Vivimos malos tiempos para la verdad y la razón. Cada día,
cada hora, a cada minuto se nos presiona desde uno y otro lado para aturdirnos.
La publicidad forma parte de nuestras vidas en el salón de casa, a través de
las imágenes de pantalla de nuestro televisor o martilleando desde los
altavoces nuestros oídos, en la calle en vallas y carteles, en nuestro teléfono
no tan listo o no para quienes se creen tan listos... en todas partes y desde
todas partes, por todos los medios, la publicidad trata de sustituir en nuestro
cerebro las ideas y los razonamientos que llevan a ellas por sensaciones que no
siempre se corresponden con la realidad.
En política, los políticos, lo saben muy bien. Por eso, de
toso su entorno, de eso que dicen "staff", el responsable de
comunicación, el "publicista" lo llamaría yo, se convierte en la
pieza clave de todo lo demás. Y, de alguna manera, lo es, porque es quien
"viste" nuestros deseos para transmitirlos a esos que llaman
"los ciudadanos", pero que, por desgracia, sólo suelen interesar como
electores. También ese responsable de comunicación y su equipo se ocupan de
disfrazar lo que sus jefes, quienes les dan el salario cada mes, hacen mal o a
regañadientes, de "vestir el muñeco", vamos.
Por eso, hace ya más de una década, y de esos polvos vienen
estos lodos, el Partido Popular disfrazó sus ansias por volver al gobierno para
hacer los que viene haciendo en estos últimos cinco años. Y la disfrazo de
recogida de firmas, de boicot al cava y al fuet catalanes, haciendo creer a la
gente sencilla que el deseo de más autonomía por parte de los catalanes
recogido en el estatuto legalmente aprobado era una afrenta contra la
integridad de su nación. Y lo hizo sin pararse a pensar en las consecuencias o,
lo que sería peor, sin que las consecuencias le importasen lo más mínimo.
Ahora, trece años después, el "problema" catalán
se ha agudizado, los discursos y diatribas se han enconado y gran parte de los
catalanes están convencidos de que todo lo malo que les ocurre es por culpa del
"estado español" y de que la única solución es la independencia. Así
que, después de tanto tiempo, el problema se ha convertido casi en irresoluble
y el enconamiento no podía ser peor, pero, eso sí, el PP lleva cinco años en el
gobierno.
Mientras tanto, en el PSOE, que empezó este viaje en el
gobierno, en los dos gobiernos, el de Cataluña y el de España, por dejarse
llevar por las encuestas, por dejarse arrastrar por el torbellino de encuestas
y opiniones tan volátiles e imprecisas como sabemos, fue diluyendo su credo
federalista para hacer una política seguidisita de la de PP que, sin darle el resultado
apetecido, nadie como el autor original para interpretar una milonga, acabó
erosionando al PSC para dejarle en partido casi testimonial.
En "el otro lado", el partido que sacó al PSC del
gobierno de la Generalitat, agobiado por todo lo que se estaba conociendo sobre
su corrupción y la de alguno de sus dirigentes, entre ellos el gran patriarca
Jordi Pujol, volvió a seguir v la táctica de éste defendiéndose tras los
símbolos de los envites de la Justicia, envolviéndose en la senyera, ahora
estelada, y reclamando como suyo el apoyo de todos los independentistas
A partir de ahí ese diálogo de sordos que no arregla nada y
que aleja cada vez más a la gente de buena voluntad de Cataluña y fuera de
Cataluña a la que nada se le ha perdido, salvo el dinero de sus impuestos en
las cuentas de CiU. Hoy, después de ese largo tira y afloja al que nos han
abocado Mas y su "conversión" al independentismo y el silencio tóxico
de un presidente del gobierno de España que se vuelve de espaldas a los
problemas hasta que se diluyen o nos revientan en la cara a todos.
Donald Trump tiene como consejero áulico a un periodista de
esos que no permiten que la verdad les estropee un reportaje y, por lo que
parece, Mas, que hoy se sienta en el banquillo junto a Joana Ortega e Irene Rigau,
debe tener otro propagandista de igual calibre muy cerca de él. Alguien que
desde las sombras ha coreografiado esa procesión cívica que ha seguido a Artur
Mas hasta las escaleras que conducen al banquillo de su martirio,
Lo han conseguido, porque ya no se habla de lo que nos
“venden", de lo que los catalanes y los españoles nos estamos jugando sino
de lo que aparece en su fascinante propaganda., aunque sea a costa de dar día
libre a los funcionarios que deberían trabajar para los catalanes o de tener esperandomás de media hora a algo tan serio en democracia como lo es un tribunal.
1 comentario:
Muy bueno...
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