el gobierno que, consciente o inconscientemente, nos dieron la mayoría de los españoles que votaron en las últimas elecciones, hay que reconocerlo, es un adelantado. A estas alturas parece evidente que, por tradición en el partido, que veinte años es mucho, y, por el pasado de algunos ministros, De Guindos, por ejemplo, en la economía especulativa, son expertos en eso que, también eufemísticamente, hemos dado en llamar "ingeniería financiera" y que no es otra cosa que el arte de quitar de aquí, esconder allá y camuflar siempre, para convertir en beneficio lo que, a todas, luces son pérdidas o todo lo contrario, si así conviene.
Con el mismo descaro, el mismo aplomo y la misma nocturnidad con que en Castilla La Mancha decidieron dejar a veinte de lo que en tiempos, so sé si ahora, conocíamos como partidos judiciales sin médico después de las ocho de la noche, negando que tal cosa fuese dejarles sin asistencia nocturna, con el mismo descaro -insisto- donde se dijo digo, se dice ahora Diego y se rectifica una decisión tomada a la ligera, haciendo números en un papel, sin tener en cuenta que, con ella, estaban poniendo en pie de guerra a comarcas enteras. Y me pregunto por qué, si hace meses ese servicio era ruinoso, cómo es que ahora ha dejado de serlo ¿quizá porque se ha tenido en cuenta el que debiera ser fin primordial de la política y que no es otro que el bien común?
Ingeniería financiera y también ingeniería jurídica, esa con la que nos amenazó el ministro Gallardón para retorcer la ley, saltándose a la torera la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que puso en evidencia la llamada "Doctrina Parot" que inauguró una nueva manera de contabilizar las condenas, para evitar la puesta en libertad de algunos etarras. Habrá quien piense que tal cosa sería lícita, pero, si la ley debe ser igual para todos y el principio de seguridad jurídica debe prevalecer en las hipotecas, beneficiando a los bancos, también debería prevalecer para los ciudadanos de a pie, sean o no etarras, y mucho más, una vez corregida la ley que dio pie a esas escandalosas, pero legales, puestas en libertad.
Un caso, el anterior, que deja muy claro que lo que le importa al gobierno es contentar y no asustar a su electorado, pese a que es evidente que lleva más de un año haciéndolo. Y, todo, porque abusan de otra ingeniería, la semántica, que les lleva a buscar, cual Indiana Jones en busca de la palabra perdida, sinónimos que no lo son, palabras de significado ambiguo y arcanos que oculten todas y cada una de las cagadas que van dejando en su camino. No hay más que detenerse y tratar de entender qué quiso decir la ministra de No Trabajo -ni lo crea ni parece hacerlo en su despacho- cuando leyó el lunes su interpretación de las cifras del paro, la incidencia en el de los eres, y sobre todo la incidencia de la Reforma Laboral que lleva su firma, pese que tiene más de Arturo Fernández, Díaz Ferrán y toda la caterva de la CEOE que de un gobierno que debiera ser de todos. Y es que lo de Fátima Báñez no es el mismo jardín que el de la torpe de María Dolores de Cospedal , pero, en otro estilo -Báñez leía, no improvisaba y, como de costumbre, no admitió preguntas- pero se le parece mucho.
Todos, subrayo, todos son unos mentirosos repulsivos. Y el que más, el presidente mudo que sólo vale para cantar goles, rebuscar herencias en el pasado y prometer paraísos futuros, sin olvidar a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, que, con su carita de buena y sus congojas en la garganta, se presta a los trabajos más sucios, prestando su voz a las canalladas que pare el gobierno cada viernes y a los rifirrafes del Congreso todos los miércoles,
En fin, mentirosos repulsivos que, aunque a veces lo dudo, algún día pagarán sus mentiras, como pagaron esa gran mentira que repiten una y otra vez desde hace diez años y diecisiete días y que, al parecer, nació de esta frase atribuida al implacable Pedro Arriola: "Si ha sido ETA, arrasamos".
 
 
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miércoles, 27 de marzo de 2013

CÓMICOS, AÑO 2013

 
Hoy, Día Mundial del Teatro, Madrid se convierte en la capital europea y reivindicativa de las artes escénicas. Hay muchas razones para que Madrid, la ciudad mártir, la capital que  anticipó en sus propias carmes los sufrimientos que preparaba el fascismo para los europeos, concentre los actos con que se conmemora esta fecha en que, en todos nuestros teatros se leerá el manifiesto redactado para la ocasión por Darío Fo  que nos recuerda y, sobre todo, recuerda a los poderosos que los cómicos y los escenarios les sobrevivirán, como sobrevivieron a la Contrarreforma a la que alude el nobel italiano.
Siempre ha sido así. Durante siglos y, naturalmente, también en todos los años de mi vida. El teatro ha sido la más inquieta de las artes, la más crítica con el poder, la que siempre ha sabido burlarse de esa sociedad pervertida y cínica que trata de imponer la recta moral y las buenas costumbres de las que presume, cuando, en realidad la moral y las costumbre que gasta tienen poco que ver con lo que predican.
Cuando el poderoso habla de austeridad y sacrificios, los cómicos le responden poniendo sobre el escenario su despilfarro y su corrupción, cuando lo que imperaba era la loa a Hitler, Bertolt Brecht imagino a un Arturo Ui al que hubiese sido fácil resistirse de habérselo propuesto; cuando de lo que se habla es de castidad y sacrificio, Federico levanta la casa de Bernarda Alba; cuando la burguesía se viste y se pinta de europea, Arniches retrata a los humildes... y así hasta el infinito. Pase lo que pase, vayan las cosas como vayan, el Teatro, así con mayúsculas, y los cómicos que cada noche le dan vida será siempre el verdadero espejo de la sociedad en que habita.
No es de extrañar pues que este gobierno, con su ministro patán a la cabeza, haya querido asediar por hambre a los cómicos. Ha identificado bien al enemigo, pero sin ser consciente de que los cómicos estarán siempre, sea quien sea el que lo ostente, frente al poder, porque esa es su naturaleza y lo es igual en el teatro de furgoneta que recorre pueblos y ciudades que en los lujoso teatros de las cáptales. Wert ha identificado bien a su enemigo. Personajes como él piden a gritos, cada minuto, el escarnio y la burla y no tardará en tenerlo, en convertirse en una caricatura de sí mismo, que ya lo es y bastante.
La agresión, porque no puede considerarse otra cosa, que fue la desproporcionada subida del IVA fue un golpe duro y un castigo  a todos esos "payasos" rojos que sujetaban las pancartas y se ponían las pegatinas contra aquellos de los que, entonces, el hoy ministro sólo era un tapado. Había que hacerles pagar tanta insolencia y nada mejor que asediarles con el hambre, un hambre simbólica que en realidad es paro y telones echados.
Sin embargo, el ministro, el ministro que tanto presume de leído, debería saber que, para hacer teatro bastan un hombre o una mujer, un texto y el público y que el teatro se ha adaptado siempre para sobrevivir, para no morir. No sabe el ministro que si se cierra un teatro, si se suben los precios y se cierra el grifo de las subvenciones, el gran espacio se sustituye por un garaje, una plaza o el salón de actos de un colegio o un instituto, como se hizo durante el franquismo, porque la gente que lo mantiene vivo, los cómicos y su púbico, se adaptan al peor de los escenarios -y nunca mejor dicho- porque lo que les falta en decorados o en butacas, les sobra en entusiasmo e imaginación.
Hoy se celebra en Madrid el Día Mundial del Teatro y, por ello, el precio de las localidades de todos los espectáculos de lo que la Comunidad de Madrid ha rebautizado como La noche de los Teatros tendrá descuentos que pueden llegar a  ser del 40%. Pero no nos engañemos, eso es sólo el gesto de un día en medio del campo de minas en que lo han colocado.
Lo importante del día de hoy, de la noche de hoy, es escuchar el manifiesto de Fo,  memorizarlo y reconocerse en él. Lo importante es tener por seguro que estos cómicos del año 2013, que, como los cómicos de la posguerra que tan bien retrató Juan Antonio Bardem cuando yo aún no había nacido, necesitan poco para hacernos llegar su mensaje, una pensión una o dos comidas calientes, algo que apenas  es un salario, una carretera por la que echarse a andar y un público al que hacer soñar y pensar.
¡Viva el teatro!
 
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martes, 26 de marzo de 2013

DE AQUELLOS ARROCES VIENEN ESTOS LODOS

 
 
Sí. No hay duda, de aquellos arroces que tanto gustaban a Fraga vienen estos lodos que dejándonos llevar por el potencial mediático del PP hemos dado en llamar "caso Bárcenas", cuando en realidad lo que se investiga no parece ser otra cosa que una enorme y antigua trama de financiación ilegal del partido que refundó Fraga sobre las cenizas de Alianza Popular que, no lo olvidemos, durante unos años, los primeros de la democracia, fue el franquismo con traje y el único modelo de partido que el líder gallego parecía dispuesto a consentir.
Cuentan que Fraga no perdía oportunidad de recalar en el jardín de un militante valenciano para dar buena cuenta de las paellas que éste preparaba y que casi siempre iba acompañado de su inseparable Ángel Sanchis, flamante imputado, desde que esta misma mañana, el juez Ruz uniese su destino al de Bárcenas, al tener conocimiento por la información llegada de Suiza y de los Estados Unidos que colaboró con el presunto autor de los famosos papeles en la ocultación de parte del dinero de las cuentas que manejaba en Suiza.
La Semana Santa no le sienta bien al ex tesorero Sanchis. Fue precisamente durante la de 1990 cuando se le vino encima el caso Naseiro, investigado por el juez Manglano y del que se libró, como el propio Naseiro y algún que otro presunto "recaudador" como Eduardo Zaplana, gracias a la ingeniería jurídica desplegada por los abogados del partido, que consiguió anular las conversaciones grabadas a quienes presuntamente exigían "mordidas" a empresarios, especialmente constructores, a  cambio de recalificaciones y contratas.
Sanchis y, sobre todo, Naseiro se libraron de aquella por los pelos y, de hecho, Sanchis puso los pies en polvorosa y sentó sus reales en Argentina, donde compró una enorme finca, mientras Naseiro, al parecer, se dio a coleccionar bodegones, actividades, ambas, a las que, de alguna manera, también se aficionó su sucesor Luis Bárcenas.
Ahora. Sanchis que, para hacerlo sólo por amistad, se ha tomado muchas molestias en maquillar los movimientos de capital de Bárcenas, ha sido pillado en renuncio y desde hace unas horas figura también imputado en el sumario que instruye Ruz. Con él son tres los tesoreros, ya ex tesoreros, del .Partido Popular imputados. Demasiada casualidad para ser sólo eso, así que supongo que los asesores jurídicos se perderán, también en 2013, las vacaciones de Semana Santa.
Lo que pasa es que, en esta ocasión, la investigación parece muy sólida y documentada y no cabe, como en la Semana Santa de 1990, un pase de prestidigitación jurídica que anule todo lo instruido,
Ojalá sea cierto y, de una vez, se haga pagar a los responsables tanto desfalco de dinero público, porque no sé de qué otra forma llamar a estas tramas que recaudan de determinados empresarios el dinero que estos después recuperan de sobra incrementando los costes de las obras o los servicios adjudicados por la administración cobrándose de nuestro dinero la propina dada al partido que la controla.
Paella y marisco, Valencia, Galicia y Madrid -aquí se come de todo- unidos en una trama que, todo apunta a que fue así, nació a la sombra del hiperactivo y buen gourmet que fue Manuel Fraga. Sí, de aquellos arroces vienen estos lodos, no lo dudéis.



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lunes, 25 de marzo de 2013

CENSURA Y DESMESURA

 
 
Por si fueran pocos los motivos de preocupación que agobian a  este país o que, al menos, a mí me agobian, cada vez resulta más evidente que existen intereses, no siempre confesables, dispuestos a llevarse por delante los escasos parapetos que la democracia ofrece a los ciudadanos para defenderse de quienes los quieren silenciosos, sumisos y serviles. Uno de esos parapetos ha sido la libertad de prensa, pero no entendida únicamente como el derecho de los medios a informar, que, naturalmente, es vital, sino como el derecho de los informadores a que se respete su trabajo y, cuando ese trabajo va firmado y aparece en las páginas de opinión, quede a salvo, una vez publicado, de las tijeras de la censura, que nunca es peor que cuando anida en la propia redacción.
Esta reflexión que no es ajena a lo que habitualmente vengo expresando en este blog, viene a cuento de los episodios de censura que últimamente vienen produciéndose en el diario EL PAÍS y que, al menos para mi conocimiento, arrancaron con aquella columna de Santos Juliá mutilada en su alusión a Enric González y aquella amarga carta en la que denunciaba el ERE que estaba a punto de caer sobre la plantilla del periódico, un caso que dio lugar a una carta de protesta de una veintena de intelectuales ligados al periódico, entre los que figuraban, por ejemplo, Mario Vargas Llosa o Antonio Muñoz Molina.
De aquello hace ya unos meses, pero lo más preocupante es que, al parecer, no han aprendido la lección, porque el que maneja las tijeras en EL PAÍS no parece haber entendido que, en tiempos de Internet y redes sociales, por mucho que se reclame el auxilio del Señor Lobo de "Pulp Fiction", siempre quedan rastros y lo censurado se vuelve como un boomerang contra el censor multiplicado, amplificado y glosado por los lectores ofendidos, porque qué es sino ofensa negar al lector criterio y discernimiento para entender algunas cosas.
Como digo, no parecen haber aprendido la lección y en los últimos días, intoxicado por no sé qué intereses o no sé qué principio de autoridad, el censor ha vuelto a intervenir, primero contra un artículo de Miguel Ángel Aguilar, en el que formulaba una serie de incómodas preguntas sobre hipotéticos e ilícitos ingresos del presidente Rajoy como registrador de la propiedad, y, en las últimas horas, contra otro del economista Juan López Torres, Titilado "Alemania contra Europa" , en el que el autor escribe documentadamente lo que desde hace ya tiempo venimos pensando muchos.
Queda claro que, a la vista de que todavía es posible encontrar en la red todo lo que fue censurado, que el esfuerzo del censor no hará sino conducirle a un estado de melancolía, al tiempo que ahonda en el desprestigio por el que parece deslizarse el periódico que, durante años y antes de caer presa de la soberbia, fue uno de los garantes de la libertad de expresión en España.
Supongo que son muchos los intereses creados que atender y muchas las mordazas que las deudas acaban imponiendo a un periódico que se emborrachó de éxito. Pero, al tiempo, convendría que sus responsables recordasen que los que hacen grande los periódicos, los que los alzan y los dejan caer son los lectores, esto último, cuando se sienten engañados.
Y mientras en Miguel Yuste se considera inapropiada la crítica descarnada a Alemania y su actitud de soberbia y superioridad frente a la Europa del Sur, desde las páginas de Die Welt que atienden más a  las protestas contra las corridas de toros que a las masivas protestas de la plataforma anti desahucios, se considera a los españoles poco menos que inmaduros. No es de extrañar que María Dolores de Cospedal se atreva a criticar a los jóvenes que protestan y a ensalzar a los carromeritos de su partido. Tiene todos los triunfos en la mano. Censura y desmesura remando en la misma dirección.
 
 
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domingo, 24 de marzo de 2013

EL PAPA ANTE EL ESPEJO

 
Desde que fue nombrado hace apenas diez días, hay un empeño absoluto en "vendernos" al nuevo papa como un hombre de cambio, como un cura sencillo ajeno a los privilegios que -dicen- volverá a la iglesia de los pobres. Muy bonito, todo muy bonito... si fuese verdad.
Para comenzar, más allá de algunos gestos que, a la postre, son sólo gestos, como la plata en vez del oro en el anillo, no ha dicho nada que suponga un cambio real y creíble de la actitud de la cúpula de la iglesia católica frente al mundo. No ha habido de momento, por ejemplo, nombramientos que supongan o indiquen una nueva senda, una brecha en la monolítica curia romana. Sé que aún es pronto, que es lógico que así sea de momento y que habrá que esperar aún unas semanas para saber por dónde va el papa Francisco.
Pero, si bien es cierto que es pronto para esos primeros pasos, por qué ese empeño en pintarnos un santo de los pobres, por qué ese coro de alabanzas, ese saco de testimonios a favor que tratan de anular su, cuando menos silenciosa, convivencia con la dictadura, testimonios que, por cierto, han tardado mucho en aparecer, frente a las acusaciones de connivencia con los militares que ya estaban ahí.
A mí, está claro, no me gusta ningún papa. No me gusta esa gente que vive en palacios y se desplaza  en helicóptero, porque desde el balcón se ve muy pequeña a la gente que pasa horas y más horas al sol o bajo la lluvia a la espera de una palabra o un gesto, para asistir a ese rito tan absurdo de gritar histéricamente cuando el guión se hace poliglota. Lo importante no es que repita una fórmula en español, rumano o swahili. Lo importante es que diga algo que realmente sirva a los españoles, a los rumanos o a quienes viven en el continente africano, evangelizado y explotado a un tiempo.
Y de eso no ha habido nada. Porque, sí, habla de la pobreza y, también, de la caridad y el amor como camino para solucionarla, pero nada ha dicho aún de la justicia o de su inmediata consecuencia, la igualdad, que también están en los tan polivalentes evangelios. Y, hablando de igualdad, no me gusta nada su actitud ante las mujeres, con las que sigue la doctrina tradicional de considerarlas las perfectas auxiliares del hombre dentro y fuera de la iglesia. Como muestra, un botón: el escaso, por no decir nulo, caso que hizo a la princesa Leticia en el besamanos que siguió a la misa con que inauguró su mandato.
Creo que a este papa, como a todos, papas o no, hay que medirle más por lo que calla en asuntos cruciales que por lo que dice y lo que hace delante de las cámaras para que se interprete. No hay más que ver el beso con el que distinguió a la presidenta argentina, enfrentada a él durante años, un gesto teatral que la tan demagoga Cristina supo anular con aquel "es la primera vez que me besa un papa".
Todos tenemos un Bárcenas impronunciable que, para no meternos en problemas, callamos una y otra vez. El de Francisco se resume en esas omitidas justicia e igualdad.
Por lo demás, hay imágenes que valen por mil palabras y la de ayer en Castel Gandolfo es de esas, porque llena de desasosiego ver a un papa, Francisco, enfrentado ante el espejo del paso del tiempo y el frío que da la enfermedad de su antecesor, Benedicto. Al fin y al cabo no es tanta la diferencia.
 
 
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sábado, 23 de marzo de 2013

ESPAÑA COMO CHIPRE

 
 
Llevamos ya una semana escandalizados por lo que está pasando en Chipre y acojonados porque lo que está pasando en la isla mediterránea pueda llegar a pasar en España y no nos damos cuenta de que lo de Chipre lleva años pasando en España, porque qué otra cosa es sino la quita tramposa con que la mayor parte de la banca española ha enjugado el agujero que dejaron en ella la tan manida burbuja inmobiliaria y la rapiña de sus directivos conchabados con el silencio cómplice y sobornado de partidos y sindicatos.
Me estoy refiriendo, claro, a la estafa de las preferentes, por la que la práctica totalidad de la banca española confiscó mediante engaños o directamente "por la cara" los ahorros de decenas de miles de clientes, la mayoría ancianos, jubilados o recién despedidos que pretendían estirar su finiquito para afrontar con un poco más de tranquilidad los años del paro o la corta jubilación. No hubo piedad para atraparlos en la red y no la ha habido ahora para decidir sin rubor y sin más que, ale hop, sus cien son desde hoy sesenta.
Cuando la banca, salpicada por el estallido en plana cara de la burbuja inmobiliaria, comprendió tarde y mal que acababa de romperle el cuello a la gallina de los huevos de oro, decidió que lo siguiente era recapitalizarse lo antes posible y a costa de lo que fuese. Y, como ya sabéis, la recapitalización fue a costa de sus clientes, porque nadie mejor que ellos para saber quién tenía ese dinero que, cada minuto que pasaba, necesitaban con más premura para taparse el culo que el parón de la construcción les había dejado al descubierto.
Para todos aquellos a los que se les ofreció "el producto" la cosa tenía sentido. El interés que se les daba a cambio de "depositar" sus ahorros, era superior, porque el banco o la caja lo necesitaban para remendar el desgarrón por el que asomaban tanto solar ahora baldío y tanta hipoteca impagada. Tenía su lógica. También a ellos, cuando habían pedido un crédito, les habían cobrado sus buenos intereses y les habían exigido garantías.
Ese fue el peor de los fallos, todos confiamos en esos bancos y esas cajas que llevaban toda una vida en el barrio, cuyos empleados tomaban café con nosotros y hacían reformas en la sucursal cada dos por tres -yo, por ejemplo, sólo la hago cuando la necesito y puedo pagarla- y, por si fuera poco, eran según miembros del gobierno, el gobernador del Banco de España y bastantes políticos, seguros y solventes.
Creo que no hace falta recordar el calvario que están viviendo los que ahora llaman "preferentistas", sueños frustrados, bodas de hijos retrasadas o minimizadas, apuros para llegar a fin de mes, algo tan terrible como la imposibilidad de comprar con un dinero que pensabas que era tuyo y que, sin embargo, estaba inmovilizado "a perpetuidad" sin tu saberlo, pudor para admitir públicamente que han sido engañados, manifestaciones, abogados etc. hasta llegar a el terrible anuncio de ayer, en el que, con la frialdad de quien maneja balances e ingeniería financiera, se les comunicó que parte de sus ahorros había dejado de ser suya, en función del banco que les engañó, como si ser cliente de uno u otro equivaliese a jugar o no la combinación acertada de la Bono Loto.
Lo que están haciendo es un atraco mucho peor que si fuese a mano armada, porque se llevó a cabo abusando de la confianza de las víctimas. Nadie se mete con sus ahorros en una callejón oscuro y sin embargo se fía de quien lleva atendiéndole toda la vida y le cuenta las condiciones de un depósito que, a la postre, no son tales, porque hay una trampa escrita en unas líneas ilegibles enterradas entre decenas de folios.
Lo de Chipre lo justifican porque allí se pagaban pocos impuestos y los bancos eran "un poco así". Y, sin embargo, los que ahora les castigan y antes les vendieron los coches de lujo, los viajes y los yates, callaron porque, hasta que reventó, la isla fue para ellos un paraíso en el que hacer negocios. Lo de aquí es casi peor, porque pagábamos nuestros impuestos y nadie nos contaba la mierda de banca que teníamos.
Lo de las preferentes es parecido a lo que les ha caído encima a Chipre, un corralito, aunque lo de aquí parece ser un corralito con una tremenda pedorreta final. La que supone, por ejemplo, la hiriente campaña publicitaria de una compungida Bankia que, después de habernos abandonado en el infierno y sin que nadie pague por ello, nos promete ahora el paraíso
 
 
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viernes, 22 de marzo de 2013

UN PLAN DIABÓLICO

 

 

Anoche, en uno de esos momentos de debilidad que uno tiene ante el televisor, me deje abducir por una escena de una película tan inverosímil como ñoña, en la que la pareja protagonista habla de la reencarnación. Como bien supondréis, yo, que soy ateo, de ciencias -presumo de ello- y no creo en tan consoladora teoría, me quede con este curioso argumento expuesto en la conversación: si la humanidad ha crecido a lo largo de los siglos y si, además, en los últimos años lo ha hecho de modo exponencial ¿Debemos pensar que no todos los que ahora habitamos el mundo? ¿Cabe pensar que las almas de nuestros antepasados se han fragmentado para que cada uno de nosotros tenga su "cachito"?

O, quizá, lo que pasa es que a algunos humanos lo que les ha tocado en el reparto es el alma de una cucaracha o un gusano. No es más que una tontería, pero creo que esa tontería la cree a pies juntillas más de un gerifalte de los que nos gobiernan. Si no, no se explica que estén tomando las decisiones que están tomando de un tiempo a esta parte y que, en mi opinión, sólo cobrarían sentido si las encuadramos dentro de un plan diabólico para acabar con una parte de la población -la que, para ellos, ha dejado de ser rentable- y abaratar al máximo los costes del resto.

Todo empezó -al menos en España y me duele decirlo- cuando los gobiernos de Felipe González comenzaron a tocar el empleo juvenil, dando facilidades y abaratando los costes de sus plantillas a base de contratar jóvenes "en formación" por una miseria, sin que el gobierno o los comités de empresa -no todos, pero, por desgracia, sí la mayoría- se tomasen la molestia de controlar y evitar que tales modalidades de contrato se utilizasen por las empresas para "rejuvenecer" y, de paso, abaratar sus plantillas. Poco a poco, la nómina de muchas empresas pasó a tener un alto porcentaje de becarios y trabajadores en formación, menos expertos, pero también menos resabiados y con menos derechos, dispuestos a "tragar" con todo, con tal de tener unos miles de pesetas o unos cientos de euros en el bolsillo a final de mes que, si no eran suficientes, complementarían papá o mamá.

Era lo lógico, cuando se es joven - a mí me pasaba- te crees inmortal y el futuro es algo lejano que se torea con el día a día. Así que nosotros, los jóvenes de entonces, los que nos quedamos supliendo a los mayores, fuimos creciendo en la empresa, alcanzando una estabilidad que creímos eterna. Así que nos embarcamos en la aventura de la familia, tuvimos hijos y todo parecía perfecto. Pero llegó un día en el que todo empezó a cambiar. Un día en el que el lugar al que acudíamos a trabajar -el edificio, la fábrica, el comercio o el colegio- pasó a tener más valor para el "amo" que el resultado de nuestro trabajo. Y las plantillas se convirtieron en una carga y así llegaron los eres, las recalificaciones de suelo y las deslocalizaciones, todo ello ante los ojos de esos seres con alma de humanos que nada querían saber de aquellos otros que la teníamos de perro, de cucaracha o de gusano, en los que un día creímos y, pese a debérnoslo todo, nos vendieron.

Nos contaron también -y también con los socialistas en el gobierno- que deberíamos dejar de pensar en que bastarían nuestras pensiones para garantizarnos una buena jubilación. Nos dijeron que sería bueno hacernos "un plan" privado. Y algunos lo hicieron. A mí no me daba para ello y por eso no caí en aquella trampa. Al cabo del tiempo, cuando había que liquidar el plan de pensiones, se lo comían los impuestos aplazados y, mientras tanto, había servido de munición especulativa contra nuestra economía y la de todos los países que cayeron en sus garras y que, antes de la llegada del euro, tuvieron que devaluar una y otra vez, para poder seguir adelante.

El colofón fue la debacle del último gobierno de Zapatero, pendiente más del marketing electoral que de la realidad y la consecuente "gran cagada" de la sociedad dando la mayoría absoluta a un gobierno formado por quienes ni siquiera sirven de explotadores y especuladores y se limitan a servirles como les sirven. El colofón ha sido la reforma laboral firmada por la ministra más vergonzosamente inútil que ha pasado por un gobierno de España, una reforma hecha por los empresarios que, con ella, se han garantizado "barra libre" para "despiojar" sus plantillas, con los resultados que todos sabéis, cifras récord de paro, despidos sin recurso posible y baratos, tan baratos, que parecen sacados de la estantería de un "chino". Despidos que se han cebado con los mayores de cincuenta años, a sabiendas de que, muy probablemente, nunca más encontrarán trabajo, tantos que la "lista" de la ministra, con la excusa de evitar eres tramposos ha decidido privarles del subsidio que, hasta ahora, les permitía no morirse de hambre, asco y pena.

Y, mientras tanto, los jóvenes, nuestros hijos en cuya educación el Estado gastó tanto dinero siguen sin encontrar trabajo y pueden darse por satisfechos si encuentran uno por trescientos o quinientos euros y, no digamos ya, si, además, cuenta con cotizaciones a la Seguridad Social, para ir poniendo los ladrillos de una jubilación que, en el mejor de los casos, les llegará a los sesenta y siete años, si es que llegan a trabajar los treinta y cinco años de cotización que les exigen.

Y, todo lo anterior, sin habar de los que han hecho y están haciendo con nuestros ahorros, otra vez ante las narices de unos y otros. En resumen, un plan diabólico destinado a que los humanos con alma de humano empujen a los que, a sus ojos, sólo tienen un cachito de alma o una entera, pero de gusano, perro o cucaracha -o es al revés-, tan viejos,  achacosos y caros de mantener, se extingan, se tiren por las ventanas, por los puentes o al metro, para que su dinero crezca y crezca, ojalá hasta que les ahogue.
 
 

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jueves, 21 de marzo de 2013

¿QUIÉN MANEJA MI BANCA?

 
Por mucho que hayan avanzado la ciencia y la técnica, por mucho que se haya extendido la cultura, por mucho que los poetas, que hoy celebran su día, hayan llenado de belleza las páginas de nuestros libros, el mundo se ha movido poco y sus problemas siguen siendo los mismos. Qué poco podía imaginar Enrique Santos Discépolo que su "Cambalache" iba a tener vigencia casi ocho décadas después, y en especial ese "los inmorales nos han igualao".
Recuerdo que, aunque no a todos, a mí me escandalizó en su día que Rodrigo Rato se marchase a lo Benedicto del FMI, echando por tierra el prestigio arriesgado por España en su nombramiento. Aún así, su sucesor, Dominique Strauss Kahn, también dejó el cargo de manera apresurada, aunque, esta vez, prácticamente con los pantalones en la mano, como si de uno de los clientes de la dulce Irma de Billy Wilder se tratara. Ahora, es la elegante Cristine Lagarde, la brillante ministra de Finanzas de François Fillon bajo la presidencia de Sarkozy primera mujer en llegar al cargo, quien atraviesa serias dificultades para poner a salvo su honorabilidad, bajo la sospecha investigada por la justicia, registro de su casa parisina incluido, por haber favorecido al polémico empresario Bernard Tapie en la venta de Adidas con fondos de banco público Crédit Lyonnais, sorteando la autoridad judicial en pleno proceso contra Tapie.
¿Es que no hay nadie decente al frente de la banca? ¿Acaso el ser de moral distraída, un tonto útil pagado de sí mismo, soberbio e implacable es la condición sine qua non no se puede alcanzar la cúpula de una caja regional o de la mismísima banca mundial? Visto lo visto, parece que sí. Visto lo visto, está claro que, como en el avión del chiste, en la cabina de mando de las finanzas pilotan los simios más inútiles, patéticos y, o, siniestros.
Casi al tiempo que conocíamos el registro de la residencia parisina de quien tanto dolor y sufrimiento está infligiendo a los ciudadanos de la Europa menos pudiente, nos enterábamos de que la cúpula de Bankia se lo estaba llevando crudo y que, en los años en que se engendraba el desastre se embolsaron cerca de setenta millones de euros, de los cuales, Miguel Blesa, coautor junto a Rato del minado de la entidad, se había "agenciado" nada menos que doce.
Nos enteramos ayer por UPyD que está dispuesta a llevar las remuneraciones de la cúpula de Bankia durante esos cuatro años críticos a la Fiscalía Anticorrupción. Algo debemos hacer, algo debe hacer la fiscalía, cuando está claro que estos señores se llevaban el dinero a espuertas, mientras la solvencia del grupo se resquebrajaba.
No puede ser que los salarios de esta gente están ligados a los resultados o que actúen sin un control efectivo, no sólo aparente,  de sus decisiones. Ha quedado demostrado que, por aumentar el volumen de su negocio, que era el nuestro, se metían en torpes e inconfesables operaciones, fiándolo todo a la depredación posterior de sus clientes o a una huida hacia adelante. Y no es lo peor, lo peor es que en esta ruinosa "política de objetivos" que se ha extendido como el aceite por todo el tejido empresarial de este país, y me temo que no sólo de este país, el de abajo ha aprendido a mentir al de arriba, para salvar el tramo de salario que correspondía a su cuota de objetivo, y también a los de abajo, a los clientes y "usuarios" finales, a los que con trampas y añagazas les vendían lo que no querían o no necesitaban.
Apañados estamos con quienes han tomado las decisiones en la banca y los gobiernos españoles, europeos y mundiales. Basta con repasar los titulares de la prensa de hoy: "Tres millones de españoles sufren pobreza severa", "Chipre en venta", "El gobierno rebaja sus previsiones", etc. Y todo mientras los responsables toman y "destoman" medidas sin sentido, evidenciando que no tienen la más mínima conexión con la realidad. Aunque tampoco la necesitan, porque, en el fondo, sólo sirven a sus iguales y no a quienes, al fin y al cabo, nunca les han votado.
Por eso me pregunto quién maneja mi banca. No sé quién ni por qué, pero está claro que no puede seguir haciéndolo.
 
 
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miércoles, 20 de marzo de 2013

NUESTRA SEÑORA DEL CASINO

 
¿Cabe mayor cinismo que el de Sheldon Adelson y sus emisarios cuando hablan de su proyecto como una vacuna contra la prostitución, la ludopatía y el consumo de drogas? Evidentemente, sí, porque es mayor, mucho mayor, el cinismo de quienes les dan tribuna y cobijo y están dispuestos a creer y hacernos creer sus patrañas.
Ayer, en el seno de un Congreso titulado "Madrid Excelente", Michael Leven, emisario de Adelson para la ocasión, se encargó de hacernos una vez más las cuentas de la lechera, porque, no sólo nos dijo que su proyecto de montar una ciudad del juego sin impuestos y sin ley crearía cincuenta mil puestos de trabajo, sino que, además, caría a Madrid las decenas de miles de plazas hoteleras que precisa para albergar los pretendidos Juegos Olímpicos de 2020.
Hace falta mucha fe, mucha desesperación o mucha cara dura para decir y creer tal cosa, porque, en ninguno de los casos conocidos de proyectos anteriores, salvo, claro está, la propia ciudad del juego, en Nevada, tales cifras, también prometidas en su día, se alcanzaron nunca y eso que es de sobra conocida la pasión que por el juego existe en Oriente.
El cinismo de estos señores no se queda en rebautizar sus negocios como "Industria del Turismo", sino que pretende hacernos creer que su proyecto en Madrid, como dice que han hecho los anteriores, reducirá el consumo de drogas y la prostitución en la zona. Y no sólo eso, Leven pretendió ayer que viésemos al matrimonio Adelson como una especie de  filántropos, empeñados en ayudar a quienes caen en las garras de la ludopatía y las drogas. Vamos, que sería algo parecido a una Madre Teresa del juego que se dedica a reparar los juguetes rotos que va dejando su negocio.
La gente de Adelson habló ayer de que en Singapur la implantación de sus casinos conllevó un aumento del turismo en un 46% y del 60% en el gasto, con lo cual deberíamos sentirnos bendecidos por haber sido tocados por su varita mágica. Pero me temo que todo son bonitos discursos de chalán de feria y que la realidad es muy distinta, cargada de chantajes, sobornos y extorsiones, de gentes explotadas, mal pagadas y sacrificadas sin que, a cambio, el país en que se instalan recaude los mismos impuestos que dejarían cualquier otra industria o negocio turístico.
Decía al principio que sólo hay un cinismo mayor que el de estos vendedores ambulantes de la felicidad y que ese cinismo hay que buscarlo en quienes como Esperanza Aguirre en su día e Ignacio González, ahora, les hacen la ola y nos ponen a sus pies para que dispongan de nuestras vidas y haciendas para sus negocios.
Siempre que los veo juntos -a González y los hombres de Adelson- me pregunto quién es el anónimo inversor que compró a un precio muy por debajo del mercado toda la deuda que fue emitida por la Comunidad de Madrid hace unos meses. Tal parece que el gobierno del Partido Popular en Madrid ha decidido jugarse nuestro futuro a una sola carta, encomendándose a Nuestra Señora del Casino. Lo malo es que cuando el sueño se rompa, cuando las cifras no cuadren, los beneficios estarán ya muy lejos, mientras los esclavos de las drogas, las mujeres prostituidas con sus chulos y las familias arruinadas por el juego nos los quedaremos nosotros.
 
 
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martes, 19 de marzo de 2013

EUROESCLAVOS

 
No hay que ser muy listo ni tener mucha memoria para darse cuenta de que esta Europa que tenemos no es la Europa que soñamos y de que, precisamente en Europa y por culpa de esa Europa, estamos haciendo el camino inverso al que hicimos para llegar a la democracia, porque, de un tiempo a esta parte, ya no somos dueños de nuestro destino y todo lo que nos pasa nos pasa sin que, en la práctica, podamos o nos dejen hacer nada para evitarlo.
No hay más que ver que, cuando se trata de trasladar a cada uno de los países las decisiones que se toman en Bruselas, hay que vallar y blindar los parlamentos para "ponerlos a salvo" de la lógica ira de los ciudadanos. Decisiones en las que, aparentemente, participan ministros de cada uno de los gobiernos y que, sin embargo, luego son incapaces de explicar, quizá porque su presencia en esos órganos tiene más que ver con la participación de algunos en los consejos de las cajas de ahorro y algunas que otras empresas públicas, a los que se acude para decir sí y cobrar las dietas, que con el debate y la defensa de los intereses de quienes deberían representar.
No sé si recordáis que, para justificar lo que nos está pasando a los españoles, las penurias a que nos han condenado, nos dijeron que teníamos que purgar el haber vivido los años anteriores por encima de nuestras posibilidades. Una mentira tan grande como esa toxica leyenda de los "ninis", jóvenes que, en el imaginario de quienes tanto han deformado el pensamiento de la sociedad, ni estudian ni trabajan "porque pueden -o podían- permitírselo", cuando, en realidad, no hacen una cosa ni otra porque, sin trabajo y sin becas, no les está permitido. Pues bien, ahora resulta -y lo acabamos de ver en Chipre- que, si gastar está castigado, ahorrar puede llegar a estarlo mucho más. Aunque para ello tengan que ponerse por montera sus propias normas.
Porque qué otra cosa que un castigo es lo que han intentado hacer con los pequeños ahorradores de la isla. Imaginad que por prudencia, pensando en un futuro incierto, habéis vivido austeramente para, el día de mañana, que decían las madres, tener un cierto desahogo cuando la capacidad de reacción es mínima. Imaginad que, de repente, cien pasan a ser noventa, porque unos señores, lejos y, por qué no decirlo, a escondidas, han decidido que así sea. Eso, para un anciano o, incluso, para quien está al borde de la jubilación, se traduce inmediatamente en años de bienestar perdidos. La reacción, claro, no se ha hecho esperar y ha puesto a la isla al borde del motín, más con un gobierno en minoría, incapaz de aprobar en su parlamento "los deberes" impuestos por Bruselas.
Lo más desconcertante es que algo que los ministros de Economía del Eurogrupo tenían tan claro y al parecer era tan bueno -al menos para nuestro Luis de Guindos- anoche, tras  comprobar la reacción de los chipriotas y, mucho me temo que con más peso, la del gobierno ruso, decidieron dar marcha atrás y convertir en flexible lo que era implacable. ¿A qué juegan? ¿Saben lo que quieren o sólo juegan con nosotros? ¿Tienen un proyecto de futuro o, simplemente, dan palos de ciego buscando una salida a un proyecto de Europa que está pidiendo a gritos, más de dolor que de ira, una refundación?
Cada vez estoy más convencido de que su proyecto es la esclavización de los ciudadanos del sur de Europa y de la clase trabajadora en general, a la que atrajeron a sus corrales haciéndola creer que había dejado de serlo. Nos han utilizado y ya no nos quieren ni como mercado. Somos su mano de obra barata y tienen, para controlarnos, a sus propios capataces reclutados de entre nosotros que todavía les votamos. Y, si no le ponemos remedio, si no les damos un gran susto, estamos perdidos, porque, aunque aún no se aclaran con el cómo, si saben de sobra que quieren convertirnos en euroesclavos.
 
 
 
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lunes, 18 de marzo de 2013

EL JUEGO DE LOS JUEGOS

 
Ya han llegado, ya están en Madrid en régimen de pensión completa los examinadores enviados por el Comité Olímpico Internacional, que van a evaluar los méritos de la candidatura presentada por la ciudad para celebrar los juegos de 2020. Son los adelantados del COI, esa entidad que sospechamos y cada vez más sabemos plagada de Urdangarines y Corinas, encargada de dar y quitar ilusiones a los humildes e inocentes y de facilitar negocios a quienes saben cómo y con qué sacar el jugo a un sueño colectivo, un sueño que, por otra parte, las más de las veces ha sido interesadamente inducido. 
Después de aquellas manos de colorines que, al final, sólo sirvieron para que el faraón Gallardón inaugurará su pirámide de Cibeles, o de esa Puerta de Alcalá que quedó marcada para siempre por aquella cursilada del caballo papal de aquellas Jornadas de la Juventud Católica en la que Madrid, ya en plena crisis, se gastó con un propósito sectario y partidista el dinero que debería haber empleado en socorrer a los madrileños más necesitados, se les ha ocurrido usar como logo de la candidatura un par de manos dirigidas al cielo, no sé sin oración, que, bien mirado es polivalente, porque si así, tal cual,  simboliza el sueño olímpico, dado la vuelta puede simbolizar el negocio de quienes pretenden y harán negocio a manos llenas a costa de ese sueño, dejando la ruina y las deudas para los madrileños.
Afortunadamente, tengo muy claro que la cosa no va a ir más allá de septiembre, cuando, en ese ya bendito y pontifical Buenos Aires, se decida qué ciudad acabará llevándose el aparente premio de organizar los últimos juegos de la primera década del siglo XXI.
Frente a ese juego optimista en el que también se revuelcan los medios de comunicación, incluso los aparentemente más serios, creo que los datos no invitan al optimismo. Madrid es una ciudad... y una comunidad que niega a sus niños, sus ancianos, sus enfermos, sus dependientes y sus deportistas de base el pan y la sal de la educación, la sanidad, las residencias en que les cuiden y las instalaciones en que practicar el deporte de base del que surgen los que acaban triunfando en los estadios, las piscinas y las pistas. Madrid es una ciudad que atraviesa una grave crisis dentro de un país en crisis, con un cuarto de su población activa en paro, cifra que se eleva hasta uno de cada dos, cuando hablamos de jóvenes, con unas instalaciones previstas para los juegos puestas casi todas en entredicho por su chapucera construcción y por su temeraria manera de entender la seguridad de los asistentes. Madrid, y España, tienen también en entredicho al partido que gobierna, especialmente por facilidad con que se les pega a las manos -las del logotipo- el dinero público, y más si ese dinero está destinado a organizar cualquier acontecimiento.
Si nuestros gobernantes fuesen decentes, hace tiempo que habrían desistido, pero los juegos, el juego de los juegos, es el único señuelo que les queda para hipnotizar y confundir a los ciudadanos. De momento les sirve para acusar de antipatriota y antimadrileñismo a cualquiera que estos días pretenda expresar, mediante manifestaciones o huelgas, su disconformidad con tanta injusticia y tanto recorte.  Para entendernos, Madrid 2020 y sucesivos es a Ana Botella y compañía, lo que la independencia es a Artur Mas. Y, atención, que me refiero a Artur Mas y no a los catalanes.
 
 
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