No temáis. No me he vuelto loco. Aunque de la razón al
esperpéntico presidente que han elegido en libertad millones de
norteamericanos, no me he pasado al bando de los que creen que todo vale, que
no está mal aplicar políticas de mano dura de vez en cuando, que, si no me
gusta lo que dicen o escriben de mí, les cierro la emisora o el periódico y a
otra cosa. No. no comparto con este excéntrico niño de papá que, de bancarrota
en bancarrota, con su labia y su conociendo profundo de loa más bajos instintos
de la masa ha llegado a la Casa Blanca, para llenarla de vulgaridad, odio y, al
tiempo, de corruptelas e intereses bastardos.
Trump, insisto, tiene razón. La tiene cuando dice que por
qué no votaron todos esos que el sábado se manifestaron en Washington y otras
grandes ciudades de los Estados Unidos y el resto del mundo -no en España, por
cierto- para reclamar atención sobre todas sus reivindicaciones, que, ahora,
con ese monstruo en la Casa Blanca, corren peligro. Tiene razón porque, es
verdad, muchos de los centenares de miles de manifestantes del sábado no
consideraron demasiado importante expresarse con su voto ese primer martes de
la primera semana de noviembre del año electoral. Porque ¿dónde se metieron el
pasado ocho de noviembre? ¿por qué se quedaron en sus casas? ¿a quién quisieron
castigar con su desdén hacia la candidata Clinton
Por desgracia, Clinton tiene razón al hacer la pregunta.
Quizá por eso abandonó enseguida esa crítica tan impulsiva y tan lejana a sus
intereses, quizá por eso no volvió a ese tuit tan sincero que podría abrir los
ojos de quienes reclaman en calles y plazas que se escuche su voz y lleguen a
la conclusión de que nadie mejor que ellos mismos para defender sus intereses,
colocando en el poder a quienes mejor los defiendan.
Está claro que Bernie Sanders hubiese sido mejor presidente
para muchos elecciones, está claro que ese representante delos verdes estaba
más cerca de quienes creen más en el futuro que quien, como Hilary Clinton,
tiene demasiados intereses en el sistema, porque es casta y lo es desde hace
décadas, está claro que la gente de bien no puede ni debe olvidar el rostro de
la entonces secretaria de Estado, siguiendo en la sala de crisis de la Casa
Blanca la salvaje operación de exterminio de Bin Laden, llevada a cabo por los
comandos norteamericanos. Está claro, pero no por ello hay que dejar el país,
nuestras ciudades, nuestro trabajo, nuestra educación, nuestra salud y nuestro
futuro en manos de quien nos desprecia y sólo ve en nosotros tontos útiles que
le permitan jugar a presidente para ajustar cuentas con quienes no soportan la
arrogancia del oropel de su cola de pavo real.
Entiendo, es fácil, la frustración de quien creía en una
tercera vía hacia la Casa Blanca. Entiendo, incluso, s Susan Sarandon, cuando
dijo que no votaba con la vagina y que, por eso, no daría su voto a la señora Clinton
sólo por ser mujer. Entiendo también a quienes se dejan llevar por el desengaño
de sus años de paro, de la violencia en las calles, del deterioro de los
barrios. Pero, insisto, esa no debe ser excusa para soltar un gallo como Trump
en el corral del mundo.
Lo entiendo y, a la vez, tengo claro que el millonario
hortera no va a durar ni, mucho menos, va a repetir mandato, pero, cada minuto
que Trump pase en el despacho oval, el mundo será un poco peor. Y dudo que esa
fuese la intención de quienes se quedaron en casa porque Hilary Clinton no era
lo bastante buena para contraponerla a tan arrogante hortera.
Trump tiene razón, hay que expresarse por todos los medios,
pero también, claro, con el voto. Y el que se queda en casa en día electoral o
lo dispara en salvas, en lugar de sumarlo a una alternativa posible, y no hablo
de elegir a los diputados de un parlamento, sino de elegir un presidente, lo
está entregando, está votando, al que gana, por más que quiera vestirlo de
exquisitez o responsabilidad.
En resumen. No me he vuelto loco, porque nadie puede negar
que Trump tenía razón cuando escribió su tuit preguntando por qué todos esos
manifestantes no habían votado.
1 comentario:
Siempre interesante...
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