viernes, 1 de diciembre de 2017

¿CREE EL LADRÓN... ?


Me sentí muy ofendido ayer, cuando escuché a Sergi Sabrià, portavoz y jefe de campaña de Esquerra Republicana de Catalunya, anunciar que su partido estaba reclutando hasta seis mil interventores que, sumarlos a los ocho mil que suele convocar en cada convocatoria electoral, velarían para impedir un "pucherazo" el próximo día 21 de diciembre.
Sabrià está en su derecho de movilizar a su gente como quiera. Si algo ha quedado claro es que sus convencidos, además de muchos, lo son mucho y que los militantes y simpatizantes de ERC tienen necesidad, como los árboles necesitan el agua, de que alguien riegue sus convicciones con el agua del agravio, la duda y el martirio.
Y no sólo eso. Creo que ERC y tanto o más el PDECat llevan das, si no semanas, curándose en salud de la posibilidad de que las urnas no les sean tan favorables como, de momento y sobre el papel, les son las encuestas. Tienen miedo de que el daño causado a la economía y el empleo el "procés" les pase factura, cuando los ciudadanos, los convencidos y todos los demás, incluidos los que hasta ahora "pasaban" de votar, una vez solos ante las urnas, ejerzan su derecho a expresarse con garantías, libre y discretamente, para expresar su conformidad, o no, con lo que ha venido ocurrido en los últimos meses, reconfigurando o dejando tal cual el Parlament que surja de las urnas.
Las veladas acusaciones de Sabrià ofenden. Entre otras cosas porque este país lleno de defectos, con una democracia imperfecta que permite gobernar a partidos como el que nos gobierna, pero que no ha dejado lugar a la duda sobre resultados de los centenares de convocatorias electorales, autonómicas, generales o locales que, en cuarenta años de democracia, imperfecta, pero democracia, que llevamos ya a nuestras espaldas.
Es muy feo y un tanto canalla eso de sembrar la duda entre los ciudadanos. Sobre todo. porque, en estas, como en el resto de elecciones, hay un ejército de ciudadanos que, como interventores de todos los partidos, como funcionarios, de justicia o de policía, evidentemente también los mossos, velan, con la supervisión de las juntas electorales correspondientes por la limpieza de éste y los demás procesos.
Me temo que lo que ocurre, es que, si como parece que está a punto de ocurrir, el Supremo pone en libertad a los jordis y a los ex consejeros de Puigdemont encarcelados, a ERC y a sus ex socios del PDECat les van a quedar pocos argumentos en la campaña, porque van a dejar de tener sentido los hologramas del president en fuga ni la coreografía, tan de Batasuna ella, del paseo de los retratos de sus "mártires" encarcelados.
Toda una faena que el equipo de guionistas de los soberanistas, ese que un día habla de muertos y de penurias a consecuencia del 155, otro, de la solidaridad europea, al siguiente, o a las pocas horas, de la necesidad de salir de la pérfida UE, por no hablar de aquella DUI que no fue unilateral y, si lo fue, lo fue como diabólico invento de "Madrid".
El discurso de los soberanistas se desmorona porque no hay tanques por las calles y en unas horas ni siquiera va a haber presos. Sólo un carísimo president en el "exilio" que, en su desesperación y más que, aburrido, practica el tiro al plato a ciegas, improvisando un día sí y el otro también en exóticas entrevistas, nunca a medios españoles, corriendo el peligro de convertirse, como el Manneken Pis, en otra atracción de la aburrida capital belga.
A ERC le sobra la "mano de obre" em la misma proporción que le faltan los argumentos y va camino de revelarse como una estructura piramidal, de esas que estafan con inversiones, cosméticos, sellos o detergentes, hasta que, al final, los sufridos militantes de la base. de la pirámide, claro, y los votantes comprueben que los de la cúspide habían vivido muy bien a su costa y que, en realidad, no había nada.
Después de ese espectáculo tan lamentable del 1-O, en el que las porras de unos y las urnas de quita y pon y el censo y los escrutinios fantasma, ERC, preventivamente, ha acusado a la democracia española de ser capaz de dar un pucherazo ¿Será porque, como reza el dicho, "cree el ladrón que todos son de su condición?