sábado, 23 de noviembre de 2013

UN ABRAZO HERÓICO

 
Si es cierto que una imagen vale más que mil palabras, la ofrecida ayer por el diario DEIA, del abrazo entre la etarra arrepentida Carmen Guisasola y Rosa Rodero, viuda de un ertzaina asesinado por la banda vale por mil consignas y mil gritos de odio de uno y otro color, El gesto de estas dos mujeres, una acercándose a darlo y la otra ofreciéndose para recibirlo, todo ello en presencia del también ex miembro de la banda Andoni Alza, marcará un antes y un después en el camino de los vascos hacia la normalidad.
La generosidad de Rosa ofreciendo la oportunidad de sumarse al homenaje a su marido, asesinado por ETA hace veinte años, a los ex compañeros de sus asesinos es algo más que un gesto, del mismo modo que la valentía de Guisasola y Alza arriesgándose al reproche de quienes no hace tanto les tenían por héroes.
Uno y otro gesto suponen una ruptura nada desdeñable, porque ellos y ella, terroristas arrepentidos y víctima han abandonado los confortables muros de la casa común de los colectivos de presos y los de sus víctimas, para bajar a la acera de la normalidad. Y lo que han hecho cobra un especial valor porque muestra un camino, el único, para conseguir la total normalización del país. Algo que por desgraciada no está siendo respaldado mi acompañad por quienes durante tanto tiempo han alimentado el odio mutuo y han alejado de lo posible cualquier posibilidad de entendimiento.
Sé que siempre vende más el conflicto que la paz, sé que vende más el odio que la concordia y, aún así, para mí, el encuentro de ayer, el tímido abrazo en el que nunca sabremos quién puso más, tiene más valor que cualquiera otra información de las recogidas por la prensa y creo que sus protagonistas merecerían la consideración de héroes de la sociedad civil.

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