sábado, 14 de diciembre de 2013

TRILEROS

 
 

Me pregunto si alguna vez algún responsable del PP madrileño ha dicho la verdad. Creo que sería difícil recordar uno sólo, porque en lo que una y otra vez ponen su esfuerzo y nuestro dinero es en difundir su propaganda, a veces de nada, porque lo que anuncian lo que inauguran, lo que nos venden, no tiene más principio ni más fin que el de hacernos creer que por fin van a hacer algo, ni más presupuesto que el destinado a la publicidad y la parafernalia necesarios para la engañifa de lo que nos mienten que van a hacer, presupuesto del que, por supuesto, también rebañan lo suyo para sobresueldos y campañas electorales.

Lo de ayer, el pinchazo que por fin ha desinflado el cutre y sucio globo de Eurovegas, es sólo la constatación de hasta qué punto y con qué descaro pretenden, y con éxito gracias a la torpeza y el egoísmo de centenares de miles de madrileños, vendernos al resto. Estaba claro desde el principio que Eurovegas nunca vendría a Madrid. Eran demasiadas las exigencias que pretendía imponer a Madrid el gánster Sheldon Adelson. Sólo un personaje como Esperanza Aguirre, capaz de pedir al Gobierno el cese de Luis López Guerra del tribunal de Estrasburgo por el fallo sobre la doctrina Parot, podía creer que las leyes se pueden cambiar a su antojo. Nos distrajeron haciéndonos creer que el obstáculo era la Ley Antitabaco que tantos beneficios ha traído a la salud de los madrileños y hablándonos del derecho a disfrutar de la libertad de arruinar su salud y la nuestra.

Pero tampoco eso era cierto. Lo que pretendían era modificar al antojo y a la medida del imperio de Las Vegas Sands leyes autonómicas, nacionales y Europas, con el agravante de garantizar al mafioso que los cambios no serían reversibles y que, en caso contrario se le devolvería lo invertido y se les compensarían además las pérdidas. Algo infumable por lo que, estaba claro, la Comisión Europa no iba a pasar, lo que significaba que, antes o después, en la Moncloa o en Bruselas, se iba a poner fin a la delirante subasta de puestos de trabajo, inversiones millonarias y nuevas infraestructuras.

Una subasta delirante en la que los medios de comunicación, todos sin exclusión en algún momento lo hicieron, actuaron de mamporreros del mafioso y de sus comparsas, los dirigentes del Partido Popular madrileño, porque, aunque ahora lo nieguen, contribuyeron a engordar las mentiras, a costa de las esperanzas de miles de parados madrileños. Así que es mejor que no vengan ahora con críticas a Adelson, a Rajoy o Bruselas, porque ellos, probablemente interesados en la tajada publicitaria del complejo, estaban en la pomada del engaño. Y lo estaban hasta el punto de que desmintieron, cuando no insultaron o ridiculizaron, al socialista Tomás Gómez cuando, ya en julio, anunció la muerte de Eurovegas.

Esos medios tienen ahora la oportunidad de demostrar la honradez que debieran tener, dirigiendo sus críticas y la severidad desperdiciada en contra de quienes estaban siendo realistas y diciendo la única verdad posible, la de que Eurovegas nunca iría adelante. Esa prensa tiene que señalar a la principal responsable, que no es otra que Esperanza Aguirre que nos embarcó en el asunto, borracha de poder y con la intención de vender humo electoral, al margen de algún que otro negocio inmobiliario, en los que tan afortunada es la familia política de la condesa. Porque Esperanza Aguirre lo supo enseguida  y, por eso, se quitó de en medio. Huyó y disfrazó la huida de melodramática mezcla de amor a la familia y enfermedad, cuando, en realidad, lo que estaba haciendo era dejarle a su sucesor Ignacio González la deglución del inmenso marrón que se le venía encima, tratando de no ser la mala, o la tonta, de la película, para, después, resurgir como ave fénix  resurrectora de la derecha madrileña, quien sabe si al frente de un cartel electoral.

El listo de la película, el capo Adelson, jugó primero con la estúpida y fomentada rivalidad entre Madrid y Barcelona -no quiero ni imaginar la amplitud de algunas sonrisas en Barcelona- para, una vez convertido Madrid en felpudo, utilizar la candorosa entrega de Madrid al fiasco como ariete en sus intentos de llevar el proyecto a Corea o Japón. En cuanto a quiénes son los paganos de esta historia, una vez más lo somos quienes pagamos nuestros impuestos, porque, pese a todo lo dicho, explícitamente en el caso del portavoz de González, Salvador Victoria, todo lo que ha venido gestándose en estos largos meses de quimera tiene un coste, porque los informes no se hacen solos, los viajes no son gratis y, aunque para toso ello se utilicen personal y medios del gobierno regional, se trata de personal y medios distraídos de otros fines más nobles y rentables socialmente.

Hemos sido víctimas, una vez más de trileros profesionales que, a plena luz del día, pero contando con el deslumbramiento cómplice que los medios de comunicación han venido produciendo en gente necesitada de esperanza, no Aguirre, y de trabajo.  Hemos sido víctimas de estos trileros y lo que no me puedo quitar de la cabeza es la sospecha de que, si nos engañaron con las posibilidades de Madrid para Organizar los juegos olímpicos de 2020 y nos engañaron con la operación Eurovegas, por qué no iban a hacerlo también con la privatización de la sanidad pública o el plan de desmantelamiento y degradación de la enseñanza pública.
 
 
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