viernes, 4 de julio de 2014

TONTOS CONTEMPORÁNEOS



Lo lleva escrito en la cara y, por si quedara alguna duda, señor tiene, desde el nombre hasta el reloj a mano cambiada, el uniforme completo de pijo, con esas gafas de (horrible) diseño y ese pelo sofisticadamente descuidado que, a veces, baña en brillantina o cualquier otro pringue capilar, esa manera de hablar esas tonterías que dice, encadenadas una detrás de otra, le retratan a la perfección.
Este personaje, alcalde del pueblo madrileño de Brunete, famoso hasta ahora por la terrible batalla de la Guerra Civil y, en cierto modo, por ser la cuna del director de un programa de radio de la noche, se ha dejado sorprender por una concejala de UPyD que grabó sus intentos de soborno para conseguir que se pasase al PP para darle la mayoría absoluta. Tan tonto es este Borja Gutiérrez que, no sólo admitió haber sido pillado en ese renuncio -negar la mayor es lo primero- sino que ayer dijo en un alborotado pleno del ayuntamiento que la conversación fue grabada hace dos años y que por eso no tenía validez "porque una grabación de hace dos años es atemporal" ¿Sabrá este pijo lo que dice?
Y no fue lo único, porque la primera fue convocar a los medios para explicar su postura ante el escándalo, dando pábulo a todo tipo de críticas, sino que dijo la siguiente gilipollez "Yo me iré cuando la gente me dé la espalda, cuando no me voten". Perdón, "Don" Borja, cuando no le voten ya no tendrá que irse, porque no estará. Pero lo peor no es esto, lo peor es como su prepotencia, de esas que sólo tienen los tontos, le lleva a dejarse enredar por su colega de UPyD, mostrándole, como la cola de un pavo real, toda su panoplia de favores tramposos con los que engatusarla para consumar el soborno.
Pero Borja Gutiérrez, con serlo mucho, no es el único tonto contemporáneo que ha tomado la palabra en las últimas horas. Ahí están, si no, quienes, desde la Asamblea Nacional de Catalunya, juegan ya a diseñar un ejército y una armada propios, junto a una milicia voluntaria, añorando quizá el esplendor de los almogávares o los años del somatén que a tantas arbitrariedades dieron lugar. Una pretensión que, a mí, que estaría por la abolición de los ejércitos, me produce tanta inquietud como risa y que, a otros, no hacen otra cosa que proporcionarles los argumentos que andan buscando para oponerse al derecho de los catalanes a ser consultados sobre sus legítimas aspiraciones que, ya, hasta el nuevo borbón reconoce.
Pues bien el empeño de la ANC de jugar con soldaditos ha desatado ya los demonios interesados del PP, que ha hecho de la oposición a esas aspiraciones de los ciudadanos de Cataluña su bálsamo de Fierabrás para sanar su maltrecho prestigio ante las próximas convocatorias electorales. Así, Carlos Fabra, presidente de la Generalitat Valenciana, ha tocado a generala contra los partidos de la izquierda en Valencia, que, según él, extenderán a la comunidad que todavía gobierna, el arco mediterráneo y el mundo el independentismo que ahora emerge en Cataluña. Qué tontería tan contemporánea y, en todo caso, qué tiene de malo lo que pretenda la gente si lo pretende por las vías democráticas, salvo que tema que otros que no sean ellos tengan acceso a las cuentas y cajones de las consejerías y los despachos que durante tantos años han controlado en exclusiva, haciendo y deshaciendo para drenar, directamente o mediante negocios sucios los dineros de los valencianos.
En fin, tontos contemporáneos que demuestran que no es la inteligencia, precisamente, lo que lleva a algunos hasta algunos cargos, sino su falta de escrúpulos y su capacidad para corromper y dejarse corromper. No hace tanto que alguien, creo que el llorado Luis Carandell tenía que ver en ello, instituyó el Premio al Tonto Contemporáneo, hoy que ese premio sería más necesario que nunca, sería difícil elegirlo.


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