jueves, 24 de diciembre de 2015

¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?


La foto de Emilia Gutiérrez para LA VANGUARDIA lo dice todo. Nada que ver, nada que decirse, uno y otro. No sé qué hace Mariano Rajoy recibiendo a Pedro Sánchez, tan pronto y sin hacer los deberes, y a todos los demás después ¿Acaso está ejerciendo de rey? ¿Acaso la confusión que tienen en el PP entre la Constitución y su conveniencia, que se evidencia cada vez que alguno de sus líderes abre la boca, les lleva a sumir papeles que no les corresponden?
Creo que no. Más bien apostaría porque todo esto forme parte de un calculado proceso de maceración de los votantes, especialmente los de izquierdas, que les lleve del entusiasmo por la derrota del autor de todos sus males a la resignación ante la presunta imposibilidad de desalojarle de La Moncloa ¿De qué estamos hablando? ¿Estamos jugando el juego que dictan "los mercados"? En cualquier otro país, quien pasa de pilotar el rodillo parlamentario a ser arrollado por las urnas, sin el consuelo, además, de apoyarse en la familia de la derecha, como le ha ocurrido a Rajoy, saldría escopeteado, no sólo de La Moncloa, sino de la presidencia de su propio partido. 
Sin embargo, aquí no. Aquí el personaje en cuestión anda en un "corta y pega" de conveniencias, con el apoyo explícito del ambicioso Rivera al que los dedos se le hacen huéspedes ante la posibilidad de tocar poder, diciendo digo donde dijo diego y tratando de forzar al PSOE, la otra pata de lo antiguo y corrupto que tanto odiaba, a apuntalar la a todas luces insuficiente mayoría que, él, está dispuesto a conseguir, con quienes hace un sólo cuarto de hora les despreciaban, la estabilidad tan ansiada por los mercados, la gran excusa del capital financiero (especulativo) y las grandes empresas, para continuar mangoneando en el futuro y lo poco que queda del bienestar de los españoles.
De qué estamos hablando, cuando, y yo me acuso de ello, estamos dejando a Pedro Sánchez cocerse en el jugo de su partido, mientras Rajoy, vive más o menos tranquilo en La Moncloa. Y, a todo esto, vamos cumpliendo las previsiones de los gurús del poder, que de momento es único, olvidando que, está vez, la victoria de la izquierda, emergente o no, nacional o nacionalista, ha sido indiscutible y plegándonos a las componendas que, para nosotros y nuestro futuro, han decidido los ambiciosos ejecutivos de las televisiones, los sesudos editorialistas de la prensa y algún que otro profeta de las ondas.
¿De qué estamos hablando, si España se ha retratado hace tan sólo cuatro días y ha salido en la foto peinada con la raya a la izquierda? ¿De qué estamos hablando? ¿Quizá de que cumplir la voluntad de los votantes no es del agrado de quienes llevan años saqueándoles, arrebatándoles sus viviendas, devaluando sus pensiones y sus salarios, deteriorando su sanidad y su educación y negándoles el futuro? Si es de eso de lo que hablamos, apaga y vámonos.
La situación no es muy distinta ni, mucho menos, peor que la que vivimos en 1982, con un PSOE triunfante y aún de izquierdas y un PCE, todavía muy influyente. No sólo fue posible el gobierno, sino que, además, abrió camino a una etapa de reformas, algunas buenas, otras dolorosas que dieron paso a una España distinta y mejor que aquella de la que veníamos. Ahora, cuando lo público ha sido borrado, prácticamente, del panorama, cuando lo sindicatos no se sabe qué defienden, cuando los medios de comunicación han dejado de estar en manos de periodistas, tratan de convencernos de que nuestro sueño, pese a haberlo conseguido, no es posible, ahora, precisamente ahora, tenemos que defenderlo con uñas y dientes, para no dejar que nos lo arrebaten, como nos han arrebatado casi todo lo demás. 
Quienes votamos a la izquierda, a las fuerzas de progreso, que dicen algunos, hemos ganado esta vez las elecciones. Entonces ¿de qué estamos hablando?


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

miércoles, 23 de diciembre de 2015

HASTA AHÍ PODÍAMOS LLEGAR... O NO


Ver para creer o, como dicen en mi barrio, "para mear y no echar gota". Porque quién iba a decirnos, después de la abrupta campaña -o sólo sobreactuada, ya no lo sé- que acabaríamos hablando con tanta naturalidad y en tantos ámbitos de la posibilidad de que el PSOE permitiese un gobierno, otro más, del desgastado y corrupto PP, con el "no decente" Mariano Rajoy a la cabeza.
De acuerdo en que el rompecabezas que ha dejado Papá Noel a la política española es de muy difícil solución. De acuerdo con que, en Bruselas, en la CEOE, en algún que otro sindicato y en el Parnaso socialista, pagado de sí mismo y por las eléctricas y operadoras de telefonía, se vería con buenos ojos un acuerdo que permitiese mantener la caldera caliente, sin el bochorno de acudir por segunda vez a las urnas, ahora sin máscaras, para deshacer este aparente empate, en el que, por ahora, la única salida es un "contradiós! fruto del acuerdo entre enemigos -o sólo adversarios- irreconciliables hace apenas tres días .
De acuerdo en que la otra solución, la del acuerdo entre partidos de izquierda y nacionalistas sería más lógico. Sin embargo, la diversidad y el número de los concurrentes lo harían inestable, amén de que alguno de los posibles firmante se han empeñado, curioso empeño, en cargarse de hipotecas y rodearse de campos de minas que ahora le imposibilitan cualquier movimiento de acercamiento a quienes ahora le serían necesarios para formar gobierno.
Abrumados por las encuestas, demasiadas y demasiado seguidas, e influidos por el entusiasmo de unos y otros, no supimos o no quisimos ver que existía la posibilidad de estas absurdas tablas, en las que la suma de los votos de la izquierda supera con creces a la de la derecha y, sin embargo, los escaños conseguidos impiden la formación de un gobierno de ese color, por más que se agote la gama del rojo en él. Hipnotizados más por nuestros que advertidos por la realidad, confiamos, al menos ese sería mi caso, en que, de uno u otro modo, otro gobierno fuese posible.
Pero no. En este mundo dominado por la especulación y la inversión fácil, ninguna empresa estaría dispuesta a que sus negocios, sus comisiones, sus sobornos, se fiscalicen desde las instituciones. Por eso y nada más que por eso, están dispuestos a echar el resto en los medios que controlan y a mover los hilos de las marionetas que pagan para crear el estado de opinión que permita la alianza PP, PSOE y Ciudadanos, que permitiría gobernar a Rajoy tras las consiguientes abstenciones en la investidura.
Lo malo -y menos mal que es así- es que el PSOE es un partido en caída libre, con un líder al que le ocurre otro tanto, que sabe que, si traiciona a sus electores, después de un calvario de fracasos, podría ir de cabeza a un papel prácticamente residual, si no a su desaparición, Y menos mal que es así, menos mal que donde más larga ha sido la mano de Pedro Sánchez, el Madrid descafeinado que ha dejado, más grande ha sido el fracaso, porque, de no ser así, igual se atrevería.
En cualquier caso y ante este panorama, la mejor solución sería, creo, barajar y dar cartas de nuevo, ir a unas nuevas elecciones que desatasquen este panorama que, en cualquier caso, ha despertado el interés de los ciudadanos por la política. Otra cosa, especialmente la traición del PSOE a sus votantes, permitiendo que siga en el gobierno el partido de los recortes, el de la troglodita "ley Wert", el de los intentos de limitar el derecho de las mujeres a decidir sobre su embarazo, el de la justicia para unos pocos, el de la corrupción, el de los sobres, el de la insolente y faltona Esperanza Aguirre, sería más que indignante. Hasta ahí podíamos llegar, señor Sánchez. Pero uno ta anda curado de espantos. Y, si no, ahí van dos ejemplos, porque ver a Mas y los suyos desabrochándose los pantalones, a punto de bajárselos ante las CUP o a Mourinho otra vezo en el banquillo del Real Madrid me descoloca y, curándome en salud como el propio Rajoy se cura a menudo, tengo que matizar a la gallega la firmeza de mi afirmación y dejarla en "Hasta ahí podíamos llegar... o no".


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

martes, 22 de diciembre de 2015

EL PERDEDOR


Nadie sabe a estas alturas quién es el ganador de estas elecciones. De hecho, el gobierno alemán ha verbalizado lo que todos pensamos al decir que no sabe a quién felicitar. Lo que, sin embargo está más que claro que hay un perdedor. No sé si el único, pero sí el más claro. Y ese perdedor, bien lo sabe él, no es otro que Pedro Sánchez.
Lo es y lo sabe, porque ha conseguido lo que hasta el domingo parecía imposible: quedar por debajo de los resultados de un desganado Rubalcaba que, en medio del ojo del huracán de la crisis, llevó al PSOE a sus peores resultados, a un suelo electoral que Pedro Sánchez ha perforado y con ganas el domingo.
Pero la desgracia del "apuesto" secretario general del PSOE no se queda a las puertas del partido, porque, dentro, sus "compañeros" han olido sangre y andan afilando cuchillos para hacerse con sus despojos, una vez que la gran ilusión de victoria que dudo que el mismo creyera, se ha desvanecido definitivamente y, por si fuera poco, sus compañeros le quieren en el altar del sacrificio, pero atado de pies y manos, imponiéndole unas condiciones que ellos mismos no han respetado.
Le imponen, como el ardoroso presidente extremeño, Fernández Vara, que no llegue a acuerdos con Podemos, a veces por haber apoyado la formación de Pablo Iglesias a Bildu, otras porque defiende el derecho de catalanes y vascos a ser preguntados sobre su deseo de pertenencia a España. Lo exigen y parecen querer olvidar y que olvidemos que ellos mismos han podido formar sus gobiernos apoyados por esa misma formación de la que ahora hacen anatema, Una postura que tiene mucho más que ver con la hipocresía que con la amnesia.
La verdad es que no envidio en absoluto  la situación de Sánchez, acosado por sus compañeros y por quienes, amigos y enemigos, desde  fuera del partido le exigen que, en aras de la gobernabilidad, que exigen los mercados y la troika, o como se llame ahora, franquee el paso a Mariano Rajoy para que pueda formar gobierno, el mismo Rajoy del que hace ocho días había dicho que no era decente para presidirlo. 
No le envidio y no sé lo que haría después de haber desbaratado el partido en Madrid, para cosechar con su nueva formación dos severas derrotas, primero en las municipales y autonómicas y, ahora, en las generales, desnaturalizando la representación del partido en el Congreso y dejando fuera a alguien como Eduardo Madina. No le envidio y sé que si alguien le ofreciese una ventana o una puerta, por las que desaparecer sin hacer ruido, las aceptaría sin pensárselo mucho.
Pobre Pedro Sánchez, marchitado antes de florecer, sometido a los parásitos y las malas hierbas de su propio jardín y azotado por los vientos de sus enemigos que pretenden inclinarle hacia su terreno, Pobre Sánchez, especialista en huidas hacia adelante, al que la única salida que le queda, si le dejan propios y extraños, es la de forzar unas nuevas elecciones en las que jugárselo todo a cara o cruz, haciendo bueno eso de "de perdidos al río", porque a este perdedor las cosas ya no le pueden ir peor.
Lo malo, otra razón para sentirse acorralado, es que Podemos está deseando esas nuevas elecciones, a las que las dos derechas se presentarían sin careta. En esa "segunda vuelta", probablemente los de Iglesias se "comerían" al PSOE y Ciudadanos, ya sin máscara, perdería todo el poder de  decisión que potencialmente tiene ahora. Pobre Sánchez, pobre perdedor.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/



lunes, 21 de diciembre de 2015

¡MANOS A LA OBRA Y A MOJARSE!


Soy de los que, en día de elecciones, día también de Rastro, madruga para atender como debo a esas dos obligaciones de buen ciudadano madrileño. Ya temprano se notaba en el ambiente que algo iba a pasar, porque el movimiento, aunque fluido, era mayor que el habitual. También estaban las monjas de las grandes ocasiones. Todas con sus sobres en la mano ya desde la puerta, porque la derecha, ya se sabe, en eso, es muy organizada y reparte con eficacia su material en conventos y asilos.
Nos jugábamos mucho y parece que, al menos los madrileños, no defraudamos, porque tres de cada cuatro acudimos a las urnas. Otra cosa ha sido el resultado, porque este Madrid de mis pecados sigue siendo más de derechas de lo que parece, porque la ciudad alegre y confiada de los vinos y las cañas tiene, para mi gusto un alma demasiado conservadora y la prueba es que, aquí, se ha castigado más al PSOE, aunque razones hay para ello, que al propio partido en el gobierno.
Al margen de lo que no deja de ser una contemplación centrípeta del propio ombligo, lo único que ha quedado claro es que este país, Madrid es otra cosa, está más escorado a la izquierda de lo que se nos quiere hacer creer. También, que el márquetin no lo es todo y que un rostro Calvin Klein y dos o tres nombres sonoros no garantizan los votos, del mismo modo que el modelo del anuncio no garantiza que te vayas a perfumar con la colonia que te regalan.
En los últimos años, unos y otros, PP y PSOE, se han empeñado en ser el centro y se han comportado como si sus votantes lo fuesen. Todo un problema de identidad, porque, al PP, los votantes de centro se le han ido, como se escapa el agua de un cesto, hacia la nueva derecha de Albert Rivera, menos corrupta y menso ultramontana que los de Génova 13, siempre que no rasques la pintura externa, y, al PSOE, se le han ido los votantes en tropel, precisamente por haberse sentido seriamente traicionados a lo largo de todos estos años, especialmente en los últimos. Votantes que, en su mayoría, se han ido a Podemos, en busca de una izquierda que ojalá se haga operativa y no les traicione.
Lo que también resulta evidente es que, si finalmente se forma gobierno, su principal misión sería la de hacer muchos cambios y que esos cambios deberían llevar a una reforma constitucional, porque se la reforma de la ley electoral, la posibilidad de que los catalanes decidan su futuro o, quién sabe, la deseable desaparición del Senado, precisarían de una importante reforma constitucional.
Lo del Senado es evidente, porque no es posible que, a nuestra costa, se estén dando la buena vida toda una serie de senadores y senadoras, con sus sueldos, sus viajes y sus dietas, personajes, y pido perdón por el ejemplo, tan deleznables como la alcaldesa del caloret valenciano, mientras el número de diputados es a todas luces insuficiente para representar la realidad política española.
Estoy seguro de que, con lo que nos cuesta el senado se podría aumentar en uno, dos o los que sean precisos, el número de diputados por provincia, con lo que los malditos restos de la regla D'Hont que asfixian a algunos partidos a la hora de obtener representación en provincias pequeñas, dejarían de favorecer a los grandes partidos y, especialmente, al de la derecha que, al menos hasta ahora, acudía en bloque a votar, en tanto que la izquierda cultiva más los matices y opta por diversas opciones a la hora de ir a las urnas.
También, insisto, sería el momento de hacer los cambios precisos para que vascos y catalanes puedan decidir si quieren seguir siendo españoles en el futuro y, de ser así, cómo querrían serlo. Algo que es mucho más importante de lo que parece, porque Podemos, que, con Izquierda Unida, defiende el derecho a decidir de vascos y catalanes, ha sido la lista más votada. Nada que ver, esto, con lo que mezquinamente Albert Rivera llama el referéndum separatista, porque lo que pretende la pregunta es saber si los ciudadanos quieren o no la independencia, para Cataluña y el País Vasco.
Está claro que formar un gobierno requerirá mucha imaginación y mucha generosidad y que algunos partidos se han creado más incompatibilidades de las que serían razonables. También, que los que lo tendrían más fácil serían quienes no han mostrado su intransigencia con las aspiraciones catalanas y que, entre ellos, estarían además los que quieren cambiar una ley, la electoral, que permite que, con parecido número de votos, un partido llegue a obtener casi el doble de escaños o que Unidas Popular Izquierda Unida, para obtener dos escaños necesite casi un millón de votos, en tanto que, a otros, el escaño les sale a sesenta mil votos.
No sé si con estos resultados habrá gobierno, lo que sí sé es que, si quienes lo formen quieren ganarse mi respeto, harían muy bien en atender estas dos reformas tan urgentes, porque elevarían de manera considerable la calidad de nuestra democracia. Así que ¡manos a la obra y a mojarse!


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

viernes, 18 de diciembre de 2015

MI VOTO


Hoy seré breve. Al menos eso pretendo, porque, cuando me pongo a escribir, nunca sé cuándo ni de qué manera voy a cerrar la página. Persigo la brevedad, porque lo que voy a tratar de hacer en estas líneas es tan simple, pero tan complicado a la vez, como decir cuál va a ser mi voto el domingo y explicar por qué va a ser ese y no otro.
Vaya por delante que ese voto, como viene siendo desde hace casi cuarenta años, lo que llevamos en democracia, va a ser para la izquierda. Y es que nunca he votado a la derecha ni al centro que, en el mejor de los casos, ha contaminado a la izquierda más ilusionante que llegó a tener este país y que no fue otra que el PSOE de 1982, el de aquel Felipe González brillante y todavía creíble, el de la subida de las pensione, la universalización de la sanidad y la enseñanza gratuita y obligatoria para todos. Un partido socialista al que yo, como muchos, fuimos perdonando la vida y los pecados por aquello del voto útil, por aquello de mejor estos malos, que son los míos, que los otros, los de la derecha. Y les fuimos perdonando incluso cuando comenzaron desmontar, porque ellos fueron pioneros en hacerlo, el estado de bienestar, permitiendo la entrada de la empresa privada en sanidad y educación, las dos grandes conquistas de sus primeros gobiernos.
Siempre voté a la izquierda. Quizá porque, como dicen algunos estudios, nuestro cerebro determina si somos solidarios y progresistas o conservadores y egoístas y a mí me tocó uno solidario, aunque creo que tiene más que ver con la educación que con la genética, el cerebro, como los músculos, se entrena y se le da forma, porque en mi familia lo más a la derecha que se vota es PSOE. Siempre voté a la izquierda y ya estoy mayor para cambiar. Es más, después de haber visto todo lo que he visto y de haber vivido lo que  he vivido, algunas coas muy de cerca, creo que estoy volviendo al punto de partida, para dar mi voto a la Unidad Popular de Alberto Garzón, un candidato, el más joven, al que se le trasparenta la ilusión y la honradez, digan lo que digan quienes tratan de criticarle, no por su pasado, que apenas lo tiene y es muy brillante, sino por el de su formación que, esta vez sí, creo que está dispuesta a cambiar.
Creo que voy a votar a Garzón y creo que no lo voy a hacer a Podemos, porque, desde que comenzó la campaña, Pablo Iglesias ha echado tanta agua al vino de sus primeros mensajes que, ahora, quizá puedan beberlo hasta los niños, pero ya no sabe a vino ni es capaz de despertar el brillo en los ojos de los primeros momentos. No me convence por eso y tampoco me convence, porque no hizo nada para reclamar la presencia de Izquierda Unida o UPyD en los debates. Quizá por la misma razón que no quiso coaligarse con la formación de Garzón, para que nadie perturbase su liderazgo y para no tener que compartir la utopía con nadie y menos, con nadie que tenga datos y experiencia.
Está claro, pues, que mi voto va a ser para Alberto Garzón, para Unidad Popular IU en el Congreso y quizá para quien presente podemos al Senado, cámara bastante inútil, salvo para el gesto, algo que se le da muy bien a la formación de Pablo Iglesias, y para el control del Gobierno.
Votaré a Garzón, porque si la gente busca un político joven, él es el más joven; porque, si lo buscan brillante, él es el más brillante y, porque, si lo quieren honrado, creo que no hay otro más honrado. También porque, pese a sus pecados, creo que suficientemente expiados, la izquierda, más allá de la socialdemocracia y de los movimientos emergentes y por comprobar, debe tener un sitio en el nuevo Congreso. Y más, si, como parece, nada va a poder hacerse sin pactos ni consensos.
Finalmente, le votaré, porque me emocionó verle a la entrada del teatro de La Latina, mi otro barrio, hablando a la gente que no pudo entrar al teatro  ya repleto para escuchar su mitin.
¿Veis? Quería ser breve y no lo he sido. Eso es lo único que hoy no he cumplido. En nada más os he mentido. 


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

jueves, 17 de diciembre de 2015

DOS HOSTIAS A RAJOY


Afortunadamente, lo de ayer quedó sólo en un susto. Menos mal, porque no quiero ni imaginarme hasta dónde podría llegar la maquinaria propagandística en su afán por salpicar con lo que sólo es obra de un pobre imbécil, descentrado le llama la Policía, a los rivales de Rajoy en estas elecciones tan cruciales. El puñetazo al presidente no ha tenido consecuencias, pero no por ello debe dejar de hacernos meditar sobre unas cuantas cosas.
La primera de ellas es que todo lo que se dice o se hace tiene consecuencias, que nada es gratis, que quienes toman algunas decisiones, por más que vivan en una burbuja segura e inexpugnable, en algún momento quedan fuera de ella y al alcance del puño de un enajenado o de algo peor. Por eso, por más que le preocupe a mi amigo Bernardo Pérez, que se acabe la fotogénica cercanía de la gente y los candidatos, creo que lo que ocurrió fue consecuencia de un flagrante fallo de su servicio de seguridad, acostumbrado quizás a vivir en el plasma y poco previsor a la hora de que su "protegido" se ponga al alcance de gente entre la que puede haber descerebrados sin control o gente que ha sufrido mucho, gente que ha perdido el trabajo, la casa o los ahorros y no se va a ver en otra igual para desatar su rabia.
Afortunadamente, el joven agresor pertenecía, que se sepa, al primer grupo, al de los descerebrados, y nadie debería sacar partido de la agresión, a favor o en contra del candidato o sus rivales. Y, si digo "debería", es porque ya hay quien ha intentado relacionar al muchacho con este o aquel partido, para, a continuación, atribuir la estúpida agresión al nivel de crispación que alcanzó el debate del pasado lunes entre el agredido y Pedro Sánchez.
Estoy hablando de esa gente que, como Miguel Ángel Rodríguez, dicen lo primero que se les viene a la cabeza, sin comprobar, sin que les importe, que lo que dicen sea verdad o mentira y lo repiten una y otra vez, cada vez más alto y cada vez más deprisa, para fijar en  quienes le escuchan, indefensos en su casa, la idea, el argumento que les interesa transmitir. Lo hizo ayer en Espejo Público, donde negó, entre risas y con sorna, la existencia de la mujer que se había quejado al candidato Sánchez de que a su marido le habían rebajado la ayuda a la dependencia que recibía, de cerca de cuatro cientos euros a poco más de treinta. Miguel Ángel Rodríguez, reía y pinchaba a sus compañeros de mesa, pidiendo que localizasen a la mujer, hasta que ésta apareció en el teléfono, no sólo confirmando la existencia de la carta, sino quejándose de que, frente a los apenas treinta euros que recibe su marido, el padre del presidente Rajoy esté atendido en La Moncloa por dos enfermeras que generan un gasto mensual de cinco mil euros.
Ésta sí que fue una verdadera hostia para Rajoy y para quienes hablan en su nombre emponzoñando el pensamiento de los españoles. Una hostia no buscada que, sin embargo, escocerá más al presidente y de la que poco partido podrán sacar sus corifeos y que no es más que la irrupción del mundo real en el mundo ficticio de las tertulias, en el que se cruzan medias verdades y mentiras, y que no quiero ni imaginar cómo encenderá la sangre de quienes se vean en situaciones parecidas a la de Carmen, que así se llama la mujer, gente agotada, desamparada y cansada de esperar una solución a sus problemas, que un día, aunque sólo sea en campaña, tienen al alcance de su puño el rostro de quien se permite rebatir lo expuesto en la carta, oficial por cierto, diciendo que, durante su mandato, se ha ayudado a decenas de miles de dependientes más.
Afortunadamente, insisto, el joven que agredió a Rajoy no parece atender a ninguna de estas razones, y, afortunadamente, Rajoy -él, que no los suyos- no quiere explotar el incidente. Afortunadamente, digo, porque quienes padecen ese desprecio institucional, esos agravios comparativos de los que hablaba Carmen , es más digna que todo eso y opta por dar a Rajoy la hostia que se merece, hostia metafórica, se entiende, el domingo en las urnas.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

miércoles, 16 de diciembre de 2015

TANTO MONTA, MONTA TANTO...


Se acerca la hora de la verdad y, a quienes juegan la partida de estas trascendentales elecciones, no les queda más remedio que ir enseñando sus cartas, las que tendrán que poner sobre la mesa a partir del lunes 21, cuando se haga patente la imposibilidad de formar, como hasta ahora, un gobierno con un sólo partido. Y, la verdad, es de agradecer que la incertidumbre final y la deriva de las encuestas estén propiciando que, por primera vez en muchos años estemos conociendo de antemano, si no lo que puede ser, sí lo que resultará imposible.
Entre lo que ha cambiado a lo largo de esta campaña, están el hieratismo de Rajoy, su eterno juego de adivinanzas y acertijos y su distancia con los medios. De repente hemos descubierto a un presidente que se deja interpelar y que, por primera vez, admite lo que a todas luces resulta evidente, y que es el hecho de que, aunque el suyo sea el partido más votado, no va a poder formar gobierno en solitario y necesitará, para su investidura, de los votos o la abstención, según los resultados finales, de al menos un partido grande y quién sabe si alguno más pequeño, porque, "cosas veredes, amigo Sancho", a veces, la política hace extraños compañeros de viaje y, si no, que les pregunten a Tsipras, a la hora de sacar adelante su primer gobierno, o a Junts pel sí, en el desiderátum de formar el suyo.
Pues bien, lo que vimos ayer hizo que más de un veterano periodista tuviese que frotarse los ojos al ver a Mariano Rajoy, sentado entre periodistas en el autobús de campaña, admitiendo ante ellos, no sólo que no podrá formar gobierno en solitario, sino que, para formarlo, no recurrirá al "mezquino y ruin" Pedro Sánchez ni a los demonizados universitarios de Podemos. Luego, si ha echado cuentas y ha manifestado esas reservas, los únicos "socios" posibles son, claro, Albert Rivera y sus Ciudadanos.
Parecería evidente y bastaría con ver el comportamiento de los "naranjitos" en la Madrid, donde se retratan cada vez que pueden, votando junto a los populares de Cifuentes en todo lo que tiene que ver con derechos y libertades, la reforma del estatuto de Telemadrid, por ejemplo, o en "oportunidades de negocio". Pero he escrito "parecería" y no "parece". Y lo he hecho con toda la intención, porque me da que Rajoy y su partido no pueden cambiar tanto en tan poco tiempo y que la franqueza de Rajoy, ayer, corresponde a una estrategia de identificación entre su partido y el de Rivera, para debilitar a este último y convertirlo en un socio más fácil y más débil.
Resulta curioso que la campaña pretende acabar con el bipartidismo, consciente o inconscientemente, se esté jugando, como el mus, por parejas y que, en esa partida, las trampas entre compañeros estén al cabo del día, porque qué otra cosa podría ser, de ser cierta, esa estrategia o qué otra cosa puede ser la actitud de Pablo Iglesias, criticando farisaicamente a Pedro Sánchez por haber llamado indecente a Rajoy, cuando tal afirmación está y ha estado a cada minuto en boca de sus votantes.
Está claro que uno y otro, Rajoy e Iglesias, se sienten crecidos tras las encuestas y buscan evitar la fuga de votos hacia su "pareja" en la partida. Está claro que no van a decir la verdad hasta que hablen las urnas, que no van a soltar prenda sobre posibles préstamos y alianzas, porque, unos y otros, tienen ahora más que perder que lo que pueden ganar, algo que entendieron Pedro Sánchez y sus asesores y por eso optaron por la salida en tromba en el debate del lunes,
Quien no tiene nada que perder y todo por ganar es Alberto Garzón, que, a pico y pala, diciendo la verdad y haciendo gala de una honradez rara en este mundo de la política, ha cavado el túnel que ha permitido a su Unidad Popular asomar en las encuestas y quién sabe si algo más. Por eso se sintió libre a la hora de analizar la actitud de Sánchez en el debate, sin hacer en él una sangre innecesaria.
En cuanto a lo de Rajoy ayer, como digo, me pareció, por extraño, una estrategia, pero quizá me esté equivocando. En cualquier caso podría ser, porque cada vez está más claro que tanto monta, monta tanto el PP como Ciudadanos.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

martes, 15 de diciembre de 2015

RAJOY NO ES DECENTE


Esa fue la única novedad. Minutos antes del comienzo del debate llovió en el secarral en que se ha convertido Madrid. Fue como una profecía de lo que vendría después, Una profecía del "chorreo" de reproches y acusaciones a que Pedro Sánchez sometió a un patético Rajoy, más pálido y más frío en los primeros minutos del debate que el frío plató y el frío moderador y el realizador, correctos y sólo correctos, nada más, por encima de los que el tiempo, como por encima de las dos formaciones del bipartidismo, parece haber pasado sin misericordia.
Llovió, intensamente y durante la llegada de Sánchez, pero llovió. Y hacía falta. También llovió e intensamente durante el debate. Lo malo es que muchos nos retiramos antes, candados de las mismas gráficas y las mismas cifras de siempre, cansados de un Rajoy frío como el hielo, pero tembloroso y asustado, como delataba su pierna bajo la silla en la que se sentaba. También "atarugado" a la hora de lanzar ese discurso que no se creía hace cuatro años y que, ahora, sigue sin creerse.
Pedro Sánchez, por el contrario, parecía acrecentarse ante quien estaba, atrapado por el pasado, atado de pies y manos, por la memoria, nuestra memoria, en la que sigue siendo el personaje insensible y frío, capaz de devaluar el trabajo de millones de españoles, de facilitar el escenario imprescindible para mandar al paro a centenares de miles de padres de familia, a sabiendas de que nunca más iban a encontrar un puesto de trabajo parecido al que perdían y para sustituirles semana a semana, "cholismo empresarial", por una miseria, sin protección, sin derechos y sin la más mínima perspectiva de futuro.
Frío como los colores del fondo del plató, en los que destacaban su palidez de personaje venido del ultramundo, para hacerse con el plasma de los votos, con el que vivir sin dejarnos vivir otros cuatro años, 
Daba pena ver a un Rajoy cariacontecido, incapaz de creer que alguien que se lo jugaba todo en el envite le fuese a echar en cara tantos años de corrupción, de saqueo, apenas disimulado, escondido, ante los ciudadanos en las televisiones y radios públicas, pastoreadas por sus insaciables capataces, o en periódicos, radios y televisiones presuntamente privadas y libres, atadas y bien atadas con el dogal de las licencias o la publicidad institucional. No podía creerse lo que estaba viendo y surgieron en él el deje de opositor de provincias y de otro siglo, los modos de algunos personajes galdosianos, de quien no es capaz de conceder al otro, al que creen inferior, el derecho a decir la verdad y decírsela a la cara.
No lo pudo soportar. Se había creído lo de la casta, aquello de "PSOE y PP la misma mierda es" y no contaba con que alguien, antes de hundirse con su partido, tuviese un plan B en el que cantarle las verdades del barquero fuese la pieza esencial. Por eso fue, lamiéndose las heridas, a consolarse entre los suyos, por eso ya no le queda más que cultivar el victimismo. Por eso sus voceros andan como locos haciendo buena la consigna recibida de machacar a Pedro Sánchez por su mala educación, por su golpe bajo de llamar "no decente" al candidato de sus desvelos, como si, por haberse atrevido a decirlo, dejase de ser verdad lo que dijo.
Y es que no hay vuelta de hoja. Rajoy no es decente y no lo es por todo lo que le dijo el candidato socialista en horario "prime time", lo mismo que otros llevan años diciéndole siempre que aparece por el Congreso, como acertadamente acaba de decir Alberto Garzón, el candidato de Unidad Popular - Izquierda Unida, pobre, pero más honrado que muchos. Se lo dijo Sánchez en "prime time" y se lo dice el diccionario de la Academia, pare el que decente equivale a honesto, justo, debido o digno, adjetivos que difícilmente encajan en Mariano Rajoy.
Anoche llovió en "prime time". Y menos mal que llovió

Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

lunes, 14 de diciembre de 2015

TU CARA ME SUENA


Desde que comenzó esta campaña electoral hace ya meses, el Partido Popular ha intentado disfrazarse de todos los modos posibles. Ha intentado, por ejemplo, hacerse pasar por un partido de hípsters y se les ha visto la factura de Cornejo en la vestimenta mal compuesta del cofrade caballista y concejal del partido que escogieron para su teatrillo en las redes. No ha colado, porque ya se sabe que, aunque la mona se vista de seda, urraca ladrona se queda.
Es tan burdo el intento de hacerse pasar por otra cosa de quienes llevan décadas saqueando nuestros ayuntamientos y comunidades autónomas, nuestras cajas de ahorro, un encomiable intento de raíces caritativas para la redistribución moralista de la riqueza hasta que, claro, cayó en sus manos y en las de quienes se dejaron comprar por ellos, años y años cobrando el sueldo de diputado, de senador o de miembro del servicio diplomático, mientras, en afortunada expresión de un viejo y querido maestro "cosían para afuera", haciendo gestiones, incluidos sobornos, para empresas que correspondían a sus esfuerzos con generosos porcentajes.
El Partido Popular ha sido durante tres décadas la única expresión de la derecha, el refugio electoral de la "gente de orden", desde el más golpista de los golpistas al pensionista acobardado, pasando por el joven ejecutivo con chalé y coche de alta gama, para el que quienes no llegan a serlo no son más que vagos, fracasados o, todo lo más, cifras en un balance que hay que recortar o eliminar. El PP lo ha sido toso en la derecha española y, por ello, ha abusado, ensoberbecido, de su poder. El PP se ha convertido en un partido en caída libre, que se niega a reconocer que ha matado a su gallina de los huevos de oro y ahora se encuentra solo y acorralado en medio de un país que ya no entiende y, lo que es peor para ellos, ya no está dispuesto a dejarse engañar por "los de siempre".
El Partido Popular es como los suelos de esas casas viejas en los que han caído las manchas y las miserias de generaciones, fregados y vueltos a fregar, encerados, pulidos y vueltos a encerar, a los que ya no hay ya decapante que los rescate. Se ha convertido en uno de esos suelos problemáticos de baldosas partidas y desiguales, que ni las más delicadas alfombras consiguen ocultar.
Por eso y solamente por eso, la banca y las grandes empresas, que se tienen por dueños del país y su destino han decidido dar el paso y levantar ese suelo bajo el que se ocultan, que cada vez es menos atrayente para quienes estén dispuestos a convertirse en inquilinos de sus promesas. Por eso y nada más que por eso, se han puesto manos a la obra y se han decidido a remozar la casa de la derecha, cambiando ese suelo imposible de recuperar que es el PP, por una tarima reluciente, fabricada con el aglomerado demoscópico de los residuos electorales del bipartidismo y forrada con la atractiva cara de chico bueno, yerno ideal de señoras de tortitas y café, incapaz de resistir el primer arañazo de una polémica, como el de una silla arrastrada, o la primera mancha indeleble que dejará su primer caso de corrupción.
Albert Rivera es el recambio elegido por la derecha económica, la banca y otras empresas del IBEX 35, para sustituir al caduco, pasmado y desconcertado Rajoy. Es esa tarima, preciosa en el catálogo y mientras aguanta empaquetada, que, incluso antes de quedar colocada, ya comienza a mostrar sus taras. Albert Rivera es la oferta que nos hacen hoy los poderosos, parecida y mejorada a la que en su día nos hicieron con su frustrada "Operación Roca". Y lo siento por ti, Albert, pero tu cara me suena.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

viernes, 11 de diciembre de 2015

POR QUÉ NO QUIEREN IRSE


Gustavo de Arístegui, Pedro Gómez de la Serna, Rodrigo Rato, Miguel Platón, Ignacio (Nacho) Villa, Álvaro Renedo y son sólo algunos de los nombres relacionados con el Partido Popular, la corrupción y el despilfarro que hoy aparecen en las informaciones de televisiones, radios y periódicos. Entre esos nombres hay diputados, un embajador, un ex vicepresidente y varios periodistas, acusados todos de utilizar en beneficio propio los cargos para los que fueron elegidos o nombrados.
Son nombres que se entrecruzan con las ofertas de última hora, algo así como un black friday de esta campaña electoral, propuestas de última hora, ocurrencias, con las que el candidato avestruz, siempre a cubierto, siempre callado si no tiene un papel delante, y sus asesores quieren compensar el poco o poco o nulo entusiasmo que despierta en un electorado que ha perdido el miedo al futuro, que está ya cansado de que le tomen el pelo y de que le metan la mano en la cartera.
Estos señores, herederos del sistema y de los privilegios que heredamos del franquismo saben de sobra que lo único que les puede atar al escaño, lo que les puede mantener en sus cargos, manejando presupuestos y prebendas es el miedo de los que aún tienen algo que perder y, por eso, les ofrecen la bicoca de uno o dos años más de trabajo, los que el cuerpo aguante, después de la jubilación sin pagar IRPF, con el único fin de ahorrar al sistema una de esas pensiones que cada vez son más insostenibles a causa del saqueo de la caja común que ya no crece, porque los sueldos miserables que ahora pagan a nuestros hijos empresas que apenas pagan impuestos no compensan las pensiones que los abuelos comparten con la familia. Y lo adornan con otro "regalo", esta vez para los nietos. El de eximir del pago del primer año de IRPF a quienes consigan un trabajo, como si no supiesen que tal cosa es casi imposible y que, en el caso de que lo consiga, la insultante miseria que cobrarían les exime de pagar ese impuesto que ahora dicen querer regalarles.
Promesas absurdas, imposibles de cumplir, todas a costa de los impuestos y de lo que es de todos los ciudadanos, que llevarían al incumplimiento de los compromisos con la UE y a posteriores recortes que, evidentemente, no preocupan a quien puede pagarse un plan de pensiones o sanidad privada.
Todo para engañar a cuantos más incautos mejor, para que les den los votos con los que mantenerse en el gobierno "solos o en compañía de otros", saqueando con sus tarjetas black, con sus mordidas o con sus pelotazos.
Porque estos señores recalifican y cambian planes urbanísticos para llenarse los bolsillos, como acaba de hacer el PP de Cifuentes en la Comunidad de Madrid, ayudado con los votos de su segunda marca, Ciudadanos, permitiendo una vez más edificar por encima de lo razonable en una ciudad, la mía, que se asfixia y no es metáfora con el veneno de coches y calefacciones. Y es que, al final, la cabra tira al monte y a los lobos, cuando ven el cemento y los ladrillos, se les cae la piel de cordero y asoman los colmillos.
Pero, para poder hacer todo esto sin el reproche de la sociedad, es preciso el adormecimiento que sólo los medios proporcionan y, para controlar esos medios, especialmente los públicos, son precisos los capataces sin escrúpulos que, a cambio de gastar con sus tarjetas, sin control y sin vergüenza, lo que es de todos o de poder colocar a sus amiguitos o amiguitas en puestos inverosímiles, pulen todos las aristas de la información hasta convertirla en supositorios que introducir a los ciudadanos por donde se introducen los supositorios.
No quieren irse, quién querría hacerlo, porque se permiten y les consienten chanchullos de todo tipo, mediaciones y tráfico de influencias, a veces tan simples como sobornos para aquellas empresas que contratan sus servicios y que sus compañeros de partido y escaño les consienten  mirando para otro lado, bajo la consigna del "hoy por ti, mañana por mí".
Por eso no quieren irse, porque la política es para ellos un medio de vida, un trabajo que da prestigio y privilegios, a veces durante casi cuarenta años, con derecho a pasajes, dietas y comilonas que, sean o no los nuestros, les pagamos todos los españoles. En nuestras manos esta impedirlo, negándoles el voto y negándoselo a sus "tapados" machistas y codiciosos a los que nos va a faltar tiempo para desenmascararles en esta campaña

jueves, 10 de diciembre de 2015

OCHO APELLIDOS POPULARES


De la noche a la mañana, muchos españoles, millones, hemos visto la luz y hemos caído en la cuenta de que el bipartidismo nos estaba amargando la vida. De repente, nos hemos atrevido a criticar, y a hacerlo abiertamente, a ese partido de nuestros amores o de nuestros desengaños, al que votábamos más por inercia o por resignación que por verdadera convicción. Y, en esto, aparece toda una serie de partidos políticos dispuestos a copar todo ese desencanto desde los cuatro puntos cardinales. Unos en la izquierda y otros en la derecha, pero todos, todos, con aspiraciones de copar el centro, disfrazando su ideología y sus programas, como un medicamento disfrazaría sus efectos secundarios, si la ley y el miedo a las demandas no les obligasen.
Algunos lo consiguen y llegan a vestir su disfraz con soltura más de lo que cabría esperar, aunque, al final una ráfaga de aire imprevista, un curioso que lee los programas de cabo a rabo o una pregunta incómoda ponen al descubierto los harapos morales que cubren con su disfraz. Supongo que habéis escuchado alguna vez ese aserto que dice que se puede engañar a unos pocos todo el tiempo y que se puede engañar a todos durante algún tiempo, pero es imposible engañar a todos toso el tiempo. Y eso es lo que ha pasado, especialmente con Ciudadanos, el partido de Albert Rivera.
La verdad es que debiéramos haber desconfiado más de un partido surgido de la nada, mediante una brillante y eficaz campaña, pagada por no se sabe quién y fundada en una premisa falsa, la de que, en Cataluña, se menoscaban en la escuela los derechos de los niños castellano parlantes, no ahora, que los nacionalismos se han subido a la parra, sino hace ya diez años. Pero lo olvidamos y nos dejamos envolver por la brillante oratoria de este joven, todo ego él, que, para nuestra desgracia, se topó con el ego de Rosa Díez, frustrando un acuerdo y le dejó solo ante el éxito y nuestro peligro.
Debiéramos haber sospechado también de un partido que hace "castings" para confeccionar sus listas y, de la noche a la mañana, presentarse a diferentes comicios allá donde nade sabía de su existencia, algo que, amén de ser un proceso largo y laborioso, resulta muy caro, carísimo, para un partido sin padrinos en la banca o en el IBEX. Algo parecido a lo que hizo, con más consistencia, la UCD de Suárez, que ahora reivindica, con el permiso y el concurso de su heredero, el PP de Rajoy.
Así pasa lo que pasa. Por ejemplo que aparezcan en las listas de Ciudadanos y entre sus cargos ya electos personajes de la caverna fascista, arribistas caza recalificaciones, que, por desgracia, se dan en cualquier tierra de garbanzos, o, como hemos comprobado en las últimas horas, todo un machismo emboscado, capaz de poner en duda una ley aprobada por unanimidad por el parlamento, la Integral contra la Violencia de Género, modelo para otros países  y aceptada por la práctica totalidad de la sociedad civil española, pretendiendo abolir el endurecimiento de las penas para los hombres que agrede, a veces hasta la muerte, a mujeres.
Es el fantasma de la herencia, la sangre, el peso de los genes, la educación y la crianza de quienes son incapaces de entender que la práctica totalidad de las mujeres asesinadas en España lo son por su condición femenina, quizá porque no han sufrido un caso cerca o porque se esfuerzan en entender a los verdugos. Del mismo modo que tampoco empatizan con el derecho de cualquier mujer de cualquier edad, capaz de quedar embarazada, para decidir si quiere o no tener ese bebe no deseado.
Algo parecido a lo que plantean en el terreno laboral con ese contrato único, despido libre, hablando claro, que son incapaces de justificar y que se convertiría en la guinda, reluciente y pasada por las urnas, con la que las grandes empresas rematarían el pastel de la reforma laboral que cocinaron junto al PP. Son incapaces de explicar una y otra cosa, porque, como digo, lo llevan en la sangre. Es para ellos tan lógico y natural que no necesitan explicárselo ni explicarlo, porque ellos, sin saberlo, tienen el pedigrí perfecto, los ocho apellidos populares que les exigen el capital y la derecha más rancia.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

miércoles, 9 de diciembre de 2015

DEBATITIS


A treinta y seis horas del debate más calificado de la reciente historia democrática de España -único, decisivo, histórico, etcétera- seguimos, yo mismo lo hago, hablando de él y os aseguro que, al menos en mi caso, no para bien.
Reconozco que difícilmente puedo servir de ejemplo de la gran mayoría de quienes lo vieron, pero os aseguro que, a mí, poca o ninguna duda me disipó el espectáculo. Tanto es así, que lo vi sólo a ratos y, a pesar de ello, al escuchar los resúmenes que de él se hicieron en radios y televisiones en ningún momento he tenido la sensación de haberme perdido nada.
Bien es verdad que, ya fuera del plató y una vez celebrado el debate, lejos de la cortesía y las buenas maneras que, se supone, les exigieron los convocantes los aspirantes a presidir el gobierno, no quien ofició de guiñol adelantado del que está en funciones y estaba de puente, se han enzarzado en una pelea por cosechar el voto útil que se ha convertido en las únicas sal y pimienta de la campaña vistas hasta ahora.
Me refiero, claro, al arranque de furia del candidato socialista, preocupado ahora por la inanidad que sus estudiadas maneras transmiten a sus posibles votantes. Pero, antes de seguir por ahí, creo que es más que necesario dejar claro que el debate del lunes fue un debate tramposo, porque, de golpe y sin dar explicaciones del porqué, redujo los candidatos a cuatro, y, eso, dando por bueno que Soraya lo fuese, y dejó fuera a Andrés Herzog de UPyD y a Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida-UP y vencedor para muchos del último debate sobre el Estado de la Nación celebrado en el Congreso. 
Una ausencia la de Garzón y Herzog difícilmente explicable, sobre todo, porque ambos representan a formaciones con representación parlamentaria y porque, también ambos, representan a esa generación llamada a renovar la política de este país, anquilosado en el bipartidismo y la "profesionalización" de la política.
Dar por bueno haberlos dejado fuera del debate tiene difícil explicación y, por si fuera poco, es parte de un juego peligroso: el de dejar en manos de los medios de comunicación la criba, la decisión de quienes deben o no cruzar sus ideas en horario de máxima audiencia, es rendirse en silencio y sin lucha en una batalla demasiado importante para el futuro, porque aceptar esas normas es consentir que quienes no representan más que a sus empresas, pendientes siempre de la concesión de licencias para expandirse o seguir emitiendo, decidan quién tiene derecho y quién no a cruzar sus ideas con las de otros candidatos en el salón de casa de sus hipotéticos votantes.
Dar por bueno que la representatividad de los participantes la decidan las encuestas es ponerse en manos de otras empresas, las que elaboran las encuestas, que no siempre demuestran buen tino en sus predicciones y que demasiado a menudo se convierten en la voz del amo que las encarga y que poco a poco, combinando los esfuerzos de unas y otras, acaban configurando un estado de opinión que no siempre coincide con el verdadero sentir del electorado.
En mi opinión, el debate de Atresmedia incumplió demasiadas reglas para tomarlo como escaparate de las soluciones que necesitan los ciudadanos. Incumplió por ejemplo la regla de la ecuanimidad al condenar a las tinieblas a los dos candidatos mencionados, quizá a más, e incumplió la de la verdad, al admitir que, en el debate, Rajoy participase "por poderes", representado por la vicepresidenta, sin libertad para expresar su verdadero pensamiento y sin capacidad para responder a las acusaciones de corrupción a un partido, el suyo, en el que entraba y salía según le convenía.
Y no sólo eso, porque el sinvergüenza al que representaba se ha permitido juzgar y criticar a aquellos a quienes no tuvo9 el valor de enfrentarse, poniéndose, ahora sí, el traje de candidato en cuanto su guiñol hizo mutis por el foro.
En fin, no vayáis a pensar que odio los debates, porque ni siquiera rechazo éste. Lo que ocurre es que los debates se convierten en un subterfugio, en una fotografía tramposa de la campaña, en la que pesa más el espectáculo que la realidad, en la que un candidato hábil pude machacar a otro sincero, en la que pesan más la simpatía que la empatía. Lo que ocurre es que, al final, unos y otros nos envuelven con su labia y la de sus opinadores a sueldo y acabamos aceptando que esas dos horas resumen los cuatro años de legislatura vencida y los cuatro de la que está por venir. 
Por decirlo de otro modo, estamos en medio de una epidemia de debatitis y más nos vale vacunarnos cuanto antes para no tomar decisiones alucinados por la fiebre con que se manifiesta. Y os aseguro que algunas cepas de esta enfermedad son muy peligrosas


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/


lunes, 7 de diciembre de 2015

MIRA QUIEN BAILA



Desde el viernes, al menos en las calles de mi ciudad, una gran parte de las banderolas contratadas por el PP lleva la imagen de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, número dos de la lista por la Madrid. Algo muy chusco. Tanto, que, desde que la vice "cuelga" de las farolas todo el mundo se pregunta cuál es su papel en el partido y, sobre todo, en un hipotético gobierno del PP. No quiero pecar de vanidoso si os digo que empecé a ·olerme la tostada" ya desde la misma noche que bailó en la "disco" de Pablo Motos, con horas de ensayo y perfecta coreografía, algo demasiado costoso en horas de vicepresidenta, como para ser sólo una gracieta y no una operación de largo alcance para la pronoción de quien parece llamada a sustituir, antes o después, a su mentor, Mariano Rajoy, que ha arrancado la campaña con niveles de popularidad bajo mínimos, concentrando todas las críticas desde la izquierda a la derecha, y exhibiendo una torpeza dialéctica supina en cualquier distancia, pese a lo que diga su círculo de asesores.
Parece como si el relevo ya estuviese decidido y se hubiese pensado en Sáenz de Santamaría después de haberla preservado de la mayor lacra que arrastra su partido y que no es otra que la corrupción y parece que ha sido la elegida porque, aparentemente y sólo aparentemente, es completamente distinta a Rajoy, porque es joven, es hábil, es capaz de interpretar y emocionarse ante las cámaras y parece estar preparada, justo lo que a Rajoy parece faltarle.
Se ha llegado a decir, yo no lo descarto, que Soraya es en realidad la tapada del PP, el recambio, para el caso de que el partido más conservador no alcanzase la mayoría absoluta y que para alcanzar el apoyo cualquier otra fuerza, especialmente los conservadores de Rivera, exigiese la cabeza de Rajoy para darle su apoyo.
Ya sé que Rivera salió al paso ayer de esta posibilidad, pero también sé que, para estos casos, hay un comodín que nadie se resigna a despreciar cuando el poder o la influencia están cerca y ese comodín no es otro que la invocación a la gobernabilidad. Cosas más raras hemos visto y estamos a punto de verlas, por ejemplo en Cataluña. Así que no descartemos tener presidenta en la Moncloa y que quien tan mal viste, había que verla ayer ene el Congreso, comience a combinar el naranja en su armario.
Sé que Rivera destrozaría su discurso y defraudaría a sus votantes, si apoyase al partido contra el que se ofreció como alternativa. Pero también sé que Rivera es tan hábil como para argumentar su apoyo antes que dejar al país sin gobierno o en manos de cualquier otra alianza de la que formase parte Podemos.
En cualquier caso lo más probable, si no lógico, es que dos partidos que comparten ideologia, por más que Rivera se empeñe en negarlo, y, también padrinos, acaben formando gobierno y que el PP asuma el veto a Rajoy, entregando su cabeza a sus hipotéticos socios. Aquií, y menos en política, nadie da puntada sin hilo y aquel aparentemente inocente baile de la vicepresidenta ya va teniendo explicación. Sólo espero que los votantes sean conscientes de ello y ne le bailen el agua a Soraya, la de las farolas, y a su partido.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/



viernes, 4 de diciembre de 2015

DUDAS RAZONABLES



Dentro de poco más de dos semanas, los españoles, todos, estamos convocados a las urnas para elegir el Parlamento, Congreso y Senado, para los próximos cuatro años y, por tópico que parezca, hay que tener presente a la hora de votar que nunca como ahora, salvo quizá en aquellas constituyentes de 1977,  apenas dos años después de la muerte del dictador, los españoles vamos a poder influir tanto con nuestro voto en el futuro del país.
Nunca el voto va a ser tan decisivo y nunca debiera ser tan responsable. Quizá por eso, tampoco el nivel de indecisión entre los votantes ha sido tan elevado, nada menos que un cuarenta y uno por ciento de los encuestados por el CIS, lo que podría indicar que, hasta mediados de noviembre, cuatro de cada diez entrevistados tenía claro a quién votar o, simplemente, no lo manifestaba.
Es lo que me pasa a mí que siempre he tenido claro el sentido de mi voto. En esta ocasión, yo que siempre he votado a la izquierda, al PC en las constituyentes y en las primeras generales, al PSOE en los años siguientes y hasta las últimas europeas, en que vote a Izquierda Unida y, ya en las últimas autonómicas y locales a Podemos y Ahora Madrid, siempre a la izquierda, lo único que tengo claro es que seguiré votando a la izquierda, aunque aún no sé a quién.
Sí sé quién no se llevará mi voto y sé que no serán el PP ni Ciudadanos, en la derecha, ni el PSOE, presuntamente en la izquierda, que ha dilapidado en tres décadas, más de dos en el poder y apenas una en la oposición, todo el poder y las esperanza que los votantes habíamos puesto en él. Por tanto, mis dudas, que aún mantengo abiertas, están entre votar a un partido emergente como Podemos, tan lejano ya de aquella efervescencia del 15-M o a un partido, una coalición, para ser más exactos que trata de renovarse, tras años de desgaste, consecuencia, a veces, de un verdadero y sangrante proceso de  autodestrucción, en el que los egos y los intereses personales han pesado más que los intereses de los votantes que dicen defender.
Todo lo que os digo viene a cuento de los resultados que arroja la última y gran encuesta del CIS previa a las elecciones, publicada ayer, resultados que, sorprendentemente, siguen otorgando al PP a victoria el día 20, aunque no la mayoría absoluta, que hundirían aún más el suelo del PSOE, a pesar de que se mantiene en la segunda posición y que otorgan a Ciudadanos el tercer lugar, prácticamente empatado con el más raquítico de los pesoes de la historia reciente. En cuarto lugar y descolgado, aparece Podemos, que lleva varios meses desinflándose como un suflé y, bastante más alejada, IU, con un resultado, al menos tras la cocina de la encuesta, bastante decepcionante.
Es ahí, donde se desatan mis dudas, donde aparece la sombra del maldito "voto útil" que ha pesado demasiado en mí y en el resto de los españoles en anteriores elecciones y que fue abriendo la enrome brecha que divide a la izquierda y que convirtió al PSOE, a base de demasiados votos inmerecidos, en el monstruo irreconocible que ahora padecemos.
Ahora, el próximo día 20, mis dudas razonables también están en entregar mi voto útil a un Podemos ensoberbecido, incapaz de integrar una candidatura con Izquierda Unida, capaz de ganar terreno a los socialistas, acercándose así a los deseos y necesidades de tantas víctimas de la crisis que el PSOE no supo prever,  remediar, ni, mucho menos, alejar de los más débiles y necesitadas. Algo que resulta más que lamentable, sobre todo cuando se comprueba que Podemos, en coalición con el equivalente a Izquierda Unida en Cataluña y otras formaciones de la izquierda, es la ganadora en esa comunidad autónoma, en el centro del huracán en los últimos meses.
Creo que, finalmente, y salvo grandes sorpresas, acabaré votando a Izquierda Unida y que lo haré por varias razones. La primera, porque hay que reservar Izquierda Unida, no por su pasado o el del PCE, como me decía un querido amigo, sino porque es necesaria una izquierda seria que tiene al frente al que quizá sea el líder más brillante y con más proyección de las fuerzas progresistas, capaz de desoír los cantos de sirena de Pablo Iglesias, para colocarse al frente de una candidatura que se ofrece al electorado como "irreverente, insurgente e ilusionante".
Son dudas razonables, que tengo casi resueltas, como habréis podido deducir, ante las elecciones más trascendentes de los últimos años y creo que de mi vida, porque de ellas depende que este sistema tan artrítico y tan doloroso cambie a mejor o desaparezca de nuestras vidas. Por eso tenemos que vencer esas dudas razonables y proclamar sin miedo nuestra opción de voto y, sobre todo, dejar claro a quien no votaremos ahora ni nunca.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

jueves, 3 de diciembre de 2015

SÓLO CASI LA MITAD


La clave me la dio ayer un amigo entusiasta de la independencia de Cataluña y esta misma mañana se la he escuchado al presiudent en funciones de la Generalitat y, por el momento, principal obstáculo para la formación de un nuevo gobierno en Cataluña. Esa clave no es otra que la que he llevado al título de esta entrada; “casi la mitad". Y es que, se pongan como se pongan, en la última consulta realizada a la totalidad del censo de Cataluña, por más tramposa que fuese, si sumamos los votos de quienes optaron por formaciones nacionalistas, tomándolos por un sí a la independencia, algo que, a mi modo de ver, es llegar muy lejos en la interpretación del voto, aun en esa caso, insisto, los votos a favor de la secesión serían "casi la mitad", aunque, añado yo, menos de la mitad.
Que yo sepa, en democracia las votaciones se ganan por la mitad más uno de los votos emitidos, pese a que en algunos asuntos, como este de la independencia, tan trascendentes para el futuro de todos, lo ideal sería que esa mitad más uno lo fuese del censo total consultado.
No estoy hablando de que  tengan que ser todos los españoles los que tomen la decisión, no. Sería tan absurdo como imposible, porque difícilmente un melillense, sólo por poner un ejemplo, tendría los elementos de juicio suficientes para tomar una decisión sobre las aspiraciones de los catalanes, del mismo modo que sería absurdo que el ayuntamiento de Barcelona decidiese la frecuencia del ferry que une Melilla con la península. Lo que haya de ser Cataluña debería decidirse por los catalanes y solo por ellos.
Otra cosa es que yo sea favorable a la independencia, que no lo soy. A lo único que soy favorable es a la consulta y, sobre todo, al diálogo. A un diálogo constructivo que nos lleve, a todos, a una solución que permita poner fin y olvidar este encono lamentable en que nos han sumergido unos y otros por intereses bastardos, porque otra cosa no son el empeño de Mas en sacar adelante lo que hoy por hoy es imposible o el empecinamiento de Rajoy en no abordar el más peliagudo de los asuntos políticos de ésta, su legislatura, que espero que siga así, en singular.
Lo que ocurre es que Artur Mas se ha subido a una bicicleta de piñón fijo, en la que dejar de pedalear supone caer de bruces al suelo. Por eso se empeña en trabajar, en poner a  trabajar, con recursos que son de todos, a toda una serie de comisiones para elaborar leyes y reglamentos para un estado que, se ponga como se ponga, aún está muy lejos. Algo parecido a las cuentas de la lechera, aunque, en esta ocasión, caiga o no caiga el cántaro, se quiebre o no se quiebre, la leche se está derramando ya por el camino.
He escuchado también a Mas hacer piruetas para admitir sin admitirlo del todo que acata la anulación que, de la resolución sobre la declaración de independencia aprobada por el Parlament y, claro, por el mismo, hizo ayer el Constitucional. Admitir, cuando aún no ha sido capaz de obtener los apoyos necesarios para formar gobierno, cuando aún no ha sido capaz de convencer a los militantes de las CUP, en las antípodas de su ideario, para que le dejen seguir al frente de la Generalitat, que todo lo que se apruebe bajo esa resolución va a ser papel mojad, va a ser poco más que ciencia ficción, poco más que un ejercicio de retórica, resulta, al menos para mí vergonzoso.
Ahora mismo, lo único que queda claro es que Mas no parece dispuesto a tirar la toalla ni siquiera para dejar de ser un obstáculo para eso que  tanto desea. Eso y, además, que, digan lo que digan, los que apoyan la independencia son  casi, pero sólo casi, la mitad de los votantes y que, al paso que vamos y con tan poca responsabilidad demostrada, van a ser aún menos. Por eso creo que, si los partidos que lleguen al gobierno tras las elecciones del día 20 quieren demostrar un poco de inteligencia, harían muy bien para reformar cuanto antes la Constitución pata que la consulta en Cataluña sea posible. Quizá sólo así llegaremos a una solución razonable.



Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

miércoles, 2 de diciembre de 2015

¡SOCORRO, METAPERIODISMO!


Está muy bien eso de que los medios privados traten de suplir lo que, en una democracia, debería corresponder por ley a los privados. Está muy bien que los ciudadanos tengamos la oportunidad de ver y escuchar confrontados a  los cabezas de lista de los partidos que concurren a las elecciones y sus programas. Está muy bien que nos permitan saber de sus reflejos y capacidades más allá de los discursos con papeles a que nos tienen acostumbrados.
Todo eso está muy bien. Lo que ya no me parece tan bien es que una semana antes de esos debates y otra después sean los propios debates y sus anfitriones quienes se conviertan en noticia, en la única noticia. Bien es verdad que hace ya tiempo que el periodismo, los periodistas, dejaron de ceñirse a su verdadero y legitimo papel de intermediarios entre la actualidad y los destinatarios de su trabajo, para convertirse en protagonistas del resultado de su trabajo, la noticia.
El primer paso lo dio, a propósito de estas elecciones, la Sexta que, en el "Salvados", enfrento en un bar de Nou Barris a un Pablo Iglesias cansado y mortecino con un Albert Rivera en plena efervescencia y nos contó hasta la saciedad el antes, el durante y el después, ocultándonos lo tramposo del debate que tuvo poco o nada de directo y en el que el exceso de cordialidad de uno y otro restó interés a un diálogo demasiado encorsetado, del que Rivera salió ganador e Iglesias un tanto tocado.
Antes y después de la noche del debate lo supimos todo del mismo, con secundarios y sus chistes incluidos, hasta el punto de que ver la sexta en esas fechas llegó a ser casi un martirio, entre tanto empacho y autobombo, como si el reloj se hubiese detenido en el bar "Tío Cuco", sin que hubiese ocurrido nada más en el mundo, pese a que el único y discutible mérito de aquel debate fue el de haber sido el primero, un mérito que debía haberse quedado en los despachos y no traspasar hasta la saturación las pantallas de nuestros ya cansados televisores.
Más interesante fue, sin duda, el debate de hace dos días en casa de EL PAÏS, un debate abierto a las nuevas tecnologías, al que no se atrevió Mariano Rajoy, quizá para que no se hiciese patente, no ya el desequilibrio de edad entre él y los otros tres candidatos, que es incontestable, sino el desequilibrio ideológico entre un señor que nunca se ha mezclado con la gente de verdad, pese a sus coreografías en calles y parques, con "numerito" de mitin encaramado a un banco incluido. 
De ese debate lo que ha quedado al final es, precisamente, la ausencia del presidente y el hecho de que, por una acertada decisión de los organizadores, su atril quedase vacío frente a sus rivales, al no querer aceptar ningún tipo de secundario, por muy vicepresidenta que fuese. Y ese ha sido quizá el gran mérito de este debate de EL PAÍS, obligar al PP a poner sus cartas boca arriba, al no permitir el juego del escondite en que tan cómodo se siente el escurridizo y, por qué no decirlo, cobarde Rajoy.
El día siete, primer lunes de campaña, el debata es en casa de Antena 3, el buque insignia del grupo A3 Media, que lo difundirá por sus dos cadenas de televisión y su desmejorada Onda Cero. Ý en él no habrá atril vacío, porque los organizadores aceptan el juego de Génova 13 y permitirán que el lugar que debería ocupar el número de su lista por Madrid lo llene su fiel escudera, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, acostumbrada y parece que encantada comedora de marrones que debieran ser del etéreo presidente.
Pues bien, a cinco días de ese debate y atemorizado con lo que pueden llegar a ser estos cinco días de autobombo, ya estoy cansado del debate, de sus cien cámaras, sus setenta micrófonos, sus sesenta y ocho potenciales millones de espectadores en todo el mundo, los magníficos profesionales que lo conducirán y los méritos de la cadena que ha organizado los principales debates de las últimas elecciones. Y, eso, sin atreverme a pensar lo que nos queda del pos debate.
Estoy ya cansado de verle las tripas, brillantes y ordenadas, como en el mostrador de una casquería, de la profesión que practico desde haca más de treinta años, Quizá por eso pido desesperadamente socorro, porque ha llegado el metaperiodismo.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

martes, 1 de diciembre de 2015

SU MEDIO NATURAL



Rajoy se hartó ayer de decir, o al menos yo me harte de escucharle, que el debate es su medio natural, porque él es quien más ha debatido en este país. Algo que resulta tan absurdo como su un anciano nos tratase de convencer de que está más vivo porque es quien más ha vivido. Y todo, para justificar su  ausencia injustificable del primer debate electoral al que habían sido convocados cuatro candidatos, los mejor tratados por las encestas, aunque no todos, a las elecciones del 20 de diciembre. Un debate en el que los organizadores, el diario EL PAÍS, tuvieron a bien dejar clamorosamente vacío el atril que le hubiese correspondido a "tan experto" participante.
No sé quién aconsejaría a Mariano Rajoy ausentarse de este primer gran asalto a La Moncloa, lo más probable es que fuese su jefe de campaña. Jorge Moragas, que lo mismo sirve para estas cosas que para reservar mesa para que coman juntas la ex novia del mayor de los Pujol y la ex presidenta del PP catalán,  Alicia Sánchez Camacho, aunque, si hemos de hacer caso a este señor de Pontevedra nacido en Santiago que tenemos por presidente, obedece a Moragas y sigue sus consejos "o no".
Lo cierto es que la ausencia de Rajoy del debate, ese atril vacío, se convirtió, paradójicamente, en una clamorosa presencia de su atril vacío junto a los otros tres jóvenes candidatos. Lo cierto es que al no haber querido bajar a la arena con ellos ha denotado, cuando menos, miedo o desprecio y ya sabemos que, en estos asuntos, el miedo, pero sobre todo el desprecio, como comprobó Felipe González  frente a Aznar, no son la mejor de las actitudes.
Está claro que Rajoy, pese a lo que dice o lo que le dicen que diga, no se maneja bien sin notas y que tampoco tiene en las últimas sus mejores horas del día. Baste recordarle huyendo de la prensa a uno y otro lado del Atlántico, excusándose con rostro patético en su cansancio. Otra cosa es el fútbol, para el que siempre parece dispuesto, dentro o fuera de casa, caigan chuzos o rescates de punta, como, sin el menor rubor, ha demostrado siempre que ha tenido oportunidad. Pero, en esta ocasión, no debió cansancio sino miedo o desprecio, porque, oportunista, prefirió dejarse ver en Tele 5 en solitario, en ligar de medirse con sus adversarios.
Creo que, con esta actitud. Rajoy se ha señalado demasiado y que las críticas que está recibiendo no van a cesar hasta que comparezca en solitario frente a Pedro Sánchez en un debate que, tras el de ayer o el que el lunes reúna a los comparecientes de ayer con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, va a resultar muy, pero que muy, aburrido y falto de misterio.
Rajoy se colocó ayer, una tras otra, todas las etiquetas que unos y otros venimos colocándole. Se colgó, por ejemplo, la del bipartidismo, la de miembro de la casta que no quiere saber nada de quienes tratan de romper el "idilio" entre PP y PSOE, la de personaje incapaz de concentrarse para decir algo coherente si las cosas van muy rápidas o la de no salir nuca de casa sin una buena remesa de excusas y reproches, de los que el PSOE, cordial enemigo, es siempre protagonista. También, la de mentir de manera casi compulsiva, la de transformar la realidad a su gusto y mayor gloria de sus promesas falsas como irrealizables.
Por eso y para establecer su defensa en un campo conocido, quiere tener enfrente a Pedro Sánchez, un socialista pardillo al que poder contraatacar con el pasado de sus mayores. A pedro Sánchez y sólo a él. Pero se equivoca, porque el país ya no es el mismo y no es el mismo el electorado que le  juzgará dentro de menos de tres semanas y se equivoca porque, esta vez, al contrario que hasta ahora, ya no será la única opción a la derecha. Se equivoca porque su mundo no es ya del presente, su mundo es de un pasado odioso y, desde luego, no es el nuestro. Su mundo, su medio natural, es demasiado tramposo para que nos castiguemos a padecerlo de nuevo.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

lunes, 30 de noviembre de 2015

LA RESPONSABILIDAD DE LOS POLÍTICOS


Una de las cosas que más claras me quedaron a lo largo de mis años de profesión es la de que, al final, las cosas son tan sencillas como parecían en un principio. Esa y la de que si los políticos, nuestros políticos, a la hora de tomar sus decisiones, en lugar de arriesgar el bienestar o la riqueza de todos, arriesgasen la suya propia, serían mucho más prudentes y ecuánimes. Pero no, como, hagan lo que hagan, las consecuencias, hagan lo que hagan, si lo que hacen se ajusta a las leyes que ellos mismos han dictado, no va a producirle mermas en su patrimonio ni va a llevarles a prisión.
¿Alguien puede pensar que, si Alberto Ruiz Gallardón, hubiese arriesgado algo más que el bolsillo de los madrileños y el de los hijos y nietos de los madrileños en las suntuosas obras que emprendió en sus años al frente del ayuntamiento de la capital las hubiese llevado a cabo? Estoy seguro de que no. Es más, también estoy seguro de que una obra como el soterramiento de la M-30, un enorme túnel envenenado, construido al margen de la ley, del que los grandes beneficiados han sido las grandes constructoras que, como siempre, dispararon los costes y acabarán devolviendo los favores recibidos en diferido y en forma de asesoramiento simulado, jamás se hubiese llevado a cabo si el entonces  alcalde de Madrid se hubiese jugado algo suyo en ella.
Pero Gallardón no se jugó nada. Ni siquiera perder las elecciones cuando se descubrió el pastel. ya que, cegado por su ambición política, tuvo a bien emprender una huida hacia adelante que acabó en el Ministerio de Justicia, donde, sin obras que ejecutar, juegos olímpicos que prometer, ni espectáculos en los que lucirse, dio la justa medida de su mezquindad, acabando con un prestigio, el suyo, tan inmerecido como inexplicable, porque he de reconocer que lo tuvo y que combatirlo me costó más de un disgusto con aquellos a quienes, deslumbrados por su inmerecido y convenientemente cultivado "don de gentes", les costó quitarse la venda para ver quién era en realidad este pequeño faraón.
Dicen que lo que perdía a Gallardón era su afán de cortar cintas,  dejar su nombre grabado en placas conmemorativas o al pie de las leyes que promovió por más retrógradas que fuesen. Afán por pasar a la Historia, un afán parecido al de alguien que, aunque parezca imposible, guarda muchos parecidos con él en su trayectoria.
Estoy hablando, claro está, del presidente en funciones de la Generalitat de Catalunya, experto, como Gallardón, en el derroche, en su afán de trascender y hábil, o no, quién sabe, practicante del arte de huir hacia adelante, porque lo que viene haciendo Artur Mas desde que comenzó la crisis no es otra cosa que huir hacia adelante para camuflar en su nube de tinta independentista su pésima gestión al frente de la Generalitat que ha tenido como consecuencia el desmantelamiento, anterior y quizá más profundo, del estado de bienestar de los catalanes, así como el hundimiento de sus cuentas, incapaz de hacer frente a los compromisos más elementales, en tanto que extendía la presencia de Cataluña en el mundo, en algo que retrataría así una vieja canción infantil "Tanto coche de lujo, tanto boato y en llegando a casa no tienes plato".
En esa loca huida ha acudido a las urnas tres veces, cada vez con peores resultados, ha destrozado la  que parecía indestructible CiU, ha disuelto su propio partido, se ha inventado coaliciones y, todo, para mantenerse, o al menos intentarlo, al frente de la Generalitat, dejando atrás un pasado cada vez más turbio e indigno. Un desgaste en el que él siempre saca la cabeza de entre los escombros, a costa, eso sí, y es mi opinión, de Cataluña y los catalanes.
Su empecinamiento en presidir la Generalitat  de la transgresión, la que desconectaría de España, va camino de descuartizar el sueño independentista, porque, ahora que las bases de las CUP le han dado su no definitivo ha colocado a Cataluña en un impasse en el que los verdaderos problemas de los catalanes, independentistas o no, parecen no tener importancia y, sobre todo, no se resuelven. Dos meses en los que el prestigio de Cataluña en el exterior va minándose poco a poco y en los que el balance entre las empresas que se van y las que llegan es francamente desfavorable para los intereses de Cataluña.
La pregunta es ¿alguien reclamara a Mas algún día toso el dinero y el prestigio que le está costando su aventura a Cataluña? Me temo que no, pero Mas, al igual que Gallardón y tantos otros, debería hacer frente con algo más que su prestigio, que no parece importarle, a tanto desastre.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/

viernes, 27 de noviembre de 2015

EL NIÑO DE RAJOY



A estas horas, raro será el español que no haya visto, pixelado o no, a "Marianito" Rajoy recibiendo sendas collejas de su padre como premio a su desparpajo al criticar a mi viejo amigo Manolo Lama por sus comentarios en el videojuego FIFA, del que, al parecer, es hábil jugador. Mi sorpresa, al ver las imágenes del momento, repetidas hasta la saciedad en todas las televisiones, fue mayúscula, porque no podía creer que un niño de diez años, supongo que escolarizado, estuviese fuera de su casa a esas horas de la noche y, naturalmente, por la ejemplar lección de pedagogía que nos brindó el presidente del Gobierno, propinando, no una, sino dos expertas collejas a su tan redicho primogénito.
Pasada la sorpresa y dejando aparte el castigo físico que, por más en broma que fuese, castigo fue y tan automático que denota la soltura de la costumbre, mi cabreo fue en aumento al caer en la cuenta de la utilización que se hacía de "Marianito" en el afán de humanizar la imagen de su padre, tan poco querido y valorado por los españoles tras estos cuatro años de gestión.
No me gustó ver a ese niño expuesto ante las cámaras, participando en un programa de radio, dentro del alambicado aparato preelectoral con que quienes asesoran al líder y candidato del PP pretenden recuperar en apenas dos meses la penosa imagen con que sale de la legislatura. No me gustó, porque, aunque valiese la excusa de que Marianito quería ir a la radio para conocer a los propietarios de las voces que tanto deben sonar en su casa a la hora de los partidos, el presidente y sus asesores nunca debieron permitir que fuese expuesto a los micrófonos y cámaras.
La presencia de ese niño en lo que no de ja de ser un acto de precampaña me recuerda demasiado a aquel "Alonsito" Aznar jugueteando entre las piernas de sus padres en los actos de su padre. No es bueno que los niños se mezclen en asuntos de adultos y mucho me temo que, a partir de la noche del miércoles, Marianito Rajoy se convertirá en objetivo de paparazzi, si no en algo peor. El mundo de los niños debe ser sólo eso, de los niños y, sacarlos de él, no puede ser bueno.
Está claro que hay gente dispuesta a hurgar en la vida privada de los famosos y los políticos también lo son y no parece lo más adecuado facilitarles la tarea. En eso, el matrimonio Zapatero, también los González, hizo muy bien en preservar la vida privada de sus hijos. Y sólo por una imprudencia del personal de la Casa Blanca circuló la fotografía que sus hijas quisieron tomarse con el matrimonio Obama.
Recuerdo ahora otra pareja que siempre hizo gala de su prole y que supongo ahora arrepentido de ello. No es otro que el matrimonio Pujol Ferrusola cuyas fotos de familia, todos juntos en torno a un sofá, porque esa foto familiar se ha convertido en la base de los distintos croquis con que la policía y la prensa tratan de seguir el entramado corrupto de la que fue la familia más poderosa de Cataluña.
Rajoy hizo mal en inventarse o dejar que le inventaran aquel cuento de la lechera de aquella niña, la famosa "niña de Rajoy", que sería feliz en los mundos de Yupi que pintaba frente a Zapatero, porque si llegase a comparar aquellas promesas electorales con la terrible realidad en que ha crecido junto a sus padres difícilmente se reconocerá en ellas. Pero si mala fue aquella impudicia de candidato, peor fue la de la noche del miércoles, porque "Marianito" es de carne y hueso y merece ser tratado como lo que es, un niño.


Puedes leer más entradas de "A media luz" en http://javierastasio2.blogspot.com/ y en http://javierastasio.blogspot.es y, si amas la buena música, síguenos en “Hernández y Fernández” en http://javierastasio.blogspot.com/