viernes, 5 de mayo de 2017

FALTA DE COSTUMBRE


Si os digo la verdad, entiendo los nervios de la candidata Susana Díaz y su gente. Y, si los entiendo, es porque no esperaban esto. Pensaban que, con la suma del aparato del partido, la ofensiva mediática y la posición institucional que le da a la candidata ser presidenta de Andalucía, el histórico granero de votos del partido, difícilmente, el "guapito" del cartel, el tonto útil al que pensaban manejar para seguir con los chanchullos y las componendas de su acomodado sanedrín de "yayopastas" y quienes les enjabonan, iba a enseñarle los dientes a la elegida por el aparato.
No se lo esperaban. Hacían bromas, ellos y sus tragaperras parlantes, con el coche del defenestrado, ese en el que estaba dispuesto a recorrer España y que tardó en arrancar. Lanzaron bulos sobre el estado de ánimo de Sánchez, hablaron abiertamente, ellos o sus voceros, de depresión. Le cerraron su oficina de campaña, trataron de cortar el flujo de donaciones que llegaba a la candidatura, invocando al Tribunal de Cuentas, ese mismo al que históricamente los partidos se han pasado por el arco del triunfo, hicieron todo lo posible para hundir el barco del ex secretario general, el primero y último que, hasta el momento, se había elegido directamente por os militantes, pusieron clavos en las ruedas de su coche metafórico y, al final, olvidaron lo fundamental, porque se olvidaron de esos mismos militantes cabreados como sólo se cabrea quien cree en la democracia participativa y ve como echan por tierra sus votos y la tradición progresista de un partido que llevaba más de un siglo diciéndose de izquierdas y comportándose más o menos como tal.
Por eso se lanzaron a la caza del aval, un trámite previsto para desbrozar las primarias de candidatos sin posibilidades, con el que, así se ha dicho, el aparato "ficha" a cada militante, porque, a diferencia del voto, el aval ha de ser nominal, de modo que cada avalista quedaría señalado por la sombra del candidato elegido. Toda una guerra de nervios y de presiones que, sin duda, puede influir en el ánimo de quien pretenda "hacer carrera" en su agrupación y ya se sabe, porque lo dejó dicho Alfons Guerra, que "el que se mueve no sale en la foto"
Por eso están tan sorprendidos, porque si, como dicen, el miedo guarda la viña, casi sesenta mil militantes del partido han optado por arriesgar las uvas y algunos más han dado su aval a Susana Díaz cruzando los dedos. Porque una cosa está clara: Pedro Sánchez puede estar seguro de todos sus avalistas, mientras que entre los de la presidenta andaluza hay mucho dedo cruzado a la espalda.
No hay duda de que, en Ferraz, la gestora de parte y los de siempre, reinan la sorpresa y la duda. No hay más que ver los rumores que hicieron circular nada más ver la cantidad de avales presentados por Sánchez, dando a entender que no todos iban a ser válidos, algo que, de madrugada, avanzado el lógico proceso de comprobación, parece descartado. Pero, por si acaso, lo dijeron, que algo queda y diluye la euforia del "casi empate" de la elegida y el electo.
Algo deben temerse los de siempre, porque una de sus voces más señaladas, la del extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se ha apresurado a proponer un enjuague muy de los suyos: que se retiren los tres candidatos, para que el partido, como si el partido fuese otra cosa que sus militantes, eligiese al candidato- Está claro que Ibarra se refiere al aparato, su aparato, y que no quiere ver de nuevo a Sánchez como secretario general.
Una prueba más de ese nerviosismo del que os hablo es ver de qué modo han respirado esta mañana las tragaperras parlantes, que no han hecho otra cosa que hablar del populismo de Pedro Sánchez y que tildan de trumpista a quien "osa “hablar, como yo, de "aparato" o "nomenclatura". Está claro que es equivocan quienes han creído tener al PSOE y sus militantes bajo control. Al partido quizá. no hay más que ver de qué manera forzaron la salida de Sánchez. pero, a la militancia, ya vemos que no. Ya veis, es la falta de costumbre de escuchar a las bases y la viciosa y egoísta estrategia predicada y practicada por Rajoy de "mirar para otro lado, cuando hay que hacerlo".

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Muy buen artículo...