lunes, 4 de abril de 2016

TALONES LEJANOS


No sé si hago bien en escribir sobre este asunto. Sobre todo después de tener noticia del comunicado de los hermanos Almodóvar, advirtiendo de vigilará lo que se publique respecto a su presencia en los nuevos papeles filtrados a  WikiLeaks y obtenidos de un despacho de abogados con sede en Panamá. No sé si hago bien en arriesgarme  a hablar de la presencia de sus nombres en algunos de esos once millones de documentos filtrados, junto a otras "personalidades" de la vida pública española que, en algún momento, han tenido o tienen dinero invertido en lo que se denomina sociedades "offshore", en español ultramar, algo que, hablando de capital, equivaldría a la tan criticada "deslocalización" de los medios de producción.
Aseguran en su comunicado los hermanos Almodóvar, que son los que más rápidamente y con más contundencia han reaccionado a las informaciones adelantadas por El Confidencial y La Sexta que están al corriente de pago de sus obligaciones fiscales en España y no será yo quien lo ponga en duda, porque, de otro modo, las garras de Montoro, no la lengua, que ya lo ha hecho, habrían hecho presa en él. No lo dudo, pero, a mis puritanos ojos de votante de izquierda, educado en una familia católica practicante, tener el dinero o parte del dinero en una de esas sociedades radicadas en pequeños países sin apenas población, llenos de bancos y sociedades que nada producen en ellos y que sólo mueven el dinero a la búsqueda de unas ventajas fiscales que, si no ilegales, si son poco o nada éticas.
Si he comenzado hablando de Almodóvar, ha sido porque, al margen de su advertencia, me provoca hacerlo la enorme decepción que en mí ha causado ver a Pedro Almodóvar, siempre rebelde, siempre al lado del progresismo, en una lista, junto a la tía del rey Felipe, la esposa del ex ministro Cañete y sus hermanos, los Domecq, o al maravilloso futbolista de turbias finanzas Lionel Messi. Nunca lo hubiese imaginado y aún me cuesta creer que lo haya hecho, no porque no le crea capaz de hacerlo, sino por el daño en su imagen que provoca en sus admiradores. No me han sorprendido tanto otros nombres como los de Pilar Borbón, hermana del rey Juan Carlos y esposa de uno de los fundadores de un importante despacho de abogados que se ofrece diciendo que "tiene como objetivo aportar valor a nuestros clientes mediante estrategias legales innovadoras y de éxito". Tampoco me sorprendió en el caso de Micaela Domecq y sus hermanos, porque Micaela y su marido, Miguel Arias Cañete, hoy comisario en Bruselas han estado al frente de empresas de ética dudosa, como esas gasolineras piratas ancladas frente a nuestras costas que suministran a cuantos buques lo demandan combustible barato procedente de Gibraltar.
Y qué decir de Messi y su padre que han vuelto a traicionar una vez más la imagen que del jugador del Barça tienen sus seguidores. Ya quisiera yo que su ética en la vida real fuese la décima parte de su genialidad en el campo. Messi y los demás son de esos que piensan que lo suyo es suyo y que no se paran a pensar que sus taquillazos, sus derechos de imagen, sus salarios, los suculentos beneficios de sus negocios o sus asignaciones provienen de lo que pagamos el resto de ciudadanos en impuestos o en entradas, ciudadanos que las están pasando de todos los colores, entre otras cosas, porque en la vieja Europa y no sólo en ella, llevarse a las islas Vírgenes, las Caimán o cualquier otra la espuma del beneficio que sobrenada de la fermentación de los ciudadanos que dependen de un pequeño negocio, una pensión o una nómina.
Almodóvar tiene todo el derecho a defenderse de que su nombre figure, junto al de personajes tan siniestros como Putin o algún otro de los que han aparecido en la nómina de los papeles del despacho Mossak & Fonseca, una especie de supermercado de trampas financieras. Tiene tanto dinero a hacerlo como nosotros a cabrearnos después de saber de sus "talones lejanos". Yo, le pese a quien le pese, con esas “advertencias” o sin ellas, pienso seguir diciendo que, aunque ahora esté en paz con la ley, lo suyo en aquellos años de su particular “boom” no fue ético.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Y esto sólo es una pequeña parte....