Lo que sentí ayer, al enterarme de que el PP pedía la
anulación del juicio recién abierto por la trama Gürtel, fue una mezcla casi
perfecta de sorpresa, indignación y vergüenza. Una sensación de hastío,
asco y cansancio, al comprobar que quienes gobiernan, aunque sea en funciones,
y pretenden seguir gobernando este país se creen por encima del bien y del mal,
están tan seguros de su impunidad que no les importa volcar los cubos de la
basura -habría otra forma aún más cruda de decirlo- sobre la justicia y, de
paso, sobre todos nosotros.
La sensación que tuve es la de que este país se ha quedado
huérfano de defensores, con un PSOE de rodillas y a sus pies, descuartizado y malamente recosido, un
partido-esperanza, Podemos, desquiciado en su esquizofrenia, vendiendo una y
otra vez las pieles de osos que aún no ha cazado, y una prensa esclava de sus
amos, que no son otros que los fondos de inversión que les rescataron de la
resaca de sus borracheras multimediáticas. Y, ya se sabe, el dinero siempre se
coloca de la parte del dinero.
No me gusta lo que veo y no me gusta lo que siento. No me
gusta esa soberbia ciega de quienes nos quieren llevar a unas terceras
elecciones a la espera de mejorar su botín, como tampoco me gusta la arrogancia
de quienes creen que se harían con los despojos de un PSOE descuartizado, sin
pensar que la alternativa elegida por la mayor parte de los disconformes y
decepcionados suele ser siempre la abstención.
Con este panorama y ante la perspectiva de que del juicio
por el caso de corrupción más grave que ha llegado a los tribunales en este
país, salgan condenas para algunos de sus dirigentes sentados en el banquillo o
que haya encausados que quieren mejorar su condición recelando la parte de la
trama aún oculta, el PP ha tirado de manual y, abusando del carácter garantista
de nuestras leyes, pretende irse otra vez "de rositas", como ya se
fue de rositas hace dos décadas, en el "caso Naseiro", después de que
todos conociésemos la transcripción de unas conversaciones grabadas a un
concejal valenciano, en la que se repartían, tan obscenamente como años
después lo haría Alfonso Rus, las mordidas y comisiones cobradas a
constructores y contratistas.
Pretenden que, como los tres monos sabios de la mística
japonesa, después de ver y oír, sigamos con la boca cerrada y aceptemos la
triquiñuela de su defensa, ejercida por el letrado Jesús Santos, que ayer pidió
la anulación del juicio, alegando que las escuchas autorizadas por Garzón, pero
solicitadas por los fiscales y la policía, a los implicados entonces detenidos
y sus abogados eran ilegales, algo que ya intentó el PP, sin conseguir, como
pretendía, desmontar todo el proceso por esta causa. Pero, por pedir, que no
quede. Aunque, con ello, se pongan otra vez del lado de su odiado Luis Bárcenas
que, ante la negra perspectiva de ser condenado, intenta, a la desesperada,
anular el juicio.
Lo más curioso y que nadie ha dejado de señalar es que el
abogado que puso voz a la petición del PP ante el tribunal fue Jesús Santos,
antiguo teniente fiscal en la Audiencia, al que recuerdo del brazo de Baltasar
Garzón, al que ayer atacó sin piedad, instruyendo causas contra ETA, en las que
más de una vez se emplearon métodos parecidos a los que ahora pretende usar
como excusa para la anulación.
Qué curioso resulta que dos piezas clave de la guerra contra
el juez Garzón, verdadero artífice de la causa contra el PP. el ex juez Javier
Gómez de Liaño y, ahora, el ex fiscal Jesús Santos, hayan sido piezas
importantes en la Audiencia Nacional y hayan sido compañeros de Garzón. Se ve
que los hay que no se conforman con la dignidad y el sueldo de la carrera
judicial y fiscal y saltan al otro lado del estrado, donde su nombre y su
prestigio garantizan buenos clientes y mejores minutas. Además, hay jueces que se dejan adular y regalar por el PP y publican en sus mediosy luego hay que recusarlos para que no torpedeen los casos abiertos contra su partido "amigo". Está claro que, también en este
campo, el PP tiene las puertas giratorias bien engrasadas.
1 comentario:
Realmente acertado...
Publicar un comentario