lunes, 8 de mayo de 2017

IMPOPULISMOS


Curiosa reacción la de los hasta ahora grandes partidos españoles felicitándose por el triunfo de Emmanuel Macron en las presidenciales francesas. Los dos, PP y PSOE, contentos y aliviados por la derrota de Marine Le Pen, pese a su preocupante crecimiento en votos. Contentos, porque es lo que toca fingir, cuando, en realidad, lo que han demostrado las presidenciales francesas es que, después de décadas de gobernantes abusando de la democracia y, con ella, de la paciencia y la capacidad de aguante de los señalados para pagar la crisis, los trabajadores, las clases medias y, sobre todo, la de los jóvenes, tras años y años de  mirar para otro lado porque habían decretado que había que hacerlo, los votantes franceses lo que en realidad han dicho es que ya no quieren tener en la presidencia de la república a quienes vienen dándoles la espalda, imponiendo una austeridad que ellos nunca han practicado, quitándoles el trabajo, mientras daban sueldos por nada o casi nada a sus esposas, sus hijos o sus amigos, han dado la espalda a quienes les hablan de patria y colocan sus beneficios y sus botines en paraísos fiscales.
Los franceses han dado la espalda a quienes les hablan de populismo, a quienes tratan de inculcarles el miedo al populismo, cuando nada hay más populista que servirse del miedo ajeno en beneficio propio. a los del "prietas las filas" y la demanda del voto útil durante dos meses, para olvidar, en los cuatro o siete años que siguen, los viejos errores, poniéndose al servicio de los especuladores, convirtiéndose en el engranaje necesario para arrasarlo todo, llevándose por delante la dignidad y el bienestar de aquellos a los que, sirviéndose del miedo, pide el voto.
En Francia, más que contra el demonio del populismo, han votado contra el impopulismo de los que han sobrepasado todos los límites del abuso y creo que aquí, en España, no tardará en ocurrir algo parecido, porque los dos grandes partidos "de siempre", PSOE y PP, han pecado de impopulismo. Uno y otro han dado la espalda a la gente, practicando el despotismo más absoluto, actuando como agentes de una superestructura parásita que, después de expoliar los territorios coloniales en África o donde fuese ha pasado al expolio de las propias metrópolis, arrasándolas para convertirlas en un erial inhabitable.
Rajoy ha dado muestras inequívocas de no sentir el más mínimo respeto por sus votantes y de pensar en lo de todos, lo público, como en un futuro botín a rapiñar para sí y para quienes le sostienes que, por desgracia, están más allá de quienes le votan. Su partido corrupto es cada vez más impopular. Ya, ni en los taxis se habla bien de él. Ahora, quienes guardan silencio en las colas son sus partidarios, que esconden el voto y la opinión a quienes, con razón, le critican. Se ha hecho impopular, como se han hecho impopulares quienes le rodean, obligados por la cobarde sumisión de quien quiere "hacer carrera" en el partido o por el miedo a ser delatados por todos esos chorizos que, en algún momento, han pagado sus sueldos, sus viajes o sus campañas. Ya no convencen ni él ni los suyos, porque queda poco infierno con el que amenazar más allá del infierno en que nos están haciendo vivir.
Rajoy se ha convertido en impopular, como Susana Díaz y el aparato del PSOE al que representa se está haciendo cada vez más impopular. La presidenta andaluza, está empeñada en una huida hacia adelante que la rescate de la impopularidad que "le" crece en Andalucía, donde el reverencial respeto al viejo partido que gobierna desde hace tantos años es cada vez menor, donde decisiones, como las tomadas en la Sanidad Andaluza, tomadas de espaldas a los ciudadanos y a sus intereses son cada vez más contestadas. Por eso está empeñada de derrotar, como sea, a Pedro Sánchez, por eso le acusa de impopulismo, porque sabe que, por lo que sea, está escuchando a las bases, las mismas bases que ella y el aparato burlaron en aquella vergonzosa tarde en Ferraz. Susana Díaz, más que le pese, es cada vez más impopular, tanto o más que lo es Rajoy.
Lo de ayer en Francia, como puede serlo en España en cuanto se pongan las urnas, fue un voto contra el impopulismo que allí y acá lleva años gobernándonos.

1 comentario:

Mark de Zabaleta dijo...

Muy buen artículo...