viernes, 26 de febrero de 2016

HUELE A QUEMADO


Si una cosa está dejando clara estos días es que, al periodismo español, a nuestro periodismo, le falta imaginación. Salvo honrosas excepciones, las empresas periodísticas, aplicando estrategias del más feroz de los capitalismos, se han deshecho de todo aquel que rebasase determinada edad, llamémosle antigüedad, y determinado salario  Hay que perdonarles, porque, después de hipotecar sus cabeceras a base de emprender "negocios" delirantes, lo fácil era contratar a una consultora y encomendarle una fórmula, un algoritmo, que permitiera rediseñar sus plantillas, trazando una línea, la línea a partir de la cual, estar en uno u otro lado era razón suficiente para ser despedido, Un fórmula, un algoritmo, en el que la experiencia, las fuentes, los contactos, el criterio o el temple, no suman sino, más bien, al contrario.
Digo esto porque, ahora que los dirigentes del PP y el PSOE tienen que hacerse perdonar esa autarquía de ruedas de prensa sin preguntas, en la que tan cómodamente han vivido, tienen que enfrentarse otra vez a la improvisación sin papeles, a la respuesta refleja, a preguntas no pactadas previamente, y eso, claro, ha pillado a unos y otros, al del atril y a los de abajo, desentrenados. Por eso se habla tanto de "mochilas" y se pide a todo bicho viviente que ponga la mano en el fuego por su compañero de turno y se hace como si no hubiese un mañana.
Lo malo es que a pregunta tipo, respuesta "de serie" y que llevamos demasiado tiempo escuchando que Fulanito o Menganito ponen o no ponen "la mano en el fuego"· por Zutanito. Eso me aburre, del mismo modo que me aburre que se consienta a personajes como la ex alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, "soltar" su largo monólogo exculpatorio, apenas ensayado y repleto de dardos envenenados para amigos y enemigos, con ataques salvajes al Estado de Derecho al borde mismo de la subversión, descarada y chabacana, con un aplomo digno de mejor causa y con un desprecio absoluto a la verdad y a la inteligencia de los ciudadanos.
Hace ya mucho tempo que en el PP huele a quemado. Hace mucho tiempo que sus despachos están llenos de carne abrasada y, cuando se pregunta a alguien si pone la mano en el fuego por alguien, en lo único que piensa es en ese olor a chamusquina que le rodea y se da por satisfecho con que no sea su carne la que se abrasa. Es como cuando empieza a oler a quemado. Lo primero que tratamos de hacer es identificar ese olor, saber si es eléctrico, si es de la cocina, si es madera lo que arde y, a partir de ahí, repasamos en milésimas de segundo si hemos dejado la sartén en el fuego, un aparato encendido demasiado tiempo o un cigarro, el que fume, mal apagado. En resumen, tratamos de averiguar cuál es nuestra relación con el fuego y en cómo ponernos a salvo si el fuego se extiende.
Es el instinto de supervivencia. Es lo que lleva a los dirigentes del PP a ponerse a salvo usando salidas de emergencia como "secreto del sumario", "persecución", "causa general" o, si la cosa se pone fea, arrojándose por la ventana del "y tú más".
Ayer, de la mano de Rita Barberá, vimos las consecuencias que puede llegar a tener poner o dejar de poner la mano en el fuego por ella, Hubo una larga lista de agradecimientos que, como un bumerán, puede volverse en contra de los nombrados y hubo otra de reproches. Es lo que tiene el fuego, que no respeta nada y menos cuando, desde hace tiempo y en todas partes, huele a quemado.