martes, 15 de marzo de 2016

ASUNTO DE FAMILIA


Unas grabaciones policiales, ordenadas por el juez que instruye el sumario de la Operación Taula, a la ex concejala de Cultura del PP en Valencia, María José Alcón, la del rostro patético, y quién no, mientras era conducida en coche al calabozo, una mujer muy de la confianza de la ex alcaldesa Rita Barberá, y casada con el ex teniente de alcalde Alfonso Grau, que también la tuvo, hasta que llegó la triste hora de adjudicar los "marrones" municipales, ponen en entredicho la honradez y credibilidad de la senadora menos rentable de la democracia española, puesto que deja al descubierto, con todos sus pelos, señales e intenciones la escandalosa operación de blanqueo, previa a las pasadas elecciones municipales y autonómicas, por la que concejales populares y altos cargos en el ayuntamiento que dirigió Barberá intercambiaron mil euros de sus cuentas corrientes por dos flamantes billetes de quinientos euros de los muchos que atesoraba "en negro” el PP valenciano.
La señora Alcón en una conversación con su hijo Vicente, grabada por el juez, le contó que el partido le había dado esos dos billetes de quinientos euros a cambio de una transferencia equivalente, en concepto de donativo a una cuenta del partido, en un claro ejemplo de lo que las unidades policiales encargadas de investigar la corrupción llaman "pitufeo". Lo más curioso y peligroso para el futuro del PP y la propia Alcón es que la concejala advierte a su hijo que su partido "ha hecho una trampa", lo que le priva de la coartada de la buena fe o la ignorancia, porque revela que en todo momento ella fue consciente de lo irregular del asunto.
Supongo que hay que sólo una madre o alguien que está muy seguro de su impunidad se confiesa tan abiertamente ante su hijo y por teléfono, porque cuando, al tomar conciencia del volumen del dinero blanqueado, Vicente pregunta a su madre si el partido tiene tantos billetes de quinientos euros, ésta le dice que sí, que es dinero de empresas del partido, de empresas, de comisiones, de corrupciones... y que es un dinero que el partido no puede aflorar en sus cuentas. En la misma conversación, María José Alcón, cuya principal virtud no parece ser la prudencia da detalles a su hijo de quien le entregó los polémicos billetes, para devolver esa cantidad impoluta y perfectamente reutilizable en gastos tan fiscalizados, al menos teóricamente, como lo son los de una campaña electoral.
Y si Alcón señala a Mari Carmen García Fuster, la secretaria del grupo municipal, como responsable de entregar el dinero, días después, Alfonso Grau, su compañero en la vida y el partido, imputado en el caso Noos por las declaraciones de la propia alcaldesa Barberá y hoy en el banquillo en Palma de Mallorca, le dice en otra conversación posterior que también figura en el sumario, que se da de baja de un partido, el PP, en el del PP en el que se castiga a los inocentes, suponemos que lo dice por él, para tapar el culo a los verdaderos culpables, suponemos que esto lo dice por Rita Barberá.
Está claro que lo de la corrupción, según el hijo de Alcón, lo único que funciona en España, es un asunto de familia, en el que se confiesa en los teléfonos lo que no se quiere o no se puede decir a las claras, ante un juez o, por ejemplo, en los cumpleaños, la cena de Nochebuena o la comida de Año Nuevo. Y está claro que, bajo el manto de unidad y protección con que los partidos, como algunas familias protegen a sus miembros, destilan hiel y veneno de los peores, dispuestos a aflorar como aflora el dinero negro cuando toca. Basta con tener paciencia y prestar oídos a conversaciones tan jugosas que unas veces recogen los jueces en las escuchas que ordenan y otras entregan en el juzgado ex suegros despechados, como es el caso del hippie, ex yonqui del dinero, Marcos Benavent.
Son asuntos de familia, sin comillas, porque, si la familia en cuestión las llevase, como las lleva el sobrenombre de la Mafia, la omertá, la ley del silencio que castiga con la muerte a quienes la violan, callaría muchas bocas por activa o por pasiva.

Afortunadamente, la familia de la que hablamos no ha llegada esos extremos, Aunque, al paso que vamos, quién sabe lo que nos queda por ver.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Ciertamente lamentable...y les siguen votando !

Saludos