miércoles, 3 de febrero de 2016

¡MANOS A LA OBRA!


Ya está. El candidato que dijo en la cara de Rajoy lo que pensamos la mayoría de españoles: que no es decente, ha sido el designado por el jefe del Estado para intentar formar gobierno cuarenta y tres días después de conocerse el resultado de las elecciones y tras concluir la segunda ronda de contactos con los líderes de los partidos con representación en este complejo Congreso que, entre todos, hemos parido.
Es la primera vez, en treinta y siete años de democracia, que el encargo de formar gobierno se hace al segundo partido más votado y no al primero. O, mejor dicho, es la primera vez que, ante la pasividad reiterada de quien debería haber asumido la responsabilidad de afrontar el reto, Mariano Rajoy como líder de la lista más votada, se hace el encargo a su inmediato seguidor. La tarea que ha recaído sobre las espaldas de Pedro Sánchez es muy difícil, pero no imposible y, por supuesto, tiene que intentarlo.
Para creer que es posible, basta con mirar atrás y recordar lo que se viene diciendo desde hace casi dos años, para comprobar que lo que tienen en común Sánchez y sus socios, lo que tantas veces han dicho y han dejado por escrito es su convencimiento de que la solución de los grandes problemas de este país, problemas como el paro, la corrupción y la política austeridad que ha convertido a España, por detrás de Letonia, en el segundo país más desigual de Europa, pasa por la salida del gobierno de Rajoy y su partido. Y está claro que, si realmente eran sinceros y lo pretenden, basta con acordar las líneas maestras de las reformas precisas para conseguirlo y ponerse a trabajar desde dentro o fuera del gobierno.
Es posible, pero va a ser muy difícil, porque, teniendo, salvo el PP, esa característica en común, son demasiadas, si no las diferencias, sí las barreras que unos y otros han levantado entre sí. Lamentable, porque no parecen darse cuenta de que, tanto como el "pasteleo" que, sin duda, hubo entre PSOE y PP a lo largo de tantos años, los ciudadanos odian la imposibilidad de alcanzar un acuerdo ahora que es posible. Qué no se les olvide, porque no se lo perdonarían. Espero que Sánchez se deje la piel en el intento y que, tanto Iglesias como Rivera, opten por la generosidad frente a la tentación de sacar ventaja en unas hipotéticas nuevas elecciones.
Qué tengan presente, especialmente los partidos "de orden" lo ocurrido en Grecia, donde el fracaso de unos y otros a la hora de formar gobierno llevó al triunfo de Syriza, la izquierda "radical", refrendado dos veces en las urnas. Y es que, cuando la realidad es dura y tenaz, y la española lo es y mucho, de poco o nada sirve maquillarla en las televisiones o en los periódicos. Basta con ver la cara de quienes llevan años buscando trabajo y no lo encuentran cuando les preguntan sobre la recuperación o sobre la creación de empleo que tanto cacarea el gobierno, ahora en funciones.
Ha llegado la hora de pensar en el país. Y el país es mucho más que las casas del pueblo, los círculos o los hoteles en los que se suele reunir Rivera con sus seguidores. El país va mucho más allá de lo que escriben o comentan las plumas y las voces "amigas" en los periódicos, los blogs, las televisiones o las radios. El país, con sus virtudes y defectos, con sus problemas y sus ilusiones, se merece que lo intenten, se merece que lo saquen de este profundo barranco en el que el PP nos ha metido. Lo que la gente desea es que unos y otros, cuantos más mejor, pensando en todos, no sólo en los privilegiados, se pongan a trabajar de una vez para eso que llaman el bien común y que tan a menudo olvidan. Así que ¡manos a la obra!

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

No va a ser tan sencillo que le dejen...ni en su propio partido!

Saludos